DIEZ: 2024 - PARTE 1

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Alias "El permitido".

Capítulo extra exclusivamente hecho por y para Enzo Pérez por su cumple. El festejo se puso especial y por eso lo comparte con EnzoF y Marcos Rojo. Son 15 mil palabras intensas, con muchas sorpresas y un poco de trasfondo en la historia.

Así que feliz cumple a mi persona favorita, Enzo Nicolás 💜


Enzo se arrepentía de haberse tenido que alejar de ese calorcito de la cama y de la espalda en la que siempre terminaba durmiendo. Pero hacía un calor de morirse y estaba en la obligación de levantarse a preparar el desayuno para despertar al mayor.

Estaba en la cocina y sonaba Acompáñame a estar solo de Arjona. Enzo no pudo evitar sonreír cuando apenas prendió el parlantito bluetooth, empezó a escucharse ese tema, porque el último que había estado usando el dispositivo había sido Enzo Pérez, y siempre ponía esos románticos mientras cocinaba, limpiaba la casa o cuando Enzo se encerraba en la habitación para ser Jeremías.

A Enzo le encantaba pensar en esos momentos de paz del mayor en los que simplemente estaba tranquilo y nada lo molestaba. Hacía aproximadamente un mes que vivían en su nueva casa, lejos de todo lo que habían conocido y vivido juntos, por el nuevo camino futbolístico de su hombre. Lo veía más relajado y en menos conflicto con su propia cabeza, así que Enzo sabía que, a pesar de haber tomado una decisión muy difícil, había sido lo correcto.

Enzo extrañaba su casa y a su familia, pero Enzo Pérez era su familia ahora y había decidido y prometido acompañarlo hasta el fin del mundo si era necesario. Si el mayor era feliz, Enzo era feliz. Y Enzo era realmente feliz con el amor de su vida a su lado.

Seguía sonriendo mientras tarareaba la canción y sacaba del molde los brownies que había cocinado a la madrugada, a escondidas del mayor. La pava eléctrica estaba a un costado de la mesada, calentando el agua para el mate que ya estaba preparado. Una de las razones por las que se había levantado muy temprano fue porque tenía que recibir el pedido que había encargado con una bandeja de desayuno ya preparada. Aparte de eso, había hecho los brownies y unas galletitas de maicena que le habían salido buenísimas.

Se había pegado una ducha apenas se levantó, pero ya se estaba muriendo de calor, y solo tenía puestos unos shorts diminutos. Soltó un suspiro pesado cuando terminó de cortar los brownies y los puso en un platito al lado de las galletitas. En el parlante arrancó a sonar Déjame llorar de Ricardo Montaner cuando empezó a cargar el termo con el agua caliente.

Enzo cantó y pensó en que habían armado con el mayor esa playlist, tirados en el sillón, con las piernas enredadas y el pecho de Enzo Pérez tibio abajo de su cabeza y su mano acariciando su pelo. Se habían puesto de acuerdo en todo y habían aceptado entre risas que eran como dos señoras de cincuenta años, pero ninguno hizo nada por no escuchar la playlist cada vez que podían.

Terminó de poner todo en la bandeja con el pedido y se le ocurrió una idea. Buscó en la playlist una canción y la puso. Metió el parlantito en la bandeja y emprendió el camino de vuelta a la habitación. No pudo evitar sonreír cuando encontró al mayor boca abajo en la cama, con la cabeza abajo de la almohada y las sábanas enredadas en sus piernas, que claramente las había querido patear lejos por el calor.

Enzo dejó la bandeja en el mueble y caminó hasta la cama con el parlantito en la mano para dejarlo encima de la mesita de luz del lado donde dormía el jugador. Una sonrisa pícara decoraba sus labios cuando subió el volumen en el momento justo que arrancó el estribillo de Señora de las cuatro décadas de Arjona.

No pudo retener más la risa cuando vio temblar la espalda del mayor y su cabeza salió de su escondite en la almohada. Enzo Pérez lo miró con los ojos achinados por el sueño, las cejas arrugadas por no entender ni dónde estaba y la cara llena de marcas de las sábanas, hasta que desvió la mirada al parlantito arriba de la mesa de luz y arrugó todavía más las cejas cuando se dio cuenta de qué canción estaba sonando.

mi nombre es jeremías » enzof/enzopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora