22- Otra vez

1.2K 51 5
                                        



Narra Violeta:

La sala de espera se sentía realmente fría, las paredes eran blancas y en algunas partes había algún que otro cuadro para tratar de mostrar el lugar como seguro y sencillo. Donde no te juzgarán.
Me sorprendió ver a niños esperando su turno, muchos me observaban y se reían y yo les sonreía triste. Kiki estaba realmente nerviosa, ella negaba sus nervios, pero sus piernas temblaban incontroladamente, mordía sus uñas y no dejaba de mirar la hora.

-¿Chiara Oliver?- dijo una chica morena con gafas y Chiara se levantó para acceder a la consulta.

-Hola Susana, ella es Violeta- dijo Chiara sentándose en uno de los dos sillones que había.

-Hola Violeta, soy Susana, la psicóloga de Chiara- dijo sonriendo y dándome la mano.
Se veía que era muy profesional, ya que los psicólogos no pueden abrazar, ni mantener contacto físico a no ser que sea necesario.

Cogí asiento y Susana comenzó a hablar. Agarré la mano de Chiara para relajar sus nervios.

-Bueno, primero querría saber que te ha contado Chiara exactamente, no quiero meter la pata y hablar de cosas que ella aún no ha querido exteriorizar contigo- dijo con una voz neutra y suave.

-Ella me ha contado su abuso, tipo, me lo ha citado, me ha dicho quien y cuando, y tras eso le entró un ataque de ansiedad- dije agarrando más fuerte a Chiara, la cual tenía los ojos llorosos.

-Vale, perfecto, primero de todo, gracias por haber sido fuerte y haberte abierto con Violeta, y ahora hablaremos lo que necesites y yo luego le daré un par de consejos si te parece bien claro- dijo y Chiara asintió sonriendo triste.

Pasamos la hora hablando sobre cómo fue, Chiara lloraba y aunque Susana le dijese que no hacía falta hablarlo todo tan pronto, ella quería soltarlo ya.

-Hay cosas de aquí que no me has contado antes Chiara, valoro mucho tu esfuerzo- dijo de nuevo Susana.

Chiara había pasado hacia 5 años por un infierno. Habían abusado de ella, nadie le creía, y pasado el año con una depresión, encontró en su vida a Susana, la cual la animó a dejar a su pareja, que no creía la versión de Kiki, y a denunciar a ese chico.
Susana era un sol, muy profesional y tenía mucha paciencia y tacto con Kiki.

-Gracias por todo lo que ha pasado hoy Chiara- le dijo apretándole la mano en señal de agradecimiento y volvió a hablar- creo que sería bueno que pidieses cita para el psiquiatra, ella podrá recetarte lo que necesites- Chiara bufó- se que es horrible tener que ir y contarle a una señora sin empatía como te sientes, pero creo que necesitas la medicación. Si puedes pídelo hoy.

-Llamaremos al salir Susana, muchas gracias- le dije despidiéndome- aplicare tus consejos.

Al salir Chiara no decía ni una sola palabra, su cuerpo estaba encorvado y miraba al suelo.
Decidí llamar al centro de salud y pedir cita.
Cuando llegamos a casa Chiara se tumbó en el sofá.

-Gracias por venir- susurró antes de caer dormida.

Decidí taparla con una manta y llamar a Denna. Todo lo que había contado Kiki me ardía por dentro y necesitaba salir y tomar algo para despejarme.

Tras pasar varias horas con Denna llegó la llamada de Chiara, preguntando a donde había ido. Por lo que decidí irme a su casa para cuidar de ella.

-Hola cielo- le dije besando su frente- creo que tienes fiebre- le dije al notar su frente más caliente de lo normal.

Tras ponerle el termómetro descubrimos que estaba enferma, por lo que decidí quedarme con ella a dormir para cuidarla.

Debía ayudarla, ya no sólo con su resfriado, ni su fiebre, si no con su mente. Estaba aterrada y debía quererla más y cuidarla.






Narra Chiara:

Ya habían pasado dos meses  desde el día donde Violeta me acompaño al psicólogo. Seguía teniendo días malos, días donde no podía salir de la cama y días donde Violeta no podía despegarse de mi, del miedo que sentía. Seguía yendo con Susana cada semana, ir a su consulta me hacía crecer como persona y sanar cada herida.
En cuanto a Vio llevábamos el último mes viviendo juntas, excepto varios días que debió irse a Granada por reuniones de empresa. Seguía pagando mi alquiler, cosa que me preocupaba, ya que no iba sobrada, pero tampoco veía el momento de hablar sobre vivir juntas y pagar las cosas a medias. Sentía que era muy pronto, pero un mes para nosotras había sido rutina, amor, mimos... me moría de ganas de poder decir oficialmente que vivimos juntos.

Estábamos viendo una serie después de cenar, como acostumbrábamos hacer, hasta que una llamada me hizo pegar un salto.
Era Ruslana.

-Hola Rusli, ¿todo bien?

-Hola Kiki, soy Omar, estamos yendo al hospital, Ruslana va a parir en breves

-¿Que dices? ¿En que hospital será?

-En la Paz, cuando suceda te avisaremos.

-Gracias Omar, estaré pendiente, dale ánimos a Rusli.

-Nada Chia, dice Rus que te quiere

-Yo también Rusli.

Tras colgar le conté a Violeta y decidimos irnos a la cama.

Comenzamos a besarnos, llevábamos casi dos meses sin casi sexo. Violeta decía que no pasaba nada pero sabía que se moría de ganas de follar conmigo. Por lo que decidí dar el primer paso y besar su cuello.

-Kiki...- dijo Violeta alejándose- ¿estas segura? Podemos esperar.

-Quiero hacerlo Vio, estoy segura, estoy muy cachonda - le contesté mordiendo mi labio y Violeta se abalanzó sobre mi besándome apasionadamente. Mi cuerpo la necesitaba más que nunca. Los preliminares fueron breves, necesitábamos sentirnos una a la otra. Comencé yo, y la embestí sin previo aviso. Violeta soltó un gemido y me comenzó a penetrar con sus dedos. Ambas sonreímos y tras un tiempo Violeta comenzó a temblar. Reí y Violeta bajó a lamer y succionar mi clitoris.
Y comencé a temblar, arqueando mi espalda y viendo la cara victoriosa de mi chica.

Holaa, capítulo largo, iba a subir dos cortos, pero creo que es mejor así largo y comenzar a escribir el siguiente cuanto antes. Espero que os haya gustado, un besOT ( ya no hay ot lloro)

Conexión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora