Psiquiátrico - CITRUS

La verdad

POV DE YUZU

Le conté todo a Harumi. Le dije que Udagawa era el culpable, le conté de mi fuga a través de los árboles oscuros que me involucró tropezar y vomitar en casi todo debido a mi estado de desorientación. Le dije que daba demasiado miedo estar frente a un asesino. No era como en los libros o las películas, donde se enfrentaban a la muerte y podían mantener la postura durante diez minutos, y luego estaban frente a la policía. No era como si estuvieras bien y cuando te fuiste, el miedo también se fue.

Primero fue impactante. Habíamos sido amigos, yo había hecho uno de sus chistes, le había tomado la mano y hasta lo había besado. Pero nada de eso fue real. Esas mismas manos también habían sido utilizadas por un asesino, esos labios habían pronunciado palabras amenazadoras delante de sus víctimas. Mi sorpresa ni siquiera se debió a que el fuera lo contrario de lo que pensaba. hiperventile cuando el me tenía inmovilizada contra la pared, y su agarre con la mano izquierda dejó moretones en mi mano. Pero estaba tan distraída por el miedo que ni siquiera me di cuenta.

La sangre corrió por mis venas y se escuchó el pulso. El tuvo la oportunidad de acabar con mi vida. El podría haberme hecho lo que quisiera y yo no habría podido defenderme. En segundos, lo que se suponía sería una buena taza de chocolate caliente con un amigo se convirtió en un peligroso enfrentamiento. Escalofríos recorrieron mi espalda. Pero por suerte logré liberarme. Enfrenté el momento en que escapé de su casa con gran alivio y esperanza formándose en mi mente. Y luego simplemente corrí.

Mi primera intención había sido correr hacia Mei. Corriendo hacia ella y presionando mi cabeza contra su hombro mientras sus brazos me agarraban y su mano recorría mi espalda y su voz me decía que todo iba a estar bien. Ella me mantendría a salvo de Udagawa como lo hizo con Norman hace unas semanas. Pero no pude hacer eso. No podía entrar corriendo, no podía correr a la celda de Mei y contarle todo. Porque no sabía qué tan involucrada estaría la señora Jude en las actividades de Udagawa. Harumi me dijo que ya sospechaba de Mei y de mí, incluso si no sabía sobre los asesinatos de Udagawa.

Por eso vine directamente a la casa de Harumi, ya que Udagawa no sabía dónde estaba ubicado el lugar. Apenas le contesté a Harumi y ella ya no iba a continuar con su investigación del asesino. Todavía estaba exhausta y nerviosa. Había corrido durante mucho tiempo, sin atreverme a mirar atrás. Lo único que me dio fuerzas fue la adrenalina y con eso apenas podía mantener los ojos abiertos.

Todavía no había entendido del todo que Udagawa siempre fue el asesino. El pensamiento se estaba hundiendo en mi mente. Pero desafortunadamente, este nuevo descubrimiento no pudo cerrar el capítulo de Udagawa en mi historia, no pude simplemente pasar la página. ¿Por qué siguió trabajando en Bellwood? Y yo también.

- ¡Tenemos que avisarle a la policía! - exclamó Harumi. - ¡No podemos dejar que este hijo de puta se salga con la suya!

Tenía un buen punto, pero ya lo había pensado una y otra vez.

- Harumi, los guardias son nombrados por los jefes de policía. El es básicamente un oficial de policía. Además, no tenemos pruebas. - Yo dije.

- ¡¿Entonces deberíamos dejarlo escapar?! - Gritó aumentando el tono.

- No, eso no es lo que dije. Mira, quiero que lo arresten tanto como tú, pero tenemos que hacer esto bien. Sólo necesitamos acudir a la policía cuando tengamos las pruebas en la mano para convencerlos. Así que tenemos que esperar para no arruinarlo todo y dejar que este maldito se salga con la suya. - Explique

Harumi resopló pero luego asintió.

- Mierda. - dijo ella. - Entonces Mei es realmente inocente.

Junto con la referencia de Mei mi corazón empezó a latir, como pensaba. Mientras Udagawa fingía ser inocente, en realidad era el villano, Mei era todo lo contrario. Sus luchas pasadas le han dejado algunas cicatrices en el alma. Mei, después de su personalidad oscura, era una buena persona. Sabía que tenía que contarle sobre Udagawa y lo que hizo, pero tenía miedo. Sabía que, dijera lo que dijera, su inocencia quedaría arruinada. además ella también se convertiría en una asesina.