Capítulo 2: El callejón Diagon

529 49 7
                                    

Cuando llegaron, lo primero que hicieron Percy y su madre fue ir a Gringotts, el banco mágico. Era manejado por duendes, conocidos por su mal temperamento y su odio a los magos, un odio justificado, pero excesivo.

Por fin, Percy y su madre llegaron a un edificio, blanco como la nieve, que se alzaba sobre las pequeñas tiendas que había alrededor. Las puertas estaban hechas de bronce pulido y frente a estas había un duende con uniforme escarlata y dorado. Era por lo menos una cabeza y media más pequeño de Percy. Su rostro era moreno y demostraba inteligente, tenía una barba algo puntiaguda y dedos y pies muy largos. Algo que le llamó la atención a Percy, es que, al entrar, el duende lo saludó amablemente con una sonrisa en el rostro. Percy devolvió el saludo y entró junto a su madre. Había ahí, otra puerta doble, esta vez hecha de plata, con una inscripción.

Entra, desconocido, pero ten cuidado
con lo que le espera al pecado de la codicia,
porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
deberán pagar en cambio mucho más,
así que si buscas debajo de nuestro suelo
un tesoro que nunca fue tuyo,
ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
de encontrar aquí algo más que un tesoro.

En ese momento, Percy entendió porque hace años su madre le dijo que había que estar loco para intentar robar en Gringotts. No por nada era el sitio más seguro del mundo mágico después de Hogwarts.

Cuando cruzaron las puertas, había al menos unos cien duendes sentados en taburetes, detrás de un gran mostrador, haciendo actividades diferentes. Había demasiadas puertas cómo para contarlas, y otros duendes guiaban a la gente que entraba y salía.

Percy y su madre se acercaron a un mostrador y vieron a un duende cuya etiqueta decía Dresko.

"Buenos días." dijo la madre de Percy "Venimos a sacar dinero de la caja de seguridad de la familia Jackson."

El duende le pidió amablemente la llave y Sally se la pasó. Tras revisarla un momento, el duende dijo que todo estaba en orden. Posteriormente llamó a un duende llamado Griphook que les pidió amablemente que lo siguieran. Se subieron a un carrito y se pusieron en marcha.

El viaje fue ajetreado y Percy estaba muy mareado para el momento en el que bajaron. Su madre no estaba mucho mejor, parecía que en cualquier momento vomitaría. Después de tomarse un minuto para recuperarse, Griphook los guio hacía su caja de seguridad.

Al llegar, Griphook abrió la cerradura y se hizo a un lado.

"Por favor, pasen y tomen lo que necesiten." les dijo el duende.

Antes de entrar, Percy se volvió al duende y le preguntó.

"Disculpa, pero tengo entendido que los duendes odian a los magos. ¿Por qué me tratas con tanta amabilidad?" preguntó.

Percy sabía que no era muy recomendable, pero su curiosidad le ganó. Griphook lo desconcertó aún más echándose a reír. Tras recuperar la compostura, el duende se volvió al joven semidiós con una expresión divertida en su rostro.

"Nosotros, los duendes, fuimos creados por Lord Poseidón. Lo vemos cómo un padre y por tanto a ti cómo una especie de hermano lejano." le respondió.

"Oh, vaya. Pero creí que, tras la guerra, los dioses les borraron la memoria a todos en el mundo mágico." dijo Percy.

"Solo le borraron la memoria a los magos y semidioses. El resto de las criaturas seguimos impunes, porque no intervenimos directamente en la guerra."

"Oh, entiendo. Gracias, Griphook." Percy agarró unos galeones de su bóveda y se los dio a Griphook. Este último parecía sorprendido, pero se recuperó rápidamente y le dio las gracias sonriendo.

Mago Semidiós. Percy Jackson & Harry Potter (Permione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora