✎ . . . Capítulo uno

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¡Al dos por uno!

—¡Arrodillense humanos! ¡La diosa ______ está aquí! —gritó la diosa extendiendo sus manos en dirección a la gran ciudad. La sonrisa aun no se había borrado de su rostro.

—Alguien por favor ayúdeme —fueron las palabras de la chica que se encontraba llorando en los baños. Ella era el alma que la shinigami buscaba.

Siguiendo el olor débil pero inconfundible de aquella alma que quería partir de ese mundo, la diosa utilizó sus alas para entrar por una de las ventanas y comenzar a recorrer los pasillos, después de todo nadie podría verla, excepto la joven alma que buscaba.

—El olor es débil, pero sé que está cerca —murmuraba la de ojos rojos, no solo para sí misma sino también para su shinki.

—¿Está segura de eso? —preguntó la pelirroja ahora convertida en una filosa hoz, sin embargo aún podían comunicarse.

—Completamente.

Sus pasos resonaron a lo largo del pasillo mientras apresuraba su paso, el leve aroma cada vez se desvanecía a tal punto que terminó perdida mientras parpadeaba con una mezcla de confusión y molestia. Ahora no sabía dónde estaba, la única pista que tenía era la puerta del baño de chicas.

—Maldita sea, se nos escapó Haruki.

—¿Cree que haya entrado en razón o algo así? Y deje de llamarme por mi nombre completo.

—No lo sé, pero me molesta —murmuró entre dientes mientras mordía el interior de su mejilla—. Vuelve Haru.

Después de aquellas palabras, la hoz terminó por regresar a lo que era antes. La chica se apoyó en la pared mientras observaba a la diosa caminar de aquí para allá, aunque ella llevaba con la shinigami quizá una década y poco más, era suficiente para saber que a pesar de su gran cargo y/o título, se estaba conteniendo de hacer lo más parecido a un berrinche humano.

—¡Estoy que me lleva la…! —exclamó la diosa a punto de comenzar, sin embargo un grito proveniente del mismo baño les hizo dirigir su atención.

—Parece que alguien tuvo un encuentro con Hanako-san —se rió la pelirroja tratando de poner humor a la situación. Solo se ganó una mirada no muy contenta de su superior mientras la misma abría la puerta del baño ganándose otro grito por parte de la chica que estaba dentro, la cuál de por sí ya estaba bastante asustada.

«¿De dónde demonios aparecieron estos dos? ¡Mejor dicho, esos cuatro!» pensó Mutsumi, la chica del baño.

—Yo soy dios —exclamó el chico de cabello negro antes de regresar su vista a la puerta—. Y al parecer tenemos una invitada extra.

—Mas respeto, no soy solo "una extra" aquí, ¿Está bien? —habló la diosa cruzandose de brazos—. Tú ni siquiera eres dios, eres uno entre muchos.

Haru no hacía más que observar la extraña escena frente a sus ojos mientras se posicionaba al lado de la otra chica en el lugar, quien al parecer también era un tesoro sagrado.

—¡Oye! No digas eso enfrente del cliente —exclamó el dios no reconocido mirando a la shinigami.

—¡A mí que me importa, solo estoy diciendo la verdad! —contraatacó ______ señalandolo con uno de sus delgados dedos.

𝐃𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐢𝐠𝐚𝐦𝐢 ━━━━𝐊𝐨𝐟𝐮𝐤𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora