4. El chico muerto en la piscina

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Con el miedo en mi pecho y con el dilema en mi mente, mis piernas se sincronizan a partir del sentido común que la mayoría de los seres humanos tenemos; ayudar

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Con el miedo en mi pecho y con el dilema en mi mente, mis piernas se sincronizan a partir del sentido común que la mayoría de los seres humanos tenemos; ayudar. 
Me acerco lentamente. Llegó a los escalones y los subo con prisa. Su cuerpo sigue ahì, esta muerto por dentro. Me pregunto que piensa mientras que los adolescentes adentro se están emborrachando, besando o cogiendo.
Tiene ojeras y parece que sus ojos están tan secos como el desierto.
— Carajo, ¿estas bien?— Mis sentimientos están confundidos y mis palabras tienen que salir primero. Típico de un imbecil.
    Se queda mirando hacia lo que parece ser el resto del pequeño tejado que produce sombra en el días calurosos. Un detalle que está bien planeado.
    — No.— responde. Frío y muerto.
Pretendo que realmente lo entiendo, pero no. Estoy sorprendido y, a la vez, monótono. Casi tan muerto como el.

A la mierda la adolescencia.

Mi ausencia de respuesta y la desaparición de la presunta empatía que tenía; ambas se han desvanecido en lo que parece ser el vacío de mi. Me siento una mierda.
De cerca, me doy cuenta que su cabello negro no lo es, o al menos la luz del interior lo hace ver un poco de color castaño. Además, no le veo la pinta de que sea el organizador de la fiesta, se ve algo menos escandaloso de lo que sería uno que si lo es. Es flaco y tiene un gorro negro con un estampado de The Strokes. Unas converses azules que dan un toque de perdedor a su estilo de ropa. 
    Esta claro que ambos estamos sintiéndonos fuera de este maldito lugar. Debí regresar a casa y no poner mi nariz en donde no me llaman. Claro, es el deseo; pero yo soy más fuerte, se supone que debe ser. Se requiere independencia y, por supuesto, yo lo debo hacer. No quiero jugar a los juegos de berrinches, quiero salir de esto. Sin embargo, está claro que en estos días las cosas se han salido de control, en una institución sin consecuencias ni parámetros. Es un completo caos.
    — ¿Vas a entrar?— veo a un par de metros a una silueta que está siendo oscurecida por las luces psicodelicas. Cuando mis oídos sincronizan con mi vista, notó que es una chica con un polo que le queda demasiado grande— ¿Quien eres? ¿Uno de los de la esquina?
    Su cabello era rojo, resplandeciendo en las pequeñas luces que atravesaban el portón. La escena completa era algo impactante, se encontraba un chico tirado y una chica la cual me estaba preguntando si iba a entrar. ¿Le interesaba un poco sobre sus invitados? ¿Apoco era ella la anfitriona? Claro, ¿porque me interesaría esa mierda?
    — No— hago una pausa porque no estoy seguro si realmente digo la verdad o no—, no lo se.
    Ella se me queda viendo un rato. Parece sacada de onda por lo que he respondido. Aunque no le toma muchos rodeos, parece irse con un toque agridulce. Me siento rechazado, de alguna forma. Es algo que no puedo describir con palabras sencillas.
    Veo hacia mis pies y luego hacia mis muñecas, ambas tienen suciedad debido al recorrido que he hecho. Suspiro rápidamente y dirijo mis manos a mi cara. 


Sabia que no debía haber salido. Me tuvo que importar tanto la mínima cosa que no me incumbia para salir corriendo como una damisela en apuros. 'Ridículo' me susurre a mi mismo. Era sobre estimulante de alguna forma. No me sentia bien en ningún lado; me sentía horriblemente solo. Mi madre vendría en un par de días (eso sí estaba diciendo la verdad), lo cual no me interesaba mucho. Sin embargo, me siento mal cuando me siento solo. Estoy sin compañía la mayor parte del tiempo pero siempre lo disfruto, es más, ¡lo insisto! Desafortunadamente, mi paz interior solo da espacio a que voces irritantes entren en mi cerebro y me digan cosas demasiado incómodas. Suaves, venenosas e inútiles.
    Siento que estoy perdiendo el control. Tengo una furia acumulada que parece recorrer sensorialmente mi espina dorsal. Mis oídos se tapan y escucho un zumbido agudo. El chico empieza a gritar. La música irritante de Imagine Dragons se repite de una forma condenadamente irritante. La voz, el bajo y todo lo que parece rodearlo. No quiero irme pero no me quiero quedar. Solo quiero dormir. No quiero a nadie. No, no. 
    Empiezo a tambalear y divagar dentro de mis pensamientos. Empiezo a  mover mis pies, temblorosos por la oscuridad y porque tengo miedo de volver solo. Es raro porque he hecho todo mi camino hasta aquí, pero el retorno se siente eterno. Se sentirá eterno, lo cual me asusta. 

Estoy solo. Estoy solo.

No quiero estar solo
    El movimiento de mi pecho se incrementa con cada ritmo brusco que escucho, proviniente de dentro de la combinación psicodelica de colores y bebidas -- incluso vomitos--. Es practicamente un desastre. Espera, no; es literalmente un desastre. Aun asi, mi mente se siente apegada más al ruido que a la penumbra hambrienta. 
    "Soy un hipocrita" "Me siento bien" "Esto no tiene sentido" " Necesito ayuda" "No quiero estar aquí"

Quiero pertenecer a algo.

Aún dejando al chico mirando en los peldaños de la puerta marrón, con sus ojos inyectados en globulos rojos, sigo mi paso adelante. No hay nadie vigilando. Todos estan dormidos menos ellos. Ni siquiera a alguien de mi casa le importo.
    Supongo que solo soy yo y mis contradicciones.
    Trato de reirme de eso, pero no sale ningun ruido; solo un suspiro junto a una lagrima agria recorriendo mi mejilla izquierda. 



PD:

HOLAAa. Se que esta novela esta muerta pero queria seguir. Sigo en la escuela pero tengo más inspiración ahora. He tomado mucha influencia en otros libros y material literario. Aunque la trama y escritura sea floja, trato de crear un prototipo efectivo que cumpla mis expectativas.

La vida es confusa.

xo

- Marcu

The Orange JuiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora