Capítulo 15: ¿Entonces...?

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Jhesua

Hoy es domingo por lo que ambos decidimos pasar el día juntos, los padres de Kathara se ofrecieron a quedarse con Sáhara, al principio no quería por que no sabia que diría mi hija, pero ella al verlos y hablar un poco dijo que sí lo haría.

Además me dijo que ahí también estaría su amigo, Michael. Ella sola se encargo de convencerme, no era que desconfiara de ellos, quería que mi hija se sintiera cómoda.

Ambos habíamos almorzado juntos, además de que fuimos a recorrer un poco la ciudad mientras ella me comentaba algunas cosas, entre ellas todo lo relacionado con su vida, y que desde hacía unos días la estaba siguiendo pero que no era de alarmarse, pues los de la CIA le colocaron seguridad.

Por lo que las personas que estaban pendientes de sus pasos, dejaron de seguirla. No querían verse descubiertos.

Ahora estábamos en su casa, ella lucía algo nerviosa, no me ha dicho la razón y quiero saberlo.

No niego que me encantaría tener sexo con ella, por que la abstinencia ya me esta pasando factura. Pues ella en ocasiones cuando me besa, pasa sus manos por mi cuello de forma lenta provocando que me estremezca, creo que no se ha dado cuenta. Y no hace falta aclarar que la mayoría de las veces, termino con una erección.

Sus jadeos suaves, también me prenden.

Además de que sus toques nunca son intencionales, siempre trata de moverse con cuidado y de no pasar la raya. Pero esos toques lentos y pausados son los que me dejan con ganas de más, a veces quiero decirle pero no se como lo tomaría.

No quiero que piense que sí o sí, debe complacerme.

—¿Jhesua? —me llama en un susurro.

—Cuéntame preciosa. —ella suspira.

—¿Te puedo mostrar algo? —asiento en respuesta.

La sigo cuando ella comienza a caminar por el pasillo que conduce a su habitación, paso saliva de forma lenta pues no espere que me trajera a este lugar.

Ella entra y después lo hago, mientras observo su cuerpo. En especial su trasero, y los firme que son sus piernas. Están tonificadas, lo que hace que el pantalón que lleva puesto le quede de maravilla.

—Siéntate en la cama. —me pide sin voltear a verme.

No digo nada, simplemente hago lo que ella me ha pedido que haga. Una vez frente a ella me sonríe un poco, antes de adentrarse en el armario que tiene pues la puerta está al lado de la cama.

Mientras miro la habitación con detalle, la cama es bastante grande, y relajante. Además de esos las paredes a diferencia de la casa estan pintadas de verde limón, el techo es de color amarillo, ya lo demás que se encuentra varía de color.

Pues no todo tiene un color en especifico, lo cual me gusta.

Un carraspeo llama mi atención, y al verla frente a mí pasó saliva ahora sí de verdad y con ganas.

—¿Qué tal me queda? —no respondo, la observo a detalles y sonrió con amplitud. —Sí no te gusta me pongo otro. —me hace saber.

—Te ves caliente, y lista para follar. —soy sincero.

Pues ella esta envuelta en sexy conjunto de lencería, que es de color violeta. Sus senos se ajustan perfectamente al brasier que lleva puesto, y ni hablar de la tanga que a dudas penas cubre su sexo.

Además trae puesto unos ligueros. También se ha quitado la peluca color cobrizo, y los lentes.

Ella sonríe ante mí inspección, se gira y me deja ver su trasero para luego agacharse un poco y retomar su postura recta, mientras lo menea un poco.

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