Un último duelo

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Una vez más lo vería, una última oportunidad para vencerlo, el calor infernal del desierto, no era impedimento para ese último enfrentamiento. Subió las escaleras, paso por los guardias del palacio, y ahí sentado de forma arrogante estaba Atem, Seto no dijo nada solo activo su disco de duelo, de nuevo esa sonrisa orgullosa se dibujo en el moreno rostro del faraón.

Se levantó de su trono y camino hacia Seto, los pasos firmes hicieron eco en la sala, Atem le hizo una seña a Seto y este lo siguió. Era un campo de pelea, Atem activo su dia-dhank.

-A duelo!-

Ambos dijeron al unísono. Era espectacular volver a verse, Atem sonrió internamente, Kaiba había cambiado mucho desde la última vez que lo vio, era más alto, y su cuerpo era mucho más atlético, admirando cada detalle, se preguntaba como estaría Mokuba, Ronald, sus amigos... Aunque tuvo una muy leve plática con Yugi tenía muchas dudas y preguntas, como estarían, Mai, Joey, Tristán, Serenity...

Seto por otra parte también tenía tantas dudas, quería preguntar cómo estaba, si era feliz con la decisión que tomó, si se arrepentía de haberse dejado ganar.

-Has mejorado mucho Kaiba...-
-Espero que no te dejes ganar está vez...-
-A que te refieres?-
-Vencí a ese perro impostor en un duelo, no mientas, se que te dejaste ganar...-
-No Yugi me...-
-Tuviste la oportunidad de ganar en el primer turno, no diste lo mejor de tí, si hubieras ganado igual te hubieras podido largar, pero le diste falsas esperanzas a ese inútil de que pudiera ser tu sucesor.-
-Te equivocas yo no...-
-A que no?-

Seto le dijo carta por carta lo que jugó y como pudo haber ganado y sin embargo decidió perder. Atem sonrió con tristeza, admitiendo el porqué decidió perder. Seto perdió la poca compostura que le quedaba atacando directamente a Atem, quien por el impacto cayó al suelo brutalmente de espaldas.

-Atem... Yo soy el único que puede vencerte...-

Atem estaba acostado, mirando al techo de aquel lugar riendo fuertemente.

-Kaiba entiéndelo de una vez, yo soy el rey de los juegos... Nadie puede derrotarme.-
-Si yo logro vencerte tendrás que admitir que soy mejor que tú...-
-Ja! Ya veremos mi turno...-

Atem se levantó y continuo jugando, pero cada vez que perdía se iba debilitando. Al ver que Atem se ponía más pálido con cada ataque, Seto detuvo el duelo.

-Porque te estuviste? Estábamos igualados.-
-No... Tú estás más débil que yo... Y no voy a aprovecharme de eso para ganarte, prepárate volveremos a pelear... Por cierto, lindo traje.-

Atem débilmente sonrió, Seto noto como sus labios perdían color, lo que lo alerto atrapándolo antes de que cayera al suelo. Lo tomó en brazos, todos lo miraron con terror, pues verlo tocar así al faraón, era una falta de respeto.

-Díganme dónde están los aposentos del faraón, está débil y necesita reposo...-

Seth el sacerdote de Atem y su primo miro con desconfianza al intruso.

-Vas a quedarte como una estatua o me vas a decir donde están sus aposentos.-

Seth al ver a su faraón inconsciente suspiro frustrado, y llevo a Seto al cuarto de Atem.

-No me importa quien seas, ni de dónde vienes, pero si vuelves a meterte con mi faraón, estarás muerto...-
-Tus amenazas no me dan miedo afeminado...-

Seto hizo a un lado a Seth, para después depositar a Atem sobre su cama. Al salir vio por el rabillo del ojo como Seth lo mataba con la mirada, para después entrar al cuarto de Atem, regreso al cuarto para ver lo que estaba pasando, con gran sorpresa vio como Seth le quitaba con cuidado la corona, para después ponerla a un costado, quitale con extremo cuidado el rompecabezas del milenio, su pectoral de oro, y sus demás joyas.
Cobijandole con cuidado mientras besaba sus labios de forma decorosa.

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