✎ . . . Capítulo nueve

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✎ ¿Por qué estoy volando?

Después de aquella fatal interacción, las jovencitas junto con el dios moribundo y los shinkis lograron llegar a la casa de la diosa de mala fortuna, quien salió a recibirlos con gusto esperando una visita cortes.

—¡Kofuku, soy yo ______! —gritó la diosa ante la puerta cerrada, desplomandose de rodillas en el patio.

—¡Soy Iki, ¿Podemos entrar?!

—¡_______, Hiyorin! —la chica de cabello rosado salió con una sonrisa—. ¿A qué se debe todo ese escándalo? —cuestionó borrando su sonrisa al instante al ver a que se debía.

—¡Salva a Yato, por favor! —pidieron ambas mientras la castaña dejaba al dios sobre el césped.

Detrás de la diosa, apareció Daikoku con un ceño molesto mirando al conjunto y sin dudarlo, unió sus dos dedos trazando una línea entre el césped y la casa.

—¡Restricción! —gritó dejando al grupo fuera.

—¡¿Una línea?! —cuestionaron sorprendidos Yukine y Haru.

—¡Por favor, Daikoku, abre! ¿Por qué…? —habló la castaña desesperada golpeando el muro fronterizo de la línea mirando suplicante a la diosa y su shinki.

—¡Maldita sea, dejennos pasar! —gritó la shinigami golpeando la frontera con su palma abierta, notando que la misma tenía una mancha de impureza—. Si no lo hacen…

—¡¡Yato morirá!! —gritaron ambas chicas.

Ante tal desesperación, Daikoku intentó serenar su expresión y miró a la chica mitad ayakashi.

—Solo Hiyori puede pasar —dijo mientras la castaña cruzaba la línea y se dirigió a su diosa—. Kofuku, encárgate de sus impurezas con agua.

—¡¿Y yo qué hago?! —cuestionó exasperada ______.

—Tú quédate ahí, estás infectada también —respondió el azabache con dureza.

—¡Mentira! ¡Puedo ser de utilidad! —respondió mirándolo—. Por favor, te lo suplico.

Perdiendo aquella actitud ciertamente arrogante que la caracterizaba al principio, se arrodilló mirando al shinki, ella estaba en una posición superior a él por naturaleza y aún así, lo único que le importaba era salvar a su amigo.

—______-san, levántate, no tienes que inclinarte a alguien como yo —respondió el hombre dándose la vuelta no sin antes encomendar su tarea a la shinigami—. Has vivido lo suficiente para saber que es un ritual de purificación, necesitamos tres shinkis pero no podemos disponer de tu shinki mayor. Así que busca uno o él no vivirá a hasta el amanecer.

—¡E-entiendo! —la diosa tambaleó ligeramente hacia atrás mientras se ponía de pie mirando a sus shinkis, quienes veían al dios retorcerse en el suelo con dolor—. Y ustedes dejen de pensar.

______ sin pensarlo dos veces, extendió sus alas. Aún no estaban del todo listas para volar, pero tenía que hacerlo, se deshizo de las últimas vendas y se elevó con un doloroso movimiento, sobrevolando la ciudad hacia un templo específico, el templo de Tenjin.

𝐃𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐢𝐠𝐚𝐦𝐢 ━━━━𝐊𝐨𝐟𝐮𝐤𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora