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Juan rió sonoramente, volviendo a golpear a Spreen en el pecho con sus puños con un poco de fuerza, y sintiendo a la peluda de Pelusa subiéndose al sillón, para luego acomodarse entre las piernas de Juan, entremedio de los dos y alejándolos lo suf...

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Juan rió sonoramente, volviendo a golpear a Spreen en el pecho con sus puños con un poco de fuerza, y sintiendo a la peluda de Pelusa subiéndose al sillón, para luego acomodarse entre las piernas de Juan, entremedio de los dos y alejándolos lo suficiente como para que sus pechos ya no se tocasen y pudiesen ver por completo los rostros contrarios.

El rostro del hibrido , en ese mismo momento era algo que a el azabache le maravillaba. La forma en que esos rulos caían por su frente, casi llegando a la altura de sus ojos, tan risueños y entrecerrados, brillantes, mirándoles con algo que juan no supo nombrar, pero que le calentó el estómago de manera inexplicable y le puso sumamente nervioso encima de las piernas de Spreen . Se encogió en su lugar, ocultándose un poco entre sus hombros antes de sonreir con timidez y dejar que sus manos viajaran hasta llegar a las de Spreen . Pasó las yemas de sus dedos por las palmas contrarias, sintiendo pequeñas durezas -Juan intuyó que eran por la motocicleta y el hecho de que Spreen no utilizaba guantes-.

Bajando la mirada, presionó sus pulgares en aquellas zonas, masajeando las manos del mayor hasta terminar entrelazándolas suavemente, sintiendo pequeñas caricias de los dedos de Spreen en el dorso de sus manos.

Sintió a Pelusa removerse cuando se inclinó lo suficiente como para que Spreen y él rozaran narices. Juan aspiró el pesado aire de Spreen, tan varonil, su aliento a menta chocando en su rostro agradablemente.

Se estaba derritiendo nuevamente contra él.

-Gafotas-, susurró el mayor, intentando no romper la pequeña atmosfera amorosa que habían creado con tan solo unos roces, -te quiero.

Juan se descompuso, no era la primera vez que Spreen le decía que le quería sin insultos de por medio o juegos donde se mentaban la madre, pero seguía teniendo el mismo efecto de la primera vez. Su sistema y raciocinio dejaba de funcionar, y quería tanto apegarse al chico, quería tanto sostener aquel rostro entre sus manos y besarle hasta cansarle.

Spreen era definitivamente el punto débil, el talón de aquiles, la fibra sensible de Juan , y eso de alguna forma le encantaba tanto que quería permanecer de esa forma cuanto pudiera.

Juan volvió a sonreír quedamente, "Yo tambien, Spreen Dmc"

Días después, Juan se encontraba bromeando con Spreen sobre la barra de la cafetería, con solo una pareja dentro de esta misma que conversaba animadamente cerca de la puerta de entrada, ellos dos se encontraban en su propia burbuja cariñosa. Los dos llenos de pequeñas risillas, inclinados sobre la barra para estar uno más cerca del otro, con ambos pares de ojos admirándose con una ternura casi inquebrantable, y sus dedos jugueteando entre ellos, acariciándose, entrelazándose, dándose pequeños apretones cariñosos.

Juan tenía muchas cosas que decir al sentir la cercanía de Spreen hacia su cuerpo, pero a la vez lo sentía tan innecesario, ya que con sus pequeños roces, gimoteos y sonrisas parecía entender a la perfección lo que le intentaba transmitir el pelinegro, y esperaba que sucediera lo mismo de su parte.

Su estómago se encontraba tan cálido, una sensación tan agradable, tal como tomar un chocolate caliente cuando tienes frio en invierno, o arrimarse cerca de una chimenea cuando nevaba afuera.

Spreen le hacía experimentar tantas cosas banales con su presencia, que cada día estaba más impresionado y curioso sobre lo nuevo que iba a sentir.

-¿S-Spreen, Juan ?-, escuchó, y se despegó de su pequeña aura romántica junto a Spreen, algo desconcertado, para girar su cabeza a la derecha y observar como Sally tenía la mirada fija en ellos, con ojos abiertos, escaneándoles fijamente.

Juan enseguida quitó sus dedos de sobre los de Spreen, lo más sutilmente posible, y se enderezó apretando sus labios entre si de la barra, mirando de reojo como Spreen hacía lo mismo mientras miraba un punto muerto en el suelo.

Pero Juan notó como Sally había puesto sus ojos en sus manos tomadas segundos antes de separarlas, y como sus ojos viajaron de él hacia Spreen al enderezarse y separarse como si sus manos quemaran.

Juan tragó saliva, sintiendose algo temeroso al ver como la pelinegra no le quitaba los ojos de encima, tan oscuros que no sabía qué pensaba ella ahora mismo, -Hmnh... Hola señorita fifas, no sabía que habías llegado ya... el rasho andaba por aca buscándote pero lo agarro mate y se fueron

Sally nuevamente viró sus ojos hacia Spreen , quien no miraba hacia el frente, si no que vagaba en Instagram ociosamente viendo videos de comida vegetariana.

-Si... acaba de empezar mi turno, creo que.. si, les hablare a los chicos mas tarde -, habló, sin despegarse del pelinegro.

Juan se rascó la nuca, -Y... ¿qué sucede? te veo medio apendejada.

-Nada.

Luego de aquello, y dándole una última mirada fugaz, Sally se dió la media vuelta y se marchó hacia la cocina a paso veloz, dejándoles solos -metafóricamente- de nuevo, y con una sensación amarga en la garganta.

Ambos chicos se miraron al perder a Sally de vista, Juan con las cejas algo fruncidas, sin entender mucho lo que había pasado y con un mal presentimiento, y Spreen con una mueca de molestia y extrañeza que borró al sentir nuevamente la mano del contrario sobre la suya.

Dios, ambos estaban algo jodidos.

Dios, ambos estaban algo jodidos

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For me? [] Adaptación SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora