Halloween

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La sensación siniestra persistía en el aire de octubre, la temperatura bajaba cada vez más y se acercaba el invierno. Estaba envuelta en mi edredón mientras leía y quería desesperadamente volver a la cama. Pero ya le había prometido a Udagawa que lo acompañaría a la feria esta noche y tenía que estar preparada.

Era el Festival de Halloween que se celebraba todos los años en ese mes. Las actividades consistían en concursos de disfraces, tallado de calabazas y cosas así. Normalmente encuentro una alegría deliciosa en estas festividades, ya que octubre era mi mes favorito. Este mes, además de mi evento de cumpleaños, los toques de color en todos los árboles y el clima de suéteres perfectos junto con el olor de las hogueras nocturnas hicieron que este fuera un momento maravilloso.

Intenté pensar en todos los aspectos positivos que podrían surgir de esta noche, con la esperanza de generar algo de emoción. Pero en cambio, mi mente se llenó nuevamente de pensamientos diferentes. Pensamientos sobre Mel.

Mi mente contenía todos sus atractivos atributos, que parecían crecer más y más con cada minuto que pasaba con ella. Y solo pensar en su reacción ante la barra de chocolate hizo que mi corazón se derritiera con su fantástica sonrisa y su risa contagiosa. Ella me tenía agarrada con sus brazos fuertes y no podía safarme de su alcance. Sabía lo que me estaba haciendo y sentí que Mei también lo sabía. Pudo haber sido por casualidad o quizás intencional. Pero había algo ahí.

La deseaba y eso fue evidente desde el principio. Sus manos perfectas, sus labios carnosos, su tamaño, sin mencionar su voz ronca. Era imposible no quererla. Especialmente cuando hizo sus comentarios sexuales que tantas veces hicieron sonrojar mis mejillas.

Pero eso no fue todo. Era inteligente, posiblemente incluso más que cualquier guardia o enfermera. Nunca fue tomada por sorpresa, parecía tener el conocimiento de un médico que le permitía tener más conocimiento del que era seguro para alguien como ella poseer. Tenía tanta confianza, de tal manera que exigía atención y sumisión de los demás que estaban con ella. Sin ser arrogante.

A diterencia de su lado mas oscuro, al parecer, había cierto encanto cuando me hacía sonreír que despertaba algo más profundo como fantasías sexuales. Mei podía ser tan adorablemente encantadora, haciendo que mi afecto por ella creciera más a cada segundo. Quería estar siempre con ella, por mucho que intentara huir, había algo que me hacía volver a ella.

Antes de que pudiera descifrar qué era exactamente, alguien llamó a la puerta de mi apartamento. Sacudí la cabeza para eliminar mis pensamientos anteriores, por ahora abrí la puerta que reveló a la única persona que tal vez podría distraerme de las cosas.

-¡Udagawa! - Lo saludé mientras el me abrazaba.

- Hola Yuzu. - Respondió el con una amplia sonrisa.

- ¿Está lista?

- Sí, solo voy a buscar mi bolso, pasa si quieres.

Tan pronto como el entró, fui al dormitorio. Una vez que Udagawa estuvo fuera de vista, corrí hacia el espejo para arreglarme el cabello. Udagawa siempre llegaba temprano y nunca me daba tiempo de mirar mi apariencia, lo cual no era mucho. Después del alisado mi cabello lució mejor. Agarré mi bolso y caminé de regreso a la sala, donde encontré a Udagawa pacientemente sentado en el sofá.

- Lo siento, estoy lista. - Le dije caminando lentamente hacia la puerta.

(...)

Llegamos a la feria de Halloween en 15 minutos, encontramos un lugar para estacionar y Udagawa fue a comprar nuestras entradas. En el proceso, volví a ponerme su abrigo al verme temblar por el aire fresco. Udagawa también me había agarrado de la mano una vez que estábamos cruzando la calle, entrelazando nuestros dedos. Había chicas jóvenes con faldas naranjas y chicos con el pelo engrasado, riéndose agradablemente entre ellos. A lo largo del festival se repartieron bares y lugares para tomar refrescos, creando un escenario perfecto.

Psiquiátrico - CITRUS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora