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San Valentin finalmente había llegado, una festividad esperada para demostrar cariño y gratitud a aquellos más cercanos. Chuuya y Nikolai, emocionados ante la ocasión, se habían preparado con anticipación para sorprender a sus amigos y a sus amores platónicos con regalos especiales.

Un día antes del evento, se encontraban en la cocina, meticulosamente preparando los presentes siguiendo al pie de la letra las instrucciones que Atsushi les había dado previamente. Juntos, revivían cada paso, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. La emoción y la anticipación llenaban la habitación mientras trabajaban con entusiasmo.

Después de horas de esfuerzo y dedicación, finalmente terminaron de preparar los regalos. Miraron con orgullo los resultados de su arduo trabajo: hermosos dulces envueltos en papel blanco y decorados con elegantes lazos. Estaban listos para ser entregados a sus seres queridos al día siguiente.

Sin embargo, mientras organizaban los regalos, Nikolai notó que Chuuya estaba ocupado poniendo los restos que habían salido mal en una bolsa aparte, que estaba notablemente menos decorada que las demás.... y eso que metió era una ¿piedra?. Intrigado, se acercó a su amigo con curiosidad. — ¿Qué estás haciendo, Chuuya?

Chuuya, con una sonrisa siniestra en el rostro, levantó la bolsa y la mostró a Nikolai.— Es para Akutagawa.

La respuesta de Chuuya tomó a Nikolai por sorpresa. No pudo evitar reírse ante la ocurrencia de su amigo, aunque también se sintió un poco intrigado por sus intenciones. — ¿Para Akutagawa? ¿Qué tienes en mente?

Chuuya asintió con complicidad, manteniendo su sonrisa traviesa. —  Pensé que sería divertido darle una pequeña sorpresa. Después de todo,  el  merece endulzar su vida tan amargada que tiene, ¿No crees?

Y así juntos, terminaron de preparar la bolsa de dulces, asegurándose de que estuviera lo suficientemente decorada como para hacerla parecer un regalo genuino. 

Con los regalos listos y la emoción en el aire, Chuuya y Nikolai se retiraron a descansar, ansiosos por la llegada del día blanco y la oportunidad de expresar su cariño y gratitud a aquellos que más significaban para ellos.

El momento tan esperado de repartir los dulces llegó finalmente, y Chuuya no pudo ocultar su emoción al entregar los regalos a sus amigos más cercanos. Con una sonrisa radiante en el rostro, extendió los dulces hacia Tachihara y Kajii, quienes recibieron los obsequios con gratitud y alegría.

Tachihara tomó los dulces con entusiasmo, agradeciendo a Chuuya con una sonrisa sincera. Sin embargo, la felicidad de Kajii parecía desbordar, y no pudo contener su emoción mientras sostenía el regalo en sus manos. —  ¡Estoy tan feliz que podría explotar la escuela ahora!

Su exuberancia provocó una risa entre el grupo, pero Tachihara rápidamente intervino con una advertencia en tono serio. — Si te atreves a explotar algo como la última vez, te daré una paliza, Kajii.

La amenaza ligera de Tachihara provocó una risa aún mayor entre ellos, pero Kajii asintió con solemnidad, prometiendo mantener su emoción bajo control.

Mientras tanto, Nikolai entregaba un chocolate a Sigma con una sonrisa tímida pero genuina en el rostro. Sigma aceptó el regalo con gratitud, expresando su aprecio por el gesto amable de su amigo. —  Gracias, Nikolai. Esto es realmente amable de tu parte.

Nikolai asintió con modestia, pero su corazón se llenó de alegría al ver la sonrisa de su amigo. 

Después de repartir los dulces entre sus amigos, llegó el momento crucial para Nikolai: Entregar el regalo más especial a su interés amoroso, Fyodor. Con el corazón palpitante y los dulces cuidadosamente escondidos detrás de él, Nikolai se dirigió nerviosamente hacia la biblioteca, donde sabía que encontraría a Fyodor sumergido en un libro.

Travesuras Amorosas (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora