no me gusta tu novia.

41 4 1
                                    

Al final me había decidido por la segunda opción, el vestido negro, me lo volví a poner, lo acomodé un poco en las curvas y salí del vestidor descalza, quedándo a la vista de Tom y de la chica que nos atendió.

Ámbos se me quedaron viendo, Tom algo sorprendido, no me a visto con algo ajustado en un año entero, y no era ropa tan ajustada como este vestido, creería que es la primera ves que me ve en vestido.

- E-e-éstas...Dios, ¡hermosa!
Me alagó enredandose con torpeza en sus palabras.

- Es un chico muy afortunado, tiene una novia muy linda.
Dijo con una sonrisa la vendedora.

- Estem, no somos pareja.
Respondí.

- Oh, lo siento, pensé que-
No alcanzó a terminar que Tom la interrumpió.

- No se preocupe, es normal en nosotros, es que juntos haríamos la pareja perfecta.
Le dijo con algo de orgullo en esas palabras, sólo espero que lo diga bromeando.

- Okey, ¿y que vestido llevarán?
Preguntó la vendedora.

- Quiero este, ¿cuánto cuesta?
Pregunté.

- Está en el cartel de la parte trasera.
Respondió señalandolo.

Di vuelta mis brazos tocando mi espalda, agarré el cartelito con el precio y lo leí, Dios, esto es muy costoso, prefiero otro más barato.

- No Tom, cuesta mucho.
Le mostré el cartel.

- No me importa, se te ve hermoso. ¿Tiene unos tacones que convinen con ese vestido?
Preguntó.

- Si claro que si, ya vuelvo, pero antes, ¿los otros vestidos están en el vestidor?
Preguntó señalando el vestidor en el que me cambié.

- Sip.
Contesté.

- Okey, gracias.
Dijo y se fue hacia el vestidor, sacó los vestidos y se fue a guardarlos, yo por lo tanto solo me quede callada, mirando mis curvas tan notorias en el espejo, Tom también me miraba, de reojo, pero me miraba, sentía su mirada pesada en mi.

Al rato volvió la chica con una caja, me imagino que son los tacones, me la dio y la abrí, eran unos tacones hermosos, que la verdad, si combinaban con el vestido negro, le pase la caja a Tom y me los puse, me quedaban hermosos, y eran de mi talla.

- Dios, los amo.
Dije mirándome al espejo una y otra ves.

- Si que te quedan, ¿cuanto seria en total?
Preguntó a la vendedora sacando su billetera.

- ¡Tom, no!
Lo regañe, no quiero que gaste dinero en mi.

- No seas aguafiestas, te quedan hermosos, esta noche quiero que los uses.
Sacó una tarjeta de su billetera, pagando el vestido y los zapatos. La vendedora me dio el vestido en una bolsa de compras muy bonita, y los zapatos en la caja, la cual puso en otra bolsa bonita. Nos fuimos al auto y aceleró.

- To-
Me interrumpé.

- ¿Te falta maquillaje?
Preguntó, aún manejando el auto.

- ¿Que? No, es lo que me sobra, además no quiero que gastes más dinero.

- ¿Segura que si tienes maquillaje?
Volvió a insistir.

- Dios, si Tom, si tengo, estoy segura, sólo...no gastes ¿si?

- Okey, okey, no lo haré, pero más te vale que ésta noche cuándo venga a buscarte salgas con ese vestido y esos zapatos.

- Si, lo haré.

Íbamos en silencio, otra ves, Tom concentrado mientras manejaba, en algunos semáforos se detenía a mirarme o hablarme de algo, en uno de esos semáforos Íbamos a carcajadas por las anécdotas que yo contaba de mi escuela en la otra ciudad, y así asta que llegamos a mi casa.

~ teenage love  ~ Bill Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora