Capítulo 41: Escapando de la muerte en Huayue II

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Su cuerpo se manchó de sangre, grandes franjas cubiertas de un rojo espeluznante y profundo. Las heridas no estaban solo en un lugar, y una corriente de sangre fluía de la comisura de su boca. Parecía que ya se había apuñalado con la espada quién sabe cuántas veces, su expresión lucía tanto furiosa como enloquecida: era obvio que deliraba, que tenía una desviación de qi.

Bajo de los tenues rayos de luz amarilla, esta imagen fue extremadamente horripilante. Shen Qingqiu en serio se olvidó momentáneamente de que esto seguía siendo el interior del Reino Onírico y se le lanzó encima, arrancando a Cheng Luan. Esa espada ya se había estacado en el centro del corazón de Liu Qingge, y con solo un ligero toque de Shen Qingqiu, la sangre fresca chorreó violentamente en el acto, llenando su visión de rojo. La mente de Shen Qingqiu se despejó un poco y retrocedió dos pasos, pero se topó con otra persona.

Giró la cabeza. La coronilla de Yue Qingyuan se encontraba gacha, su mirada encontrándose con la suya.

Aunque sus miradas se encontraron, esos dos ojos estaban vacíos y desprovistos de luz. Desde la garganta al pecho, sus cuatro extremidades y abdomen... todo estaba densamente perforado con flechas negras.

Perforado con diez mil flechas.

Shen Qingqiu de repente entendió lo que era todo esto. ¡Eran sus muertes originales!

¡Las muertes que debería haber causado personalmente al principio!

Shen Qingqiu no pudo soportarlo más. ¡Preferiría estar afuera, rodeado de las miradas de un grupo de personas sin rostro, que ver este tipo de cosas!

Retrocedió en la dirección en la que había entrado, logrando rozar esos arcos de madera, y como si le hubieran otorgado la amnistía, Shen Qingqiu abrió las puertas con una patada y salió corriendo. Esta vez su mente estaba hecha un desastre, sus pasos confundidos mientras tropezaba y se tambaleaba, mostrando una figura bastante lamentable. Todos en la calle lo observaban con un silencio sepulcral, y mientras se encontraba desorientado, se estrelló de cabeza contra el pecho de alguien.

Las manos de esa persona rápidamente alcanzaron su espalda, juntándolo en sus brazos.

La contraparte era un poco más alta que él, esbelta y grácil, de negro como la tinta y exponiendo solo un cuello blanco. Encima de eso, he ahí una máscara siniestra que le cubría la cara.

Shen Qingqiu aún no había hablado, cuando una voz sonriente llegó de arriba. —Shizun, ten cuidado.

Incluso sin levantar la máscara, supo a quién le correspondía la cara debajo.

Shen Qingqu inmediatamente comenzó a forcejear. La contraparte no lo retuvo a la fuerza, por lo que forcejear hasta la liberación no fue difícil, y solo después de recular varios pasos y mantener una distancia segura, se enderezó.

—¿Tú creaste esta ciudad? —dijo Shen Qingqiu.

Luo Binghe se quitó lentamente la máscara, su expresión parecía que lamentaba no haber podido seguir jugando a las escondidas. —Correcto. ¿Qué opina Shizun?

Despacio, Shen Qingqiu asintió con la cabeza. —Realmente mereces ser llamado el discípulo heredero de Meng Mo.

Poder crear una ilusión tan detallada, temía que fuera casi tan buena como la ciudad que Meng Mo había creado para atraparlos en aquel entonces.

Además, había captado perfectamente su mayor miedo.

El ánimo de Luo Binghe parecía bastante bueno al principio, pero al escuchar esas palabras, la sonrisa en sus labios se desvaneció. —No soy discípulo de Meng Mo.

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