De camino a casa Chuuya se sumergió en sus pensamientos mientras caminaba junto a Dazai . El tumulto de emociones lo mantenía callado, un estado poco común para él, lo que llamó la atención de Dazai. El pelicastaño, siempre atento a los cambios en el comportamiento de Chuuya, notó de inmediato su silencio inusual y se preocupó.
– Dime, Chuuya, ¿Qué sucede? — preguntó Dazai con voz suave, desviando su mirada hacia el pelirrojo a su lado. Sus ojos oscuros estaban llenos de preocupación genuina, reflejando su deseo sincero de ayudarle de cualquier forma posible.
Chuuya salió de su ensimismamiento al escuchar la voz de Dazai y parpadeó un par de veces antes de responder. — Oh, nada, Dazai. Solo estaba pensando en una asignatura — mintió Chuuya, evitando el contacto visual con el peli castaño. Sabía que Dazai probablemente no creería su excusa, pero no estaba listo para revelar la verdadera razón detrás de su comportamiento reservado.
Dazai arqueó una ceja, claramente no convencido por la respuesta de Chuuya. Lo conocía demasiado bien como para creer que algo tan trivial como una asignatura lo mantendría en silencio de esa manera. Sin embargo, decidió no presionar a Chuuya más de lo necesario y optó por seguir la corriente.
– Entiendo — respondió Dazai con una sonrisa tranquila, aunque aún preocupado por su amigo. — Bueno, si alguna vez quieres hablar al respecto, estoy aquí para ti, ¿De acuerdo?
Chuuya asintió con gratitud, agradecido por la comprensión de Dazai, aunque sabía que no podía seguir ocultando la verdad por mucho tiempo. La idea de confesarse a Dazai seguía rondando en su mente, pero el miedo al rechazo y la incertidumbre lo mantenían paralizado.
Los días pasaban y Chuuya se encontraba cada vez más inmerso en sus pensamientos. Mientras escuchaba las historias de Nikolai sobre su relación con Fyodor, sintiendo un poco de envidia por la forma en que Nikolai había encontrado el valor para expresar sus sentimientos. Cuando escuchaba a su amigo hablar sobre los momentos dulces que compartía con su pareja, Chuuya no podía evitar desear estar en una situación similar con Dazai.
Nikolai notó la mirada pensativa de Chuuya y su semblante sombrío. Intrigado por el cambio de actitud de su amigo, decidió abordar el asunto y le preguntó qué le sucedía. Chuuya vaciló por un momento, pero finalmente decidió abrirse con su amigo sobre sus temores.
– Es solo que... tengo miedo — admitió Chuuya con sinceridad, evitando el contacto visual mientras jugueteaba nerviosamente con sus manos. — Tengo miedo de confesar lo que siento por Dazai.
Nikolai asintió comprensivamente, entendiendo la lucha interna de su amigo. – Entiendo cómo te sientes, Chuuya. Es normal tener miedo al rechazo, especialmente cuando se trata de algo tan importante como tus sentimientos hacia alguien más.
Chuuya suspiró, agradecido por la comprensión de Nikolai. — Sí, lo sé. Pero siento que necesito decirle a Dazai cómo me siento. No puedo seguir escondiendo mis sentimientos para siempre.
Nikolai le ofreció una sonrisa de ánimo. — Lo sé, Chuuya. Y cuando decidas dar ese paso, estaré aquí para apoyarte en todo lo que necesites.
Aunque las palabras de Nikolai le reconfortaron, Chuuya sabía que enfrentar sus miedos no sería fácil. La idea de confesar sus sentimientos a Dazai seguía atormentándolo, pero también entendía que era el único camino hacia la verdadera felicidad.
En los días siguientes, Chuuya pasó mucho tiempo reflexionando sobre cómo abordar la conversación con Dazai. Se debatía entre la esperanza y el temor, preguntándose si su amigo sentiría lo mismo por él o si su confesión pondría en peligro su amistad.
Finalmente, después de mucha contemplación, Chuuya decidió reunir el coraje necesario para hablar con Dazai. Sabía que debía ser honesto consigo mismo y con su amigo, sin importar el resultado. Después de todo, la verdadera amistad y el amor verdadero se basan en la honestidad y la sinceridad.
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Travesuras Amorosas (Soukoku)
FanfictionChuuya y Nikolai están enamorados y desesperados. - No puedo creer que te gusta el anémico ese. - después de decir eso volvió a reír, incapaz de contenerse. - ¿ Así? Pues al menos a mí no me gusta una persona que parece un momia mal envuelta. ¿Qué...