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-¿Me vas a explicar quien carajos te vino a dejar a casa? -Juan gritó como una mariquita y se dio la vuelta en la puerta de su casa, viendo a Roberto -su mejor amigo y compañero de piso- parado en la puerta de la cocina con sus brazos cruzados

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-¿Me vas a explicar quien carajos te vino a dejar a casa? -Juan gritó como una mariquita y se dio la vuelta en la puerta de su casa, viendo a Roberto -su mejor amigo y compañero de piso- parado en la puerta de la cocina con sus brazos cruzados. Parecía que recién estaba a la mitad de su skin care por su bata rosa y una mascarilla de aguacate, acompañado cabello mojado y 2 pinta uñas de color negro en manos, como si buscara diferenciarlo

-Vete a la verga pendejo, no vuelvas a hacer eso -Juan le miró mal, llevándose una mano al pecho, -No eres mi daddy, no debo explicarte nada -le dijo, sacándole el dedo del medio al pelinegro mostrándose como un supuesto chico rudo recargado a la puerta, quien gruñó como un gatito antes de que Juan recogiera sus cosas.

-Es el chico culona y teton que está de pareja con la prima del carre, ¿no?

-Y tú co-? -Juan se detuvo, mordiéndose el labio y sujetándose el puente de la nariz, -Fue el pendejo de Roier verdad?

-Se vendió por unas gorditas acá en la taqueria de la esquina. -Roberto se rió, antes de darse vuelta y comenzar a caminar hacia el sofá de dos cuerpos que había en la pequeña y acogedora salita de estar. El azabache con mascarilla de aguacate se tiró en el sofá a cuerpo muerto, para luego palmear a su costado un minúsculo espacio para que Juan se sentara, e invitándole indirectamente a contarle todo sobre Spreen -ahora con el pequeño avance de que se comieron la boca hace 15 minutos atrás-

Iba a asesinar a Roier, alias Penderoier por contarle al chismoso de su grupo de esos 4 -lo que también contaba a su mejor amigo Barca y Ded- su extraña relación con un hombre emparejado.

Dios, eso de verdad sonaba mal.

En los siguientes tres días, Juan no supo nada del híbrido , porque, aparte de tener pena para escribirle un mensaje luego de todo lo ocurrido dos noches atrás, y de que el oso tampoco le escribía, el azabache no había hecho acto de aparición en l...

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En los siguientes tres días, Juan no supo nada del híbrido , porque, aparte de tener pena para escribirle un mensaje luego de todo lo ocurrido dos noches atrás, y de que el oso tampoco le escribía, el azabache no había hecho acto de aparición en la cafetería, ni si quiera para ir a buscar a Sally, quien seguía con esa actitud hostil que a Juan le daba algo de miedo.

Pero al menos, durante estos dos días, Rubius había ido a alegrarle las aburridas tardes contándole sobre su vida diaria y haciéndole reír con cualquier insignificante coqueteo amistoso. El híbrido de mechones rosas ahora mismo le contaba la vez en donde intentó hacer uno de los tantos bubble tea que Juan hacía y la tapioca había explotado de alguna forma.

A veces pasaban motocicletas fuera de la cafetería, y Juan inconscientemente veía por los ventanales si en alguno de esos casos era Spreen el que estacionaba su motocicleta y se quitaba el casco, como siempre lo vino haciendo desde hace semanas atrás. Pero Juan siempre formaba una mueca de decepción al darse cuenta de que nadie se estaba estacionando, nadie iba a entrar por la puerta y definitivamente Spreen tampoco vendría ni le escribiría hoy.

Despidiendo a Rubius y viendo su chat de con Spreen, decidió dejar su vergüenza de lado y enviarle un simple mensaje que decía hola :)

Y esperó, pacientemente durante toda una hora, atendiendo a la gente y mirando a su celular al lado de la caja registradora por si brillaba a causa de una nueva notificación. Y finalmente a las 7 de la tarde, con las manos picando, abrió el chat, quedando con una sensación completamente amarga al darse cuenta de que Spreen si había visto su mensaje, pero no le había respondido.

Sintió sus ojos lagrimear un poco, con una decepción tan grande que se le cerró la garganta a tal punto de no poder hablar, ¿por qué le sucedía esto? ¿qué tan grande era la presencia del híbrido en su vida para querer llorar como un bebé simplemente por no responderle un mensaje? Juan sintió algo parecido al miedo en su pecho, claramente le quedaban 2 días aún para lo que sea que el híbrido necesitara explicarle, ¿y qué si Spreen le decía que el beso fue un error? ¿y si Sally volvía a refregarle inconscientemente su relación en la cara con el hombre que le tenía re enculado?

¿Estaba enamorado? su labio tembló de solamente pensarlo, de solo pensar que aquello era real, y de que tenía tan pocas y casi ninguna probabilidad de que todo lo que le estaba ocurriendo fuese a salir bien. ¿Qué verga hacía?

Sin poder evitarlo, se cubrió el rostro con sus manos y dejó salir un sollozo casi imperceptible, su situación recién comenzaba a afectarle casi como una pesa del porte de su cuerpo sobre sus hombros. Intentó reprimir la tristeza que comenzó a sentir no sabe cuando.

-Hey, Juan, ¿estás bien boludo? -se sobresaltó al sentir unas manos sujetarle los hombros, y giró su cabeza, encontrándose con el rostro preocupado de Sally a un costado suyo, -¿Qué pasa Juanito?-preguntó de nuevo la chica, a lo que no fue capaz de responderle por el fuerte nudo en la garganta que no le dejaba ni respirar bien.

¿Porque como le explicaba a Sally que estaba enamorado de su novio, que había besado a su novio?

El castaño aún creía que la palabra enamorado era demasiado fuerte, pero él jamás había sentido tantas cosas por una persona, el jamás había tenido la necesidad de estar con alguien y jamás había sentido tanta euforia y emoción al recibir un beso.  Porque el castaño conocía los sentimientos de gustarle otra persona, pero estos sentimientos que tenía con Spreen no se comparan para nada con los otros, estos activaban todos sus sentidos, presionaban todos sus botones correctos y haciéndolo sentirse y verse aún más pendejo que nunca

-Che, ¿Por qué no vas a despejarte un poco afuera pa? Yo me quedo en la caja, ¿si? Ve a calmarte un toque hechicero -le susurró Sally de nuevo, sobando sus hombros tratando de reconfortarle de alguna manera.

Juan sorbio su nariz, controlando todavía sus ojos nublados en lágrimas y enderezándose en el asiento. Le dio a la azabache una mirada apenada de agradecimiento, cosa que por suerte la chica entendió y con una sonrisita le empujaba fuera del asiento. El castaño intentó ocultar su rostro sonrojado y sus ojos llenos de lágrimas antes de salir lo más desapercibido posible hacia la sala de empleados para calmarse.

Solamente le quedaban dos días para saber lo que sea que le diría el híbrido, y tenía miedo de que aquello afectara a su pobre corazón. 

 

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For me? [] Adaptación SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora