Capitulo 31

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Niall fue el primero en despertarse aquella mañana cuando el sol le dio de lleno en la cara. El calor de su propio cuerpo aumentó al percibir la tibieza del cuerpo de _______ sobre el suyo. Antes de darse cuenta de lo que hacía, bajó la cabeza y la besó en la mejilla. Ella se movió inquieta, pero continuaba dormida; reprimió el deseo de abrirle los ojos con un beso en sus párpados para bajar, luego, hasta la fruta húmeda y madura que era su boca.
Intentó moverse y liberarse del brazo de _______, que descansaba sobre su pecho; aquel contacto le quemaba la piel y el calor traspasaba la tela de su camisa. Logró quitar su brazo y colocarlo con cuidado a un costado, pero aún quedaba un obstáculo por sortear. Y aquel sería más complicado todavía. Una pierna asomaba por debajo del vestido de _______ y se había enredado entre las suyas y quedaba prácticamente atrapada entre las sábanas y sus muslos. ¿Cómo conseguiría salir de allí sin despertarla? ¿Cómo podría enfrentarse a ella sin sucumbir a sus deseos?
Se pasó la mano por el cabello. Era imposible, no podría levantarse de aquella cama sin que ella se despertara. Pero debía hacerlo; no podía quedarse todo el día allí; aunque la idea sonaba bastante tentadora debía alejarse de _______ antes de que ella abriera sus ojos.
Se movió con suma lentitud y se quedó de costado, pero ella no se había movido ni un milímetro y su pierna, mucho menos. Estiró el brazo, no tenía más remedio que moverla él mismo. Apoyó la mano en el muslo desnudo de _______ y sus dedos se crisparon al entrar en contacto directo con la tibieza de su piel. Sus dedos descendieron despacio hasta detenerse en su rodilla. Cerró los ojos mientras acariciaba el hueco que se formaba detrás.
Abrió los ojos de inmediato cuando sintió que la mano de _______ le rodeaba la muñeca con fuerza e impedía que siguiera con aquella caricia.
—¿Qué crees que estás haciendo?
Ella lo estaba mirando mientras su mano continuaba apretando la suya detrás de su rodilla.
—No... no quería despertarte —se quedó inmóvil cuando se enfrentó al reproche de sus ojos castaños.
_______ contuvo el aliento; el suave masajeo que Niall había comenzado a darle en la parte posterior de la pierna se había detenido, pero sus dedos aún tocaban su piel y aquel roce enviaba chasquidos electrizantes por todo su cuerpo.
Hubo un instante cargado de intensidad cuando los ojos celestes de él bajaron hasta donde había llegado su mano.
—He intentado levantarme, pero estaba literalmente atrapado debajo de tu pierna —susurró él sin apartar la mirada. Parecía que la piel bronceada de su muslo brillaba aun más al recibir los rayos de sol.
—Lo siento —balbuceó _______ y se apartó de él. Se sentó en la cama y se cubrió como pudo con las sábanas, ya que el vestido que llevaba era demasiado revelador y se sentía incómoda bajo la atenta mirada que él le estaba prodigando.
Tenía que preguntarle cómo habían terminado enredados en aquella situación, pero las palabras no salían de su boca; estaba aún conmocionada y tener a Niall tan cerca no le permitía actuar con sensatez. Él le nublaba la razón y hacía pender de un delgado hilo el poco juicio que le quedaba.
Niall se sentó en la cama y le dio la espalda. Ella aprovechó para mirarlo y, por un instante, tuvo la loca idea de acercarse por detrás, abrazarlo y pedirle que no se fuera.
Pero no lo hizo, la poca cordura que le quedaba se lo impidió. Lo observó mientras echaba un vistazo a su reloj.
—¿Tienes algún plan para esta tarde? —le preguntó de repente.
—No, es sábado y pensaba dedicarme a pintar. ¿Por qué lo preguntas?
Se puso de pie y se volvió hacia ella. ¡Dios! ¿Cómo había podido estar tan cerca de ella y no haberle hecho el amor? Pensó que debía tener una voluntad de hierro; de otro modo, no se explicaba cómo no había cedido ante la tentación que significaba _______ para él. Estaba cubierta con las sábanas y sin embargo, percibió que aún temblaba de deseo debajo de ellas. Sus ojos castaños se habían oscurecido y unos mechones de cabello le caían sobre los hombros desnudos.
Un músculo vibró en su mandíbula al contemplar semejante imagen. Si no salía de aquella habitación en ese preciso instante, el dominio del cual había echado mano para soportar no ceder a sus más bajos instintos lo haría flaquear.
—¿Te gustaría acompañarme a un partido de hockey?
_______ no pudo menos que sorprenderse ante aquella invitación.
—¿Un partido de hockey?
—Sí, estamos seguros de que el niño que entregó la caja asistirá al partido —le dijo y fue hacia el cuarto de baño.
Por un instante _______ no supo qué decir. Él le estaba pidiendo que lo acompañara, pero ni siquiera era una cita. Solo formaba parte de su labor como policía. Soltó un suspiro de resignación. ¿Qué otra cosa podía esperar? Después de todo, ella también era parte de su trabajo policial y nada más.
—Está bien, iré contigo —respondió, sin demasiado entusiasmo.
—Bien, el partido es a las tres. En una bolsa que dejé anoche en el salón encontrarás un par de sudaderas de los Falcons; quiero que uses una. —La miró antes de desaparecer detrás de la puerta—. ¿Te importa que use el baño primero?
—No, adelante..
Se quedó contemplando la puerta cerrada y sonrió al escucharlo tararear una canción country mientras se duchaba. Se levantó de la cama y notó con desagrado que el vestido que había elegido para ponerse para la cena malograda estaba completamente arrugado. Se lo había puesto con la intención de seducir a Niall y no le habría importado que él se lo hubiera quitado y luego arrojado al suelo en un momento de pasión; pero en ese momento aquella tela celeste solo era la sombra de lo que había sido la noche anterior.
Fue hasta la cocina para prepararse un café mientras Niall terminaba de ducharse. Al pasar por el salón vio que todavía quedaban sobre el baúl color peltre los restos de la cena. Seguramente, Niall había visto los platos servidos y la botella de vino cuando había llegado. Se mordió el labio, también la había encontrado dormida sobre el sofá y se había tomado la molestia de llevarla hasta la cama.
Dio un salto cuando el teléfono del salón comenzó a sonar. Antes de que pudiera llegar hasta él, el contestador automático entró en funcionamiento:
«Te has comunicado con La casa de los horrores; si quieres que alguno de los seres que moran en este lugar se comunique contigo, deja tu número de teléfono o, si lo prefieres, deja tu mensaje después de la señal.»
_______ no pudo contener la risa; mucho menos, cuando descubrió que lo que el mensaje llamaba «señal» no era más que el grito desgarrador de una mujer que parecía salir de alguno de los pósters que colgaban de la pared de aquel cuarto.
— Niall, soy yo —reconoció la voz de Camila Castro de inmediato—. Jack Gordon sigue todavía bajo custodia; esta misma tarde su abogado pedirá su liberación. Quería avisarte de que uno de los oficiales se ha encargado de verificar si tiene un nudo celta tatuado en alguna parte de su cuerpo: no lo tiene. Aunque eso no significa nada, tal vez la doctora Grant se equivocó. En fin, quería que lo supieras. Date prisa, debemos encontrar algo para retenerlo y el tiempo está corriendo en nuestra contra. —Hizo una pausa—. No te entretengas demasiado ahí. —Luego cortó.
_______ notó cierto fastidio en la voz de la detective, sobre todo en la última parte de la llamada. «No te entretengas demasiado ahí.» Obviamente se estaba refiriendo a ella. No solo era parte de su trabajo policial, sino que también se había convertido en un entretenimiento para él. Lanzó un par de maldiciones al aire y regresó a la cocina.
—Creía haber escuchado el contestador —dijo Niall y entro detrás de ella

No me olvides (Niall Horan & Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora