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Cuando Juan intentó bajarse de la motocicleta del hibrido luego de quitarse el casco, Spreen no se lo permitió al tomar su mano y envolverla con la suya mientras se daba vuelta

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Cuando Juan intentó bajarse de la motocicleta del hibrido luego de quitarse el casco, Spreen no se lo permitió al tomar su mano y envolverla con la suya mientras se daba vuelta.

–¿Qué pasa, oso? –preguntó Juan, mientra se bajaba con algo de dificultad para no soltar la mano del hibrido y viéndole subir la visera del casco.

El hibrido le quedó observando por un par de segundos, inspeccionó su rostro de arriba a abajo, antes de soltar una pequeña risita y darle un apretón a su mano, dejando finalmente a Juan bajarse.

–Perdóname boludo –susurró, y Juan enarcó una ceja ante aquello.

–Verga, ¿Por qué perdonarte? No has hecho nada, creo –Juan negó, acercándose un pasito más a Spreen en la acera mientras permanecía tranquilo.

–Exactamente, por eso mismo boludo –Spreen volvió a reir ante la mueca de confusión del castaño , y con su pulgar acarició el dorso de la mano que envolvía la suya, –No he hecho nada, ya no puedo estar con vos todo el tiempo que estaba antes, no puedo pedirte formalmente que seas mi novio, porque no puedo tratarte como uno,digo, te tiro mierda a cada rato gafotas–Juan quedó más confundido que antes, y Juan lo notó, por lo que apretó los labios, —Tengo... miedo... agh olvidalo

–¿Miedo a qué? –Juan comenzó a sentir un poco de miedo nuevamente, por lo que preguntó temerosamente.

–Tengo miedo de que la boluda esa pueda hacerte algo, o decirte algo.

Juan arrugó la nariz y arqueó una ceja, soltando una pequeña risita.

–Soy lo suficientemente capaz de defenderme si me hace algo y ademas, no me dicen hechicero por nada.

Spreen negó con la cabeza, suspirando y cerrando los ojos.

–Lo sé... solo que, cuando le dije que no habia funcionado lo de los 30 días, ella enseguida se dió cuenta que fue por alguien más, me rogó que le contara quién, jurándome que iba a ser mejor que quien me gustaba, que lo iba a superar, todas esas cosas –Spreen se encogió de hombros, amagándo el levantarse de la motocicleta y pasar una pierna por encima, para quedar apoyado en en asiento y en frente de Juan, –No se boludo, me da el pendiente de que ella pueda hacerte algo, que si se entera de nosotros, intente hacerte daño o... no sé, no sé que estoy diciendo, vos sos lo suficiente mayorcito para que le partas la cara a una piba y terminar en la cárcel –el hibrido rió, sintiéndose algo extraño e incomodo y bajando la cabeza hasta mirar el suelo.

–Hey, Spreen –Juan soltó su mano de la de Spreen y le quitó el casco con algo de dificultad, para poder mirarle mejor y buscar su rostro preocupado. –Está bien, no estas diciendo ninguna pendejada oso cariñoso –le aseguró, llevando sus manos a los hombros contrarios y masajeando aquel lugar por sobre la ropa, –Cuando me dijiste que te gustaba, yo pensé que esto iba a pasar, que no podríamos ser una pareja enseguida por la morra fifas. Y está bien, no estoy enojado, tampoco te echo la culpa de que ya no puedas ir a la cafetería sin levantar sospechas. Porque cuando te confesé mis sentimientos, yo sabía que tendríamos que pasar por esto, y no me importa si tú estás a mi lado... ademas, repito, tengo magia, le puedo partir su madre o cometer un crimen sin tener algun sospecha sobre mi, en caso de emergencias por supuesto.

Spreen alzó la cabeza cuando terminó de hablar, nuevamente mirándole por un par de segundos, con los rizos de su cabello tapando sus cejas.

Juan soltó un chillido al sentir el fuerte y repentino abrazo que el de mayor estatura le dió, envolviendolo entre sus brazos y hundiendo su rostro en el cabello castaño de Juan y apretándole con un cariño tan ardiente, que el castaño no pudo evitar sonreir y acurrucarse en el hibrido como un pequeño gatito, teniendo cuidado con sus lentes.

–De verdad que sos el segundo minion mas peligroso del pais boludo, metete de narco y la armas y sacas dinero facil boludo, si vivis de ser hechicero ganas lo mismo que estudiar arte, una mierda –escuchó a Spreen decirlo con un gran humor mientras se reia, antes de comenzar a sentir pequeños cosquilleos en su cabello cuando Spreen comenzó a repartir besos allí.

–Eso no es cierto pendejo, el primero es Carre, la segunda es Star –soltó una risita, y ante eso, Spreen se detuvo y le separó del abrazo. Su rostro se iluminó al ver al azabache con una suave sonrisa tranquila, y aún más cuando de la nada Spreen se agachó un poco y dejó un pequeño beso en la comisura de sus labios.

–Me importa una poronga boludo, vos sos tremendo –Juan rió ante el apodo, antes de sujetar la correa de su mochila y ver como Spreen volvía a colocarse el casco y subirse a la motocicleta, –Descansa boludo, ojalá pueda pasar por ti mañana gafotas –y extendiendo su brazo, acunó la suave mejilla de Juan antes de encender la motocicleta.

–Buenas noches, gótica culona –murmuró quedito el castaño, antes de ver como Spreen se acomodaba levantándole el dedo del medio por el apodo que le dio y partía de su complejo de departamentos por la calle oscura hasta desaparecer al doblar en la siguiente.

Juan suspiró, sintiendo cosquillas en donde el hibrido le había besado y tocado, y en ese momento se dió cuenta de que se le había olvidado pasarle el casco a el azabache.

Negó con la cabeza y partió hacia su departamento. Entrando y pasando del guardia saludándole con un asentimiento hacia el ascensor, que para su suerte estaba en el primer piso y tuvo que esperar nada para abordarlo. Cuando las puertas se cerraron y ya había presionado el botón 5 de su piso, ahogó un grito al darse cuenta de que Drako y Roberto lo debería estar esperando, y él no llevaba nada más que su mochila , y un casco de motocicleta, y para nada el jueguito de princesas disney y algo comestible.

Se quiso golpear la cabeza contra el ascensor, pero no iba a dar semejante show para que el guardia después dijera que estaba loco al ver la cámara. Por lo que esperó a llegar a su piso -deseando que el ascensor tuviese una falla y le dejase encerrado- cosa que no pasó. Y tragó saliva al ver el pasillo de su piso, y dos puertas más allá su departamento.

Gimió frustrado, ¿qué le diría a su hermano y Roberto ahora?

Hola, sabes que me robaron pero me defendí y obtuve un casco de motocicleta ajaja porfavor no me coman.

Caminó despacio, sacando las llaves de su departamento y lloriqueando suavemente al ya verse frente a la puerta. Insertó la llave con el más cuidado posible, intentando no hacer presente su llegada, pero todo se fue al caño cuando de un fuerte movimiento que le hizo gritar, su puerta ya estaba abierta y Roberto y Drako le miraban con una ceja alzado.

–¡Hola Juanito! ¿dónde estabas? –Roberto saludó sarcásticamente, viendo el casco en su mano, –O mejor dicho, ¿con quién estabas, Juan cubito?"

Y así, comenzaba el martirio en su propia casa.

Y así, comenzaba el martirio en su propia casa

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For me? [] Adaptación SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora