Revelaciones

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- Inocente. - dije finalmente.

Tan pronto como dije esas palabras, me di cuenta de que una parte de mí lo había sabido todo este tiempo. No encontré su mirada, en lugar de eso miré mis pulgares que jugueteaban entre si. No quería mirarla a los ojos, por miedo a su reacción, por miedo a equivocarme.

- ¿Realmente crees eso? - Preguntó, su voz susurrando. Asentí, sin mover la mirada de mi regazo.

- Yuzu, mirame.

Mei colocó sus dedos debajo de mi barbilla, levantándolo lentamente hacia sus ojos para mirarla. Sus ojos eran tan brillantes y hermosos, contenían esencia y tranquilidad.

- Es correcto.

Esas dos palabras fueron dichas por ella en un suspiro sin aliento, como si le hubieran quitado un peso tremendo de encima. Pude ver su alivio. Podía verlo en su creciente sonrisa y en sus ojos, podía oírlo en su voz ronca. Ella estaba diciendo la verdad.

Pero esta verdad, a pesar de ser recibida con gran alivio, planteó innumerables preguntas. ¿Por qué estaría Mei en este horrible lugar? ¿Qué pasó realmente con esas mujeres? ¿Mei sabía quién hizo eso? ¿Sabía la señora Jude que era inocente?

- Creo que me debes una explicación.

Mei Pov

Una pequeña sonrisa se formó en el rostro de Yuzu junto con su petición de que le dijera la verdad. Tenía que contarte lo que pasó. Yo quería. si alguien iba a saber quién era yo realmente, sería ella.

- Está bien.- Asentí, inhalando un poco de aire, preparándome para la compleja historia. Tiré el cigarrillo a la basura junto a nosotros, no quería que las pausas para la nicotina hicieran que esto tomara más tiempo del necesario.

- Bueno, empezaré diciendo que no soy una santa ni nada por el estilo. Nunca fui una buena niña, ni por un momento.

Yuzu asintió, algunos mechones claros cayeron de su moño y sus ojos brillaron con fascinación.

- En realidad esta, eh... esta no es mi primera vez en Bellwood. - Yo continué.

- ¿Que quieres decir? - Ella preguntó.

- Ya estuve aquí. Supongo que como un paciente psiquiátrico en la sala de niños que solían tener en el segundo piso. Yo tenía unos doce años.

Las cejas de Yuzu se alzaron sorprendida. - ¿Que hiciste?

Aunque sabía que esta pregunta era inevitable, tenía miedo de que ella me la preguntara. Pero estaba cansada de guardármelo todo para mí, era hora de contar los horrores de mi pasado.

- Bueno, mi padre nos trataba a mí y a mi madre como una mierda. Entonces una noche lo vi golpear a mi madre, asfixiándola, y Yuzu me asustó mucho. Yo también estaba enojada y quería que él sintiera un dolor peor que el que sentía mi madre. Lo quería muerto, lo quería muerto más que nada. Luego, la otra noche, se había desmayado en el sofá a causa del alcohol mientras mi madre trabajaba hasta tarde. Y tomé un poco de líquido y unas cerillas...

- No hiciste eso... - Suspiró, tapándose la boca con la mano en shock.

- Lo hice. - Asenti. - Es horrible, lo sé. Pero sobrevivió, fueron sólo unas pocas llamas. Les dije a los bomberos lo que hice y por qué lo hice y me enviaron a Bellwood y a mi padre a prisión.

Esperé un minuto para analizar a Yuzu, con su expresión de sorpresa pero su voz tranquila. Tenía los ojos grandes y su cuerpo parecía tenso. Ella estaba asustada; tenía miedo de mí. Normalmente no podría evitar sonreír con picardía ante su inocencia, disfrutando un poco al ver que tenía la ventaja. Pero no ahora, no así.

Psiquiátrico - CITRUS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora