capitulo 38

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me paralice por un par de segundos, pero grité y corrí mientras veía que el demonio sacaba su arma del pecho de mi padre y lo lanzaba al lado para volver a atacar a Iguro,

Iguro reaccionó a mi grito y se dió vuelta logrando esquivar al demonio antes de que lo golpeara y él lo atacó de vuelta alejándolos de ahí

-papá -me lancé al suelo a su lado y le tomé la cara- papá dime algo, por favor -su ojo estaba abierto y el brillo que siempre veía en él cuando me miraba había desaparecido, puse mis manos en su pecho de donde no dejaba de salir sangre- no te preocupes, todo saldra bien -las lágrimas seguían cayendo de mis mejillas sin control y miré a todos lados sin reconocer a nadie- ¡AYUDA! -grité sintiendo como se desgarraba mi garganta- ¡AYUDA! ¡HOMBRE HERIDO!

por supuesto que sabía el protocolo cuando había un hombre caído, pero me negaba a pensar que mi padre era uno de ellos, él… él solo está herido

-¡POR LA MIERDA! -grité con más fuerza, algunas personas me estaban mirando con lágrimas en los ojos- ¡NO SE QUEDEN MIRANDO COMO IDIOTAS Y QUE ALGUIEN ME AYUDE!

Sentí unas manos en mis hombros y un sollozo silencioso

-t/n -no quise mirar a Iguro, agaché la cabeza y lloré mientras seguía presionando la herida de papá y su sangre se me escapaba entre los dedos- tienes que colocarte a salvo, esto aún no acaba

Negué con la cabeza y me incliné aún más dónde papá, no, el no se había muerto, el no me iba a dejar así, aún lo necesitaba, ahora que empezaba nuestra nueva vida

-por favor -me dijo en un susurro suplicante- necesitamos…

-no me pidas que lo deje aquí, Iguro -dije con la voz totalmente quebrada- no puedo… no…

-claro que no amor -me tomó de las manos y las sacó de la herida de papá, con un dedo delicadamente le cerró el ojo- vamos a llevarlo a su casa

Levanté la vista y todos los pilares nos estaban rodeando, Rengoku me miró con los ojos llenos de lágrimas, los demás no se atrevían a mirar pero por su postura, sabía que tenían el corazón encogido, mis piernas estaban temblando cuando traté de colocarme de pie, Iguro tomó entre sus brazos el cuerpo de papá, y fue a toda prisa a nuestra antigua casa custodiado por los chicos, se estaban saltando todos los protocolos, pero a nadie le importó, llegamos a la casa que estaba hecha una ruina, pero una parte de la estructura aún resistía, subimos solo los tres,  Iguro dejó a papá en su habitación, en su cama, agachó la cabeza y lo ví llorar sin consuelo, yo me senté en la cama con la cabeza pegada al cuello de papá con los ojos cerrados deseando sentir nuevamente su pulso.

Abrí los ojos cuando sentí a Iguro salir de la habitación rápidamente, en la planta baja lo escuché gritar, lanzar algunas cosas y llorar con amargura, el corazón se me apretó un poco más y lloré susurrando en el oído de mi padre

-no me hagas esto, despierta… por favor, te necesitamos, yo te necesito papá, despierta, o despiértame de esta pesadilla con un beso en la frente… lo que sea, pero no me dejes

no se cuanto tiempo pasó, había dejado de llorar por un momento por que no me sentía con fuerzas, pero el nudo de la garganta persistía, no escuché a Iguro cuando se fue, aun tomaba firmemente la mano de papá, pero esta se había vuelto más fría.

suspiré sin saber qué hacer con mi vida de ahora en adelante, miré a mi padre que parecía dormido en su cama, miré a una esquina de la habitación y estaba su katana, la que se hizo cuando aún era joven y era un herrero apasionado, la que nunca me dejó tomar

-lo siento papá, pero me tendrás que prestar esto un momento -le besé la mejilla- vengo en unos minutos -me acerqué nuevamente, las lágrimas volvieron a brotar- te amo papá

Salí de la casa y me miré a un espejo, mis manos, mi rostro y mi ropa estaba empapada de la sangre de papá, pero no me importó, me saqué todas las dagas que tenía en el cuerpo y salí de la casa tomando la katana de papá con fuerzas, mientras me acercaba a la lucha.

Los ví, ví al demonio que había matado a papá y corrí hacia él con un grito desde mi garganta, todos me quedaron mirando cuando estaba a pocos metros de distancia, en los ojos de Iguro noté el terror por qué me iba a enfrentar al demonio yo sola, pero no alcanzó a gritar, una honda de fuerza los tiró a todos al suelo cuando mi arma chocó con la del demonio.

-¡hermano! -gritó daki- gyutaro

Miré al demonio con el que estaba pelando, el estaba tan sorprendido como todos

-¡Qué mierda! -dijo gyutaro, pude ver el terror en sus ojos

-te metiste con la persona equivocada -levanté la katana, estaba brillando con un color gris y sentía el poder que emanaba de ella- nadie ataca a aún Haganezuka y se sale con la suya

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Acudieron más personas de las que creía al funeral de papá, la mayoría para despedir al mejor herrero de la historia, y otros para poder ver a la chica que acabó con todas las lunas la misma noche.

La verdad es que poco recuerdo de ese día después que dejé el cuerpo de papá descansando en su cama, son sólo imágenes aisladas, cuando Iguro me tomó entre sus brazos y me apretó, mi cuerpo estaba bañado en sangre que no era ni la mía ni la de mi padre, y los cuerpos de los demonios esparcidos por todos lados.

Durante el funeral lloré en silencio, Iguro hizo lo mismo, siempre tomados de la mano.

Llegamos al apartamento de Iguro y me recosté en la cama, Iguro se sentó a mi lado y me acarició la cabeza

-¿Que puedo hacer por ti? -susurró

-nada -le dije acomodando mi mejilla en la almohada, estaba húmeda por las lágrimas que volvían a caer, él suspiró mientras me miraba- solo lo quiero tener de vuelta Iguro, lo necesito

-lo sé -una lágrima rodó por su mejilla- yo igual

-queria que ustedes dos se llevarán bien, quería verlos reír, quería que fuéramos una familia

Iguro detuvo su mano y me miró, luego con un suspiro profundo me pasó su celular

-creo que debes leer algo

Fruncí el ceño y miré la pantalla, era un chat de él y mi padre

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la hija del herrero -Iguro X T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora