𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 17 salida de hermanos

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Llegué a casa y, como era de esperarse, solo me esperaba mi hermano entusiasmado. Luu me preparó algo de comer y aprovechó para darme muchos abrazos, ya que me extrañaba. Hoy en la casa hay una cena que mi padre organizó para presentarme a algunos empresarios de la industria del boxeo.

Fui a mi enorme clóset, pero no me gustó absolutamente nada de lo que tenía allí. Creo que mi estancia en el instituto me ha cambiado el estilo.

Toc, toc, toc.

— ¡Pasa! — grité para que mi hermano entrara.

— Holis, mi pedacito — me abrazó.

— Ay, Alisson, ya. — le hice un poco de presión para alejarlo — Te extrañé, bobo. — lo abracé más.

Mi hermano siempre ha sido mi pedacito, es mi otra mitad del corazón, es mi pedazo de cielo y, sobre todo, mi felicidad. Es mayor que yo, me lleva 6 años, es súper guapo y la verdad se parece mucho a mi papá físicamente. Él es parte del equipo empresarial de mi padre y su relación con mamá es mejor que la mía con ella.

— Oye, me voy a probar unos cuantos outfits y me dices qué tal. — le tiré un besito en el aire y me adentré en mi clóset.

Tomé un vestido largo pero negro liso, me lo coloqué y salí para que mi hermano diera el visto bueno.

— ¿Qué tal? — dije.

— Mmm, te queda muy bien, pero pareces que vas a un funeral.

— Eres un tonto.

Volvi a entrar y salir varias veces más de mi clóset, pero ningún outfit me quedaba.

— Vamos de compras — propuso Alisson.

— Me encanta — se me iluminaron los ojos.

Salimos de la casa. Yo me vestí súper casual, no usé maquillaje, solté mi cabello y listo.

— ¿Dónde se ha metido el señor Toni? — pregunté a mi hermano por el chofer, mientras estábamos parados en la entrada de la casa.

— No nos vamos con Toni — me miró — Nos vamos en mi auto — sacó sus llaves y me las mostró orgulloso.

— ¡Me encanta! — le di un beso en la frente — Vamos.

Fuimos por el auto y entramos en él. Pusimos la música favorita de los dos (UNTIL I FOUND YOU), subimos el volumen súper alto y cantábamos a todo pulmón. Yo iba en el asiento de copiloto y mi hermano amablemente me hizo señas para que pusiera bien mi cinturón.

— Te amo — dijo inaudible — Me lanzó un beso.

Le dediqué una sonrisa.

El trayecto estaba siendo perfecto, ir de compras con tu persona favorita, un tema sonando a todo volumen y una vista hermosa. Eso es perfecto.

Él pausó la música de repente.

Lo miré confundida.

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué pasó entre mamá y tú? — soltó.

— Mamá... Mmm, solo discutimos.

— ¿Una discusión normal?

Negué con la cabeza y volví la mirada a la ventanilla.

— Sabes que puedes contarme, ¿verdad?

Asentí.

— Ella... ella me sobrecarga. Estoy harta de eso. Ella empezó con sus órdenes y me cansé y exploté y le dije cosas — bajé la mirada — y... ella me dijo... cosas muy hirientes.

— ¿Nada más? — preguntó mi hermano preocupado y con una cara triste.

— Ella me pegó... — detuve rápidamente una lágrima que amenazaba con salir.

— ¿Mamá hizo eso? — preguntó asombrado.

— Sí... pero tranquilo, no lo tomes personal. Será mejor que no te entrometas, hermano.

— Tú no mereces nada de eso. Y no lo voy a permitir. Inmediatamente pase todo esto de la cena, me haré cargo.

Sonreí.

Empezó a sonar "Those Eyes", una canción que nos encanta.

Parqueamos el auto y luego bajamos.

— ¿Antes de vamos por una malteada, ¿sí?

— Vamos — hablé.

Mi hermano sí que me conocía, sabía que me encantan las malteadas.

Luego entramos a varias tiendas, pero nada absolutamente nada me gustó. Entramos a otra de chicos y mi hermano se probó un traje que le quedó divino.

Aún no encontramos nada para mí y decidimos ir a almorzar. Fuimos por una pasta italiana deliciosa, aprovechamos y tomamos algunas fotos.

Volvimos a otra tienda y allí vi un hermoso vestido. Era corto, elegante, con escote en la parte del pecho y de color verde beige.

— Este me encanta — dije saliendo del vestidor.

— Hermanita, te queda precioso. Ese es, vámonos.

Reí ante su actitud de desespero.

Pagamos y salimos de allí.

Caminaba del brazo de mi hermano, eso es algo que me gusta y me da seguridad.

— Te tengo una sorpresa — soltó.

— Ah, sí? ¿Qué es? — pregunté inquieta y haciendo un puchero.

— Ya verás.

Llegamos a un lugar súper lindo, pero aún no sabía qué era. Abrimos las puertas y sorpresa para mí. Era una librería enorme y con un ambiente bastante acogedor.

— Puedes tomar los que gustes — me guiñó un ojo.

— Ay, gracias, hermano. Tenía muchas ganas de venir. ¡Te amo! — le di un beso y fui corriendo a los estantes.

Por si volvemos a vernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora