crimen.

2 0 0
                                    

Una vez leí en algún libro que el zorro se enamoró profundamente, un amor que él lo consideraba imposible para su alcance.

Pero no de otro zorro, si no de un cisne. Un ser tan majestuoso y perfecto, que jamás se fijaría en el zorro, pero estaba tan equivocado...

Los animales estaban impactados por el increíble enamoramiento que había consumido por completo al zorro. Ellos decían que había cambiado, que ya no era el mismo de siempre.

El cisne se percató de aquellos sentimientos del zorro y no huyó. Se abrió y le confesó su amor.

El zorro y el cisne festejaron con los otros animales su relación. Ambos se habían casado por fin, y decidieron que todos los del pueblo vayan a su fiesta.

El cisne blanco bailaba por los aires, aunque llueva, aunque hiciera mucho calor, aunque cualquier cosa, el cisne volaba y era libre en el cielo. Mientras que el zorro colorado vivía bajo la condena de estar atado a la tierra, no podía volar ni hacer nada que lo haga sentirse vivo. El zorro desconocía que era la adrenalina.

Un día, el cisne se lastimó volando. Su ala se partió y cayó en la nieve.

El zorro, su esposo, pudo escuchar los gemidos de dolor que emitía su esposa, y fue lo más rápido que podía correr hasta ella. Y allí estaba.

Todavía seguía con vida, afortunadamente no había sido tan grave para saludar a la muerte.

El cisne sonrió cuando lo vió a su esposo y le dijo:

— "Zorro, cariño. Por favor, ayúdame".

El zorro se quedó inmovilizado. Observaba a su esposa y comenzó a fantasear e imaginar cosas que le hacía a ella. Cosas de las que en algún futuro él se arrepentiría.

— "Cariño, ¿estás bien?"

— "Cisne, ¿por qué hueles tan bien, querida?"

El cisne se quedó helado cuando su esposo le había dicho tal confesión. Lo miraba a los ojos, pero en esos ojos ya no se veía a ella. Si no, a una gran bestia creciendo en su interior.

El zorro se paralizó y comenzó a toser espuma blanca, la volvió ver a ella.

Él ya no veía a su esposa, ahora veía carne.

Al pasar las horas, el zorro volvió a sus cinco sentidos. Y miró a su esposa.

Ahora solo quedaba su cuerpo mutilado.

El zorro vive con culpa en la tierra condenado, mientras que el cisne es libre volando.

Pensamientos transparentes de una mente complicada - poemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora