Me comprometí a que jamás escribiría alguna carta para cuando mi alma ya no esté más en este mundo, y mi cuerpo sea uno con la tierra o con el aire.
Decir adiós mediante un trozo de papel, el cuál, tal vez no estoy siendo sincera conmigo o seguramente este mintiendo para que no se preocupen.
Siento que es una forma cobarde de despedirte de tus seres queridos lenta y dolorosamente, nadie se da cuenta que tu luz se apaga despacio y que dentro de poco solo serás oscuridad.
Aquella luz que brilla mientras más joven y vivo estés, cuando muera, ya no existirá.
No moriré joven, eso lo sé.
Mi luz brilla mucho más que otras, las cuales se están apagando.
No me gusta pensar que esas luces ya no volverán a brillar en tierra y en ese cuerpo, esas luces que tanto admiramos, amamos o queríamos por mucho tiempo ya no están.
Y cuando ya no están, solo recordamos su calor.
Ese calor que nos transmitía la luz, que tan bien nos hacía sentir con nosotros mismos.
Esa belleza que cada persona lleva consigo.
Por eso, las cartas no sirven para despedirse de alguien. Ni de la forma física ni de la espiritual, tampoco de las pasadas ni de las futuras.
Pero algo si sé, y es que yo voy a ser una luz auténtica.
Las personas me recordarán por mi luz, recordarán felicidad y calor. Y no tristeza y amargura, al recordar que me despedí con una carta.
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Pensamientos transparentes de una mente complicada - poemario
Poëziemis pensamientos y yo a veces no nos llevamos muy bien. pero otras veces es divertido convivir me dicen cosas dulces y romanticas, coquetean conmigo mientras que otros me desean lo peor. en fin, somos mis pensamientos y yo.