—¡Arriba niños dormilones! ¡Ya salió el sol! —Con un palo de escoba, la mujer mayor golpeaba el techo para despertar a los adolescentes del segundo piso.
—¿Qué hora es? —Sae se revolcaba bajo la colcha sin ganas de levantarse, así que Rin estiró la mano en la oscuridad para alcanzar su celular y ver el reloj.
—Las 5:46 am. —respondió a su hermano y acto seguido le cae una gallina encima.
Antes de que ellos llegaran, el segundo piso era usado como gallinero, por lo que aún dormían varios pollos alrededor.
—Hmm... —Sae se hizo bolita. Por la ventana aún se veían las estrellas y un ligero azul oscuro de madrugada.
Unos minutos después, ambos estaban sentados en el comedor, intentando sostener sus rostros adormilados para no caer sobre el plato.
—Aquí nos levantamos con el amanecer. Nada de aparatejos electrónicos. Dame eso. —le dijo a Rin, quitándole el celular.— En la mesa no se usan los endemoniados teléfonos.
Después del desayuno, Sae se aproximó a la ducha para quitarse el olor a gallina.
—El agua está helada. —dijo al ver que tenía que acarrearla de un pozo exterior.
—¡No te quejes! Así se bañaba tu madre cuando tenía tu edad.
Ambos salieron arreglados de la casa más tarde, con el cuerpo frío y el cabello húmedo. Los rayos del amanecer aún no eran suficientes para brindarles calor.
—Vamos, suban a la camioneta. —guió la abuela, encendiendo el viejo vehículo de escape humeante— La secundaria está a dos horas de camino. Tienen suerte de que la preparatoria Ichinan les quedará cerca cuando se gradúen.
Ellos se despiden de tí a la distancia y suben a la parte trasera de la camioneta donde hay una vaca que lame la cabeza de Rin. Sae abre los ojos con miedo ya que no quisiera ser el siguiente en ser "peinado" por el animal.
—Ichinan... Me suena de alguna parte. —pensaste mientras los veías irse— He pasado tantos años en este mundo que ya no me acuerdo quién estudiaba ahí mas adelante, pero sabiendo cómo ha cambiado la historia, puede que ni siquiera importe.
Visitaste el centro de Saitama con la intención de buscar empleo tan pronto como te fuese posible. No querías que Sae y Rin pasaran su adolescencia en un campo silvestre con una abuela estricta hasta la médula.
—Todavía me queda este anillo de matrimonio para cambiarlo por algo de dinero. —susurraste al momento de estacionar el auto afuera de un local de préstamos— Con eso podré comprar ropa adecuada para trabajar y los uniformes de los chicos.
—¿Sí? ¿En qué puedo ayudarla? —La ventanilla era pequeña y la fila corta. Un hombre te atendió con un tono de muerto en vida, típico de lugares así.
—Vengo a empeñar este anillo. —dijiste pasándolo por el hueco de la ventanilla. Tu mente sentía cierta familiaridad en ese instante, pero no sabías porqué.
—Claro. Voy a revisarlo. —Durante unos segundos guardó silencio y después siguió hablando— Uh, es una gema interesante. Vale casi lo mismo que un diamante en bruto.
—Esa voz. Esas palabras. —pensaste encontrando la posible respuesta y observaste con detenimiento a la persona detrás del cristal— ¿Ego? ¿Jinpachi Ego?
—Sí, ese es mi nombre. —respondió sin importarle mucho que alguien lo supiera, pues también estaba escrito en su gafete.
—¿Qué haces aquí?
—Trabajar. Como todos los simples mortales fracasados que ves en este lugar.
—Sí, tu actitud no ha cambiado nada.
—¿Acaso te conozco? —arqueó una ceja por encima de sus lentes.
—¡Ay! Es... No sé cómo explicarlo. Verte es tan repentino... No sabía que trabajabas aquí.
—Te juro que no te recuerdo. —aseguró restándole interés— Aquí está tu boleta. Firma y pasa a la ventanilla para que te entreguen el efectivo.
—Ah, sí. —agradeciste y tomaste la hoja— Oye, ¿a qué hora sales a comer?
—¿Crees que tengo una hora de comida? Vaya, las amas de casa tienen bastantes comodidades. —refunfuñó volviendo su vista a la computadora— Termino a las 10 pm. Cuando son horas extras, 12 am.
—Dios... Te explotan muchísimo.
—¿Se nota? —dijo con sarcasmo, entregándote una segunda hoja— Aquí tienes tu copia. Adiós.
—Espera, ¡dame tu número de teléfono!
—Está en la boleta. Léela o dile a tu esposo que la lea por tí.
—Oh, ya lo ví, ¡muchas gracias!
—Solo es para asuntos laborales. —aclaro pensando que eras alguna loca que buscaba ligar en vano— Siguiente.
—Pero, es que quería preguntarte...
—Ya es mi turno, ¡muevase! —te empujó una señora gorda en vista de que no parabas de "coquetear" con el valuador.
—Bueno, ¿toda la gente de Saitama es así de amargada? —te molestaste al ir hacia la siguiente ventanilla.— No puedo creer que me encontré con Ego Jinpachi. ¡Es una señal! Aún no cumplen la edad en la que comienza el anime. Sae y Rin todavía pueden recuperar su sueño. ¡Cuando ambos entren a Bluelock!
La esperanza volvió a tí con aquél encuentro inesperado. Si colaborabas con Ego antes de que este comenzara el proyecto, quizás Sae podría volver a interesarse en el fútbol y Rin lo seguiría.
—Aún no es tarde para que despierten su egoísmo. Está podría ser mi última oportunidad.
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Criando Genios
FanficDespertaste una mañana siendo la madre de Rin y Sae. Ahora es tu deber criarlos, educarlos y evitar a toda costa el futuro cruel que les espera. ¿Podrás lograrlo o tus hijos terminarán rompiendo sus lazos nuevamente?