Capitulo 25

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_______ se despertó aquella mañana y lo primero que vieron sus ojos fue la figura de Niall recortada contra los rayos de sol que entraban por la ventana.
¿Qué estaba haciendo allí? ¿Acaso había pasado la noche sentado en aquella silla velando su sueño? Se había acostado cerca de las once, después de que Brandon se fuera, y lo había esperado despierta un buen rato. Al final había desistido de hacerlo y se había ido a dormir. Ni siquiera lo sintió llegar, tampoco había percibido que se había metido en la habitación para dormir cerca de ella. ¿Qué habría sucedido? Nunca antes lo había hecho y estaba segura de que aquella actitud tenía que ver con la cuarta víctima que el hombre que la acechaba se había cobrado.
Se sentó en la cama y lo contempló un instante. Su esbelto y poderoso cuerpo apenas cabía en la butaca. Sus piernas estaban extendidas hacia adelante y un pie descansaba encima del otro. Elevó los ojos y observó cómo la tela de su camisa arrugada salía de forma desarreglada por encima de lacintura de sus pantalones. No había rastro alguno del nudo de la corbata que caía sobre su torso. Tenía las mangas de la camisa arremangadas a la altura de los codos; un cosquilleo en el estómago la invadió cuando se recordó a sí misma rodeada por aquellos brazos. Observó su rostro; parecía calmado, la comisura de sus labios se curvaba casi en una sonrisa y un mechón de cabello le caía sobre la frente.
Se sonrojó cuando él abrió los ojos y la miró. Levantó las sábanas para cubrirse. No fue más que un reflejo, sabía perfectamente que estaba tapada por completo. Sin embargo, por la manera en que Niall la estaba mirando, se diría que las sábanas no existían o que sus ojos color celeste intenso sabían traspasarlas y llegar hasta ella con el mismo poder de un rayo láser.
—Buenos días. ¿Has dormido bien?
_______ asintió.
—Llegaste tarde anoche —dijo y juntó las manos sobre su regazo.
Niall alzó una ceja.
—¿Me estabas esperando?
Ella tragó saliva.
—Brandon y yo trabajamos hasta las once —explicó—. Cuando me acosté, aún no habías llegado.
—Llegué un par de horas después. —Se levantó y estiró los brazos por encima de la cabeza.
—¿Qué sucedió? —preguntó _______ mientras seguía cada movimiento suyo con atención. Su camisa se había levantado al estirarse y parte de su abdomen asomaba por debajo y atraía, de manera inevitable, sus ojos hacia aquella parte de su anatomía. Agradeció cuando él se giró y le dio la espalda.
—Ha vuelto a asesinar —respondió con la vista fija en la ventana.
_______ lo sabía, él mismo se lo había dicho antes de marcharse; sin embargo, volver a oírlo una vez más solo acrecentaba su angustia.
—¿Cómo se llamaba?
Niall se dio media vuelta sorprendido con su pregunta.
—¿Por qué quieres saberlo?
—Solo dime su nombre —le pidió.
—Se llamaba Rita Laursen —respondió.
_______ cerró los ojos pero no le sirvió de nada.
—Dime los nombres de las otras tres chicas —dijo con la voz quebrada.
Niall avanzó hacia ella y se sentó en la cama.
—_______...
—¡Maldición, Niall! ¡Solo dime sus nombres!
Sus ojos castaños estaban húmedos por el llanto y él sintió que _______ necesitaba hablar de aquello y enfrentarse a los fantasmas de un pasado que, irremediablemente, se mezclaba con su presente.
—La primera muchacha se llamaba Anna Beasley; la segunda era Alison Warner.
—Continúa.
—El nombre de la tercera víctima era Tessa Hodgins.
_______ desvió la mirada y clavó sus ojos en la ventana.
—Ellas no deberían haber muerto... no deberían —susurró temblorosa.
Niall se acercó todavía más y sujetó a _______ de la barbilla.
—_______, mírame. —Levantó lentamente su rostro hasta que sus ojos se enfrentaron por fin—. No hay nada que tú hubieras podido hacer para evitar que sucediera.
—¡Pero ellas están muertas y es por mi culpa! —gritó en medio del llanto.
—¡No! —Pasó ambos dedos pulgares por sus mejillas y comenzó a secarle las lágrimas—. No lo es.
—¡Puedes decir lo que quieras, pero nada ni nadie podrá hacer que me sienta mejor! —lo increpó entre sollozos.
Sus manos, que descansaban sobre la cama, se habían cerrado en un puño.
Niall tomó entonces sus apretadas manos y se las llevo a la boca. Depositó un par de besos en cada una y clavó sus ojos celestes en el rostro consternado de _______.
—Tú solo eres una víctima más en toda esta historia.
_______ no dijo nada; apenas era consciente de la extraña conexión que tenía con él y de la ternura que le estaba prodigando. Niall sabía qué decir y hacer para hacerle sentirse mejor. Su voz grave y dulce provocó que un cálido estremecimiento la recorriera de arriba abajo. La proximidad de Niall y el calor que los envolvía y aumentaba segundo a segundo no hacían más que inquietarla.
Niall presentía lo que vendría a continuación y, por un instante, se olvidó de todo lo demás.
Sus bocas se buscaron y se encontraron. Aquel beso no fue tan intenso como el que se habían dado dos noches antes pero la misma dulzura con la que iba acompañado era tan irresistible como la pasión que los había estremecido la primera vez.
Incapaz de contenerse, _______ se apretó contra él y amoldó su cuerpo al suyo. Niall sabía que debía poner distancia entre ellos pero no podía moverse. Necesitaba beber de su boca hasta la última gota de placer; metió sus manos por debajo de la ropa y le acarició la espalda con movimientos circulares mientras ella se arqueaba más contra él para sentir cómo cada milímetro de su cuerpo entraba en contacto con el suyo hasta quedar completamente pegados.
_______ dejó escapar un gemido y aquel sonido ahogado pareció retumbar en los oídos de Niall.
Debían parar, terminar con aquello antes de que las cosas se desviaran por un camino del que ya no podrían regresar. «No puedes.» Dos palabras que sonaban cada vez con más fuerza en la cabeza de Niall, dos palabras que evitarían que cometiera un gran error.
Apartó a _______ mientras procuraba recobrar el aliento. La miró en silencio un instante e intentó reunir valor para obligar a las palabras a salir de sus labios.
—Se está haciendo tarde. —Sintió que se le encogía el estómago al mirarla a los ojos otra vez.
_______ retrocedió como si sus palabras la hubiesen golpeado con la fuerza de un puño. Era la segunda vez que él se acercaba para luego apartarse de ella de repente y, de nuevo, se sentía una ******* por haber permitido que volviera a pasar. Tenía ganas de llorar, de rabia y de impotencia, pero no lo haría frente a él. No le daría esa satisfacción.
Lo observó mientras se ponía de pie y se alejaba hacia la puerta.
—¿Qué dices si salimos a correr? —Echó un vistazo a su reloj—. Si puedes estar preparada en veinte minutos.
—Lo estaré en menos de la mitad —respondió tajante.
Niall salió y cerró la puerta tras de sí. _______ se apoyó en el cabecero de la cama y se quedó mirando la puerta cerrada.
El corazón aún le latía con fuerza y la temperatura de su cuerpo no había menguado. Aquella situación debía terminar, no era bueno para ninguno de los dos. No tenía sentido y no le encontraba una razón. O quizá sí existía un motivo para que él actuara de esa manera, solo que ella prefería ignorarlo. Algo o alguien le impedían a Niall dejarse llevar y entregarse por completo a lo que sentía por ella.
_______ tenía sus sospechas y temía comprobar que eran acertadas.
Cerró los ojos y se humedeció los labios, aún había vestigios de sus besos en ellos; su perfume todavía se podía oler en el aire. Se incorporó y se levantó de un salto; le había dicho a Niall que se daría prisa y ya había perdido cinco minutos pensando en él. Debía hacer lo imposible por apartarlo de sus pensamientos y olvidar lo sucedido; de seguro, él haría lo mismo en los brazos de Camila Castro.
Caminó hacia el cuarto de baño, soltó un par de maldiciones y arrojó el pijama con rabia dentro del cesto de la ropa.
—Creía que un hombre con tu condición física tendría un poco más de resistencia. —_______ se quedó trotando en el lugar mientras observaba a Niall, que intentaba alcanzarla un par de metros detrás.
—Creía... creía que corrías solo media hora —respondió con la respiración entrecortada.
—A veces me extiendo un poco más. —Sonrió con malicia—. Hoy es, precisamente, uno de esos días.
Se detuvo hasta que él logró ponerse a la par de ella.
—Será cuestión de que se acostumbre a llevarme el ritmo, detective.
Lo observó mientras se detenía para estirarse y recuperar un poco el aire. Habían dado más de diez vueltas al parque Roeding; sin embargo, Niall tenía todo el aspecto de haber corrido una maratón.
Él la miró con indiferencia.
—Prefiero la comodidad de mi gimnasio.
—Yo no cambiaría esto por ninguna otra cosa. —Hizo un par de elongaciones y algo de rotación decintura—. Deberías hacerlo cada mañana, apuesto a que cambiarías de opinión.
—Lo dudo.
—¿Otra vuelta más? —propuso desafiante.

No me olvides (Niall Horan & Tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora