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—¡Bestia, arriba!— Sakura tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar

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—¡Bestia, arriba!— Sakura tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.

Balbuceé entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Sakura me viera con los ojos abiertos. Me llevé los puños a los ojos y comencé a tallarlos para desemperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande.

Me paré con pereza y abrí la puerta, Sakura estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miró.

—Ponte algo lindo, algo morado, a Ino le gusta el moradp— dijo.

—Estás loca— musité y me di la me di vuelta para vestirme.

—Si quieres gustarle a Ino, escucha mis consejos— gritó desde la cocina.

—No quiero gustarle a Ino, ¡ni siquiera la conozco!— me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación; increíblemente asombrado del esfuerzo de Sakura por emparejarme.

—Sólo vístete, ¿quieres? Ellos llegarán en cualquier momento.

—Eres perversa— la fulminé con la mirada.

—Pero así me quieres— me sacó la lengua y me vi obligado a reír.

—Tonta—dije.

Me vestí con un suéter cuello de tortuga marrón y unos vaqueros negros, sólo por llevarle la contraria a Sakura. A los pocos minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla empezó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Naruto.

Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel de oro, reposaba otro.

—Hola— musité.

—Sasuke, mira, ella es Ino— me dijo Sakura, empujándome por el codo hacía el par de ángeles.

Extendí la mano para saludarle y ella respondió mi saludo.

—Hola— me dijo.

No estaba muy seguro, pero sentía dentro de mí como dos partes; una, atenta a Ino; pero la otra, atenta a Naruto. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

—Bueno, ya que se conocieron, ¿a dónde vamos a ir?— preguntó Sakura.

—¿Quieren desayunar en...?— la voz de Naruto habló por fin, y yo, completo, me perdí en ella.

Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y habían dejado a mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Naruto.

Los labios de los demás dejaron de moverse, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.

—¡Sasuke!— me sacudió Sakura.

—¿Eh?— musité, terriblemente desconcertado.

—¿Que si quieres desayunar pizza?— me preguntó.

manual de lo prohibido- narusasu adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora