K.

5.2K 197 14
                                    

"Me muero de hambre" Murmuró Chiara interrumpiendo los pensamientos de la chica que descansaba sobre su pecho desnudo, empapado del sudor testigo de la pasión que habian compartido.
Violeta elevó la mirada y tuvo que contener una sonrisa bobalicona al observar la dualidad de Chiara, que hacia quince minutos la llevaba al pecado y ahora parecia una niña que pedia comida.

"Que hora es?" Violeta hizo el amago de levantarse del pecho de la ojiverde para coger el teléfono pero Chiara apretó sus brazos para evitarlo, provocando una sonrisa. "No te vayas" Pidió con la voz vulnerable.
Chiara comenzaba a sentir que aquella relación física que había establecido con Violeta desde hacía meses comenzaba a pesarle.

Comenzaba a sentir que cada vez que se despedían en el aeropuerto algo en ella se rompía, y que no solo amaba la faceta sexual de la pelirroja, sino que amaba cuando le acariciaba el pelo después de hacerlo, o le ofrecía agua preocupándose por ella.
Sin embargo, el miedo a no ser correspondida y que todo cambiase no le permitía tener aquella conversación con la chica.

"Quieres que vayamos a cenar algo?" Propuso la pelirroja sintiendo los dedos de la guitarrista deslizándose por su espalda trazando patrones aleatorios.
"Si por favor, I'm starving" Murmuró la morena, fijó su mirada en como la pelirroja se levantaba de la cama desnuda y buscaba ropa por su apartamento para coger como prestada.

Me podría acostumbrar a esto, pensó con una sonrisa mientras observaba aquellas piernas de escándalo enfundarse en uno de los pantalones vaqueros.
"Que? Te vas a quedar ahí? Me voy sin ti" Bromeó Violeta con una sonrisa sonrojada mientras sentía la mirada de Chiara.
"Voy voy" Se levantó ella también cogiendo ropa limpia para ir a cenar algo en condiciones.

Chiara iba siempre medio pasito por detrás de Violeta, fruto de sus pequeñas pausas embelesada con la belleza de la pelirroja.
"Donde quieres ir?" Preguntó Violeta riendo al ver a la menor un poco más atrás, tuvo el impulso de coger su mano como cualquier pareja normal, pero ellas no eran pareja y Violeta se tuvo que reprimir.
"Vamos a cualquier bar cutre, cuanto más sucio mejor" Comentó haciendo reír a la pelirroja que, acostumbrada a los restaurantes caros por su trabajo, agradeció volver a un ambiente humilde y normal.

"Que os pongo por aquí chicas?" Un simpático camarero se acercó a pedirles nota y inmediatamente reconoció a la pelirroja. " Una cerveza con limón y una normal" Pidió la pelirroja que se fijaba más en los gustos de Chiara de lo que ella pensaba.
"De comer algo?" Quiso saber enseñándoles la carta, estuvieron debatiendo unos segundos hasta que ordenaron varias cosas de picar.

"Con que te conoces lo que bebo...eh?" Soltó una pequeña sonrisa la menor elevando las cejas intentando picar a Violeta.
"Por supuesto, me acuerdo porque tienes mal gusto" Acusó haciendo abrir la boca a la morena.
"No tengo mal gusto, es que no me gusta la cerveza fuerte" Se excusó mientras el camarero volvía con sus bebidas.
"No te gusta la cerveza, punto" Determinó la pelirroja dándole un trago a su cerveza.

"Que te den" Murmuró Chiara con media sonrisa, lejos de estar molesta, amaba que Violeta se metiese un poco con ella.
"Para eso ya estás tú" Respondió la pelirroja haciendo reír a Chiara que tuvo que hacer un buen esfuerzo para no escupir la bebida.
"Vio!" Exclamó dándole un golpe en el hombro. "Miento?" Elevó las cejas triunfante haciendo reír a Chiara.
"Cállate" Era increíble las dos facetas de la ojiverde.

"Que planes tienes entonces para el próximo mes?" Se interesó Chiara mientras cenaban tranquilamente en un ambiente tranquilo, no había mucha gente en el lugar y podían disfrutar de una conversación tranquila.
"Pues... el 20 voy a París a cerrar una cosa de trabajo, y no estaré por aquí hasta el diez, porque voy a pasar por casa también" Comentó Violeta lamentando tener que irse tanto tiempo, volvería a casa pero sabía que se sentiría sola.
Chiara pensó en lo mucho que echaría de menos a la pelirroja en aquellos veinte días, su cuerpo y sus gemidos.
Pero quizá también sus sonrisas, sus caricias y sus anécdotas.

Confía - One Shots KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora