✎ . . . Capítulo cinco

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Ebisu Kofuku

En un patio trasero de una casa cualquiera, se encontraba una diosa de alas negras poniendo su mano sobre la cabeza de un perrito muy viejo y cansado, sus dos compañeros esperaban sentados en los escalones del portal de la casa. Al lado de la diosa, un trío de hermanos la acompañaba.

—¡Dígame que estará bien, por favor! —rogó una niñita rubia mientras lloraba y su hermana a su lado la consolaba.

—Está cansado, es muy viejo y ya ni siquiera puede sostenerse en sus cuatro patas —analizaba ______ poniendo una mano en su mentón.

—Sayuri, llévatela —ordenó el de mayor de edad mientras las dos chicas desaparecían dentro de la casa pasando entre ambos shinkis—. Entonces…

—Mira chico seré honesta. Tu perro tiene dos opciones, lo dejamos descansar de una vez o lo dejas sufrir hasta que la naturaleza siga su curso.

—Te llamé por algo en específico, así que, hazlo —el chico soltó la última palabra con mas dureza de la que pretendía o sentía, no porque odiara a la diosa, sino porque era difícil para él despedirse de su mascota.

—Te concedo cinco minutos a ti y a tus hermanas si me regalas una manzana —______ se alejó sin esperar respuesta mientras se sentaba en el medio de sus compañeros.

Nadie dijo nada, los tres solo observaron a las dos niñas de antes acercarse al mayor y agacharse a la altura de su perro mientras lloraban diciéndole algunas palabras cariñosas. Pasados los cinco minutos, Haruki supo que tenían que actuar.

—Ven Hakki —la guadaña se materializó en sus manos, los hermanos se apartaron. La nombrada Sayuri abrazaba a la rubiecita que lloraba desconsoladamente.

Aki por su parte decidió hundir su cabeza entre sus rodillas, no quería ver la "atrocidad" que estaba a punto de realizar la diosa, aún así no pudo evitar espiar un poco solo para encontrarse con ______ poniendo su guadaña detrás de la nuca del perrito, un solo movimiento bastó para que la pancita del canino dejara de moverse y en su lugar apareciera otro perro al lado de su ama, este era de color azul transparente, había recobrado su vitalidad. El pelinegro levantó la vista con sus labios levemente abiertos, el canino daba vueltas alrededor de su ama mientras Haruki volvía a su forma original.

—Buen chico, buen chico —halagó la diosa mientras el perrito ponía sus manos sobre su manto, ______ levantó su vista hasta el azabache y le hizo una seña.

—¿Yo? —musitó en voz baja señalándose a si mismo.

______ asintió al mismo tiempo el niño se acercó, el perro de inmediato lo notó y empezó a juguetear a sus alrededores.

—¡Basta, basta! Eres muy juguetón —soltó una risa mientras el animal colocaba sus patas sobre él con suficiente fuerza para hacerlo caer al pasto.

Sin darse cuenta, el trío de hermanos había desaparecido del lugar y ahora el mayor venía saliendo de la casa con dos bentos de comida más aparte una manzana, la última se la lanzó a la diosa quien la recibió entre sus manos. La comida le fue entregada a la joven pelirroja mientras al más pequeño le fueron entregados algunos dulces.

—Gracias por su ayuda, estamos agradecidos —habló el chico haciendo una reverencia mientras el trío se dirigía a las afueras.

Los tres salieron de aquel hogar caminando hasta un parque cercano, lugar donde se acomodaron cerca de una fuente y destaparon la comida que se les había obsequiado. El perrito o lo que quedaba de él —su alma— los había estado siguiendo hasta aquel parque.

𝐃𝐢𝐨𝐬𝐚 𝐒𝐡𝐢𝐧𝐢𝐠𝐚𝐦𝐢 ━━━━𝐊𝐨𝐟𝐮𝐤𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora