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-Así que

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-Así que... ¿estás coqueteándole al novio de la Sally? Ay Pinchi zorra -preguntó Roier, golpeándole con su codo en la costilla y levantándo una ceja al ver a Spreen sentado en una de las mesas mirando hacia afuera.

-Cállate pinchi chismoso. No le estoy coqueteando al Pinchi oso, no sé de donde sacas eso - Juan le miró mal, apoyado en la puerta que llevaba a la cocina.

-Oye te me calmas pendeja, soy tu amiguibi, respétame -Roier le empujó suavemente y comenzó a burlarse

-Me vuelves a decir pendeja y juro que te estampo una de las tortas en la cara, imbécil -el colombiano le sacó la lengua, y antes de que el hibrido araña pudiese darle un zape que le sacaría hasta los ojos, le empujo de vuelta a la cocina y caminó triunfante hacia la barra, yendo a atender el nuevo cliente que había llegado.

-iHoli~ buenas tardes y bienvenido a Ban-boobs, ¿Desea ordenar? -Preguntó Juan con una amable sonrisita en la caja, mirando al guapo chico -no tanto como Spreen que había llegado.

-Hola -Detalló un poco su cara por unos segundos, ojos pequeños, cara relajada y labios gruesos, su cabello era castaño y corto, parecía que ni se acomodaba el cabello pero se acomodaba de una forma increíble, dando a relucir unos mechones rosas y curiosamente tambien termino siendo un híbrido oso

El chico era guapo, pero no tanto como el que estaba en la mesa por encima del hombro del castaño, el cual le miraba capciosamente.

-Quiero una infusión de té de maqui y canela y... -Juan apretó unas cuantas teclas antes de mirar nuevamente al cliente, captándolo mirándole con una sonrisa algo coqueta -Y tu nombre, si puedes, también tu número.

Juan enrojeció hasta las orejas al tan simplemente procesar aquel comentario, ¿tan gay se veía para que le coquetearan en público? Soltó una risa nerviosa la cual era tan parecida a la de un delfín, contagiando al chico de ojos pequeños.

-Me llamo Juan, pero no te daré mi número -bajó la cabeza, perdiéndose la mirada desilusionada del chico -Son $330.

-Soy Rubius, pero tú precioso me puedes Rubí

Juan le miró con una sonrisa y el ceño fruncido, mientras recibía el dinero, entregaba la boleta y comenzaba a preparar la infusión -Bueno, Rubi ¿lo quieres para servir o llevar?

-Hoy para llevar, mañana para servir -Juan miró el rostro coqueto de Rubius, y soltó un pequeño bufido nervioso, ignorando al chico y esperando no enrojecer.

Sintió la mirada de los pequeños ojos del híbrido castaño sobre él, y mirando de reojo, pudo notar que Spreen igualmente le miraba, y que este ahora se encontraba sentado en la barra, a dos asientos de Rubi con una de esas miradas intimidantes pero sumamente calientes que Juan no podía soportar.

Sentía una tensión sofocante dentro de su perimetro. Tener a dos hombres híbridos osos extremadamente guapos que le miraban como un pobre pedazo de carne Juan no era tonto, sabía decodificar miradas- era casi un martirio y ni si quiera habían pasado 5 minutos, se sentía ahogado, observado, y lo peores que muy en el fondo le gustaba sentirse así y ser el centro de atención.

Pero más le gustaría que solo el azabache mirase.

Tapando el envase luego de terminar la infusión caliente, agregó una pequeña carita sonriente a la copa de cartón y se acercó a Rubius con una sonrisa

-Aquí tienes, Rubí -le entregó la infusión al chico, sintiendo las pesadas manos de este abrazar las suyas por un segundo y sintiendose extraño con Spreen observándole -Ten un bonito día -le deseó, porque el chico le había resultado agradable, aunque le hubiese coqueteado en toda su corta plática.

-Nunca tan lindo como tú bombón, Vi sees i morgen vakre gutt -Rubius le giñó un ojo, antes de darse la media vuelta y dejar a Juan con un revoltijo en la cabeza por lo directo que resultó Ser aquel híbrido oso y más aparte soltarle de golpe el acento noruego que en su vida se imaginaria escuchar, podrán ser la misma especie pero eran tan contrarios, o bueno, asi lo veia

(Nos vemos mañana chico hermoso-Rubi)

Se despabiló luego de unos segundos, cuando sintió otra presencia demasiado cerca suyo y un toque en su cabello que le hizo exaltarse.

-¿Qué dem-? -se mordió el labio al ver a Spreen tan cerca de él, tironeando un mechón de su cabello con poca fuerza.

Literalmente podía ver aquellos ojos tan despampanantes que tenía el hibrido, tan oscuros y profundos, llenos de miles de cosas por expresar. Vió aquellas gorditas mejillas que no tenían imperfección ninguna, y esos labios rosas que desde el primer momento quiso probar siendo mordisqueados.

-S-preen... ¿qué haces pendejo? -preguntó nervioso, comenzando a sudar enseguida por sus manos y apretándolas con fuerza en el mandil. Sintió un pequeño tirón más fuerte que los demás en su cabello, y como el híbrido le sonreía de costado. - AY, PENDEJO

-Tenías una basurita en el cabello boludo -le respondió, sin alejarse todavía y tampoco borrando esa sonrisa socarrona que comenzó a acelerar el pulso de Juan.

Lo único que atinó a hacer su cabeza de poroto, fue morderse el labio y mirar hacia un costado avergonzado mientras seguía soltando maldiciones al aire no tan alto para que el gerente ni los que estaban en cocina lo escuchen.

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For me? [] Adaptación SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora