Capítulo 26: La Copa Mundial de Quidditch y los Mortífagos

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Percy estaba frente a la chimenea de su casa esperando. Habían pasado dos días desde que había vuelto en el tiempo y había hablado todo con su madre, la cual en ese momento estaba en San Mungo, trabajando. Naturalmente no le pudo contar todo lo del futuro, pero sí le comentó lo esencial y como debía actuar cuando la llamaran para contarle de su desaparición. Su madre había estado impresionada con lo poco que Percy le pudo contar y a él todavía le dolían los oídos de los gritos de ella cuando le vio el tatuaje. Ni siquiera se calmó cuando le explicó que se lo habían puesto en el Campamento Júpiter como reconocimiento por sus actos de valor.

Percy estaba esperando a que Hermione llegara por la Red Flu. Habían conseguido del Departamento de Transportes Mágicos que la chimenea de los Granger estuviera activa ese día para que Hermione fuera con ellos. Percy y su madre habían comprado unas boletas para ir a la final de los Mundiales de Quidditch y estarían con los Weasley en el palco superior del estadio. Era un verdadero lujo y Percy no cabía en sí cuando su mamá se lo contó.

El plan inicial era que Hermione llegara con los Weasley al inicio de agosto, al mismo tiempo que Harry llegó, pero ella tuvo unos asuntos familiares que resolver y no pudo ir hasta dos días antes de la final.

Percy no entendía por qué, pero no era capaz de calmarse. Estaba emocionado de ver a Hermione y no sabía la razón. Solo eran amigos. Tal vez la razón era que había pasado más de un año sin verla. Pero no podía ser. También había dejado de ver a Harry y a Ron por más de un año (aunque para ellos solo fueron dos meses), y no había estado tan ansioso cuando se los encontró el día anterior. Aunque ellos sí que habían estado impresionados cuando vieron el tatuaje de la legión romana. Solo les contó que se lo hizo con unos amigos en América.

Salió de sus pensamientos al ver que el fuego de la chimenea se volvía verde y, segundos después, salía una chica, exactamente a las cuatro de la tarde.

A Percy el aliento se le quedó en la garganta.

Frente a él se encontraba Hermione de casi quince años. Y, a pesar de que solo habían pasado dos meses, había cambiado en gran medida. Su cabello castaño, antes espeso, había sido domado en gran medida y ahora estaba mucho más organizado de manera que ya no parecía una selva. Sus ojos castaños brillaban de felicidad, probablemente de volver a verlo a él. Estaba alta y, a pesar de ser menor que Percy por un poco más de un año, le llegaba al chico la altura de los ojos. Su cuerpo tampoco se había quedado atrás. Sus caderas habían progresado mucho durante esos dos meses y su trasero y sus pechos habían agarrado algo de curvas. No excesivo, pero lo suficiente para una chica de su edad.

"Hola Percy."

Percy fue sacado de sus pensamientos por una voz tímida. Se sonrojó al darse cuenta de que se había quedado mirando fijamente a su amiga. Cuando la vio bien, vio que ella también se había puesto roja.

"Hola, Hermione."

Ambos dieron un paso y se dieron un incómodo abrazo.

"Vaya que has cambiado." le dijo Percy cuando se separaron del abrazo, tomándola de los hombros.

Ella estaba a punto de responder cuando se fijó en su brazo derecho. Concretamente su antebrazo donde se ubicaba su tatuaje de SPQR.

"¡Perseo Jackson!" chilló Hermione "¿Te hiciste un tatuaje?"

Percy pasó los siguientes minutos intentando explicarse con su amiga y tapándose los oídos para evitar los gritos y chillidos de la chica.

Cuando por fin logró que Hermione se calmara, la llevó hacia una de las habitaciones de huéspedes y la dejó un rato para organizarse. Después pasaron el resto de la tarde poniéndose al día y charlando. Hermione había quedado encantada con Daisy, su elfina doméstica.

Mago Semidiós. Percy Jackson & Harry Potter (Permione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora