La Cena

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"Dilo de una vez" Chiara conducía camino a su antigua casa mientras echaba vistazos esporádicos a la muñeca de su novia. "Babe, no te lo tomes a mal" Intentó comenzar con el buen pie.
"Just say it" Sonrió Violeta sabiendo lo que iba a decir su novia, no era tonta y estaba preparada para aquella cena.
"Quizá deberías de quitarte la pulsera" Propuso mirando aquella bandera de España modificada con el color cuyo nombre era el mismo que el de su novia.

Violeta sonrió y se hizo la ofendida cómicamente. "Amore, no. No puedo renunciar a mis principios" Exageró mientras Chiara negaba por la actitud de su novia. "Es solo una pulsera Vio, no vas a dejar de ser republicana" Suspiró mientras aparcaba en aquel garaje enorme de aquella enorme casa.
"Pero es mi pulsera favorita" Puso un puchero haciendo reír a Chiara.

"Pues tápala al entrar porque como sea lo primero que vea mi padre... vamos bien" Asumió mientras se bajaba del coche, Violeta suspiró y acabó por cubrirse como le había pedido Chiara.
Todo por causar buena impresión a los suegros, pensó intentando no querer provocar un poco más sabiendo cómo eran, o como le había contado Chiara que eran.

"Me van a odiar tanto..." Suspiró mientras caminaban juntas hacia la enorme puerta, Chiara abrió mientras Violeta miraba todo con asombro, jamás había estado en un sitio así de lujoso y enorme.
"Que va, tú solamente deja de lado cualquier ideología política, social, económica..." Enumeró Chiara rezando levemente porque todo fuese bien, era poco probable, pero por rezar que no fuese, pensó.

"Claro, super fácil. Hablaré de las tortugas" Bromeó mientras miraba la enorme piscina del jardín delantero. "Eso está bien" Admitió Chiara sintiendo que sería una comida de lo más aburrida si tenían que hablar de cosas tan banales.
"De cómo las tortugas se están muriendo por las políticas capitalistas que priman el dinero antes que la preservación del medioambiente" Acabó de decir la pelirroja provocando una carcajada de Chiara que sabía cómo era su novia.

"Ya oigo risas, mi pequeña Chiarita está aquí" Escucharon la voz de una mujer que bajaba las escaleras, el sonido de los tacones retumbaba por toda la enorme casa que, por muy decorada que estaba, no podia evitar el eco. "Hola mamá, aquí estamos" Saludó Chiara apretando la mano de su novia para intentar tranquilizarla, Violeta no estaba nerviosa para nada.

"Que placer teneros aquí en nuestra humilde morada" Abrió los brazos de manera pretenciosa señalando la enorme estancia. Humilde mis cojones, pensó Violeta mordiéndose la lengua mientras observaba los altos techos y el suelo reluciente. "Violeta querida, que placer conocerte por fin. Chiara te ha tenido escondida mucho tiempo" Saludó primero a la novia de su hija de la que había oído hablar durante los últimos meses, pero a la que nunca había llegado a conocer.

"El placer es mío, Chiara habla mucho de usted" Habló educadamente la pelirroja que no perdía la compostura.
"Espero que cosas buenas" Comentó la señora con una sonrisa mientras abrazaba a su hija más prolongadamente. Uff si, buenísimas. Pensó Violeta que se le vio en los ojos esa respuesta, Chiara la miró advirtiendo. La pelirroja asintió con una sonrisa que decía: me porto bien.
"Buenísimas" Asintió mientras la mujer se separaba de su hija.

"Que tal el viaje? Habréis venido en primera clase, no? Ya sabes que no me gusta que vengas en turista, que hay mucho maleante" Comentó la mujer preocupada por su hija, Chiara asintió mirando de reojo a Violeta. La primera en la frente, pensó la pelirroja intentando poner su mejor sonrisa.

"Venid, que tú padre está cortando el césped" Cogió la mano de la pelirroja para llevarla a donde estaba el hombre.
Violeta quedó impresionada por el jardín trasero, una piscina aún más grande que la otra, unos setos frondosos y verdes que separaban el jardín del exterior, una fuente blanca preciosa decorando el centro.

Confía - One Shots KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora