La felicidad del equipo ganador resonó por todo el patio de la escuela. Alumnos y maestros se asomaron desde las aulas para echar un vistazo. Incluso Sae escuchó el barullo y dejó de prestar atención para reconocer a su hermano menor anotando de forma increíble el último gol que dió fin al partido amistoso, siendo elevado por sus compañeros junto a un chico de segundo año.
—¡Rin e Isagi hacen un gran equipo! —felicitan los demás— ¡Son geniales! ¡Ganamos 5-2!
—¡Y eso que éramos menos de 11!
—¡Vivan los delanteros!
—Sí, ya bájenme, por favor. —pidió Rin avergonzado de aquél extraño trato, pero también ocultando una sonrisa de satisfacción.
—Jajajajaja, Rin, ¿porqué escondías todo ese talento? ¡Eres genial! —elogió el otro delantero.
—¿Eh? Gracias. —Un ligero rubor lo apenaba. Jamás había recibido tanta atención y admiración como su hermano.
—Soy Isagi Yoichi, es un placer conocerte. —entendió su mano, siendo estrechada por Rin— Espero que podamos ser amigos. Puedes ir a mi aula cuando quieras.
—Oh, bueno.
Al final del segundo día, Rin ya había destacado como un talentoso jugador de fútbol. Sae lo esperó para volver a casa, ya que tú les dijiste dónde tomar el autobús para no ser recogidos por la abuela.
Ambos se encontraron a la salida y Sae también quería felicitarlo, pero algo le impedía formular las palabras. Un chico los alcanzó corriendo, parecía de tercero, aunque Sae no había aprendido todos los rostros de su grado.
—Son los hermanos Itoshi, ¿verdad? ¿No les gustaría unirse al equipo de fútbol de la escuela? Se ve que tienen el físico adecuado para el deporte y Rin tiene mucho talento.
A Sae le remordió la consciencia. No era reconocido, pero tampoco quería serlo después de su renuncia, así que intentó sonar desinteresado al respecto.
—Talvez vaya a ver uno de sus partidos. —respondió encogiéndose de hombros— Si dan lástima, podré reírme un rato.
—Ay, vamos, no somos tan malos. —se llevó una mano a la cabeza— Hace poco clasificamos para partidos locales con otras escuelas.
—Yo paso. —Sae se dió la vuelta sin mirar atrás.
—Yo también paso.— Rin observó al mayor e imitó su reacción, dejando al chico con la palabra en la boca.
Mientras tomaban el autobús, Sae observó a Rin, tarareando una canción mientras observaba por la ventana. No lo diría pero seguía contento por ese partido.
—Rin. No tienes que seguirme en todo lo que haga, si quieres entrar, puedes hacerlo. —dijo finalmente, rompiendo el silencio.
—Si tú ya no juegas fútbol, no me interesa. —respondió con mucha confianza— Lo que me gusta es jugar con mi Nii-chan.
—Lo digo en serio. —insistió— Te ví jugar y anotaste un gol increíble. Naciste para esto, Rin. Tú aún puedes ser el mejor delantero del mundo.
—No digas tonterías, Nii-chan. —Rin soltó una risa involuntaria, alzando una ceja en el rostro de Sae e hinchandole una vena en la frente.
—¡¿Cómo osas burlarte de tu hermano mayor?! —lo sacudió por los hombros.
—¡Aaah! ¡Sí! ¡Lo sé! ¡Perdón! —agitó los brazos para que Sae lo soltara— Lo intentaré, ¿está bien?
—Perfecto. —se detuvo y revolvió su cabello. Ahora ambos tenían casi la misma altura. Era posible que Rin creciera más que él en poco tiempo.
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Criando Genios
FanfictionDespertaste una mañana siendo la madre de Rin y Sae. Ahora es tu deber criarlos, educarlos y evitar a toda costa el futuro cruel que les espera. ¿Podrás lograrlo o tus hijos terminarán rompiendo sus lazos nuevamente?