𝐃𝐢𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐁𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐓𝐰𝐨 ; 𝑬𝒏𝒛𝒖𝒍𝒊𝒂𝒏

chapter five

Ya había pasado casi una semana de el último incidente en la casa.

Leandro y Valentín simplemente evitaban hablarse, más que nada por partes del omega. Ya que su hermano había intentado hablar las cosas, pero por parte del menor, no tenía ganas de una nueva discusión.

— me la robo de menor ... — tarareaba la canción "gata only"

No era de escuchar ese tipo de canciones, pero ya que su hermano sí, se le solía pegar una que otra parte.

El colorado caminaba por los pasillos de esa escuela, distraído. Acababa de tener una prueba de química la cual había entregado en blanco y no sé sentía muy bien.

Nunca era el mejor alumno pero nunca había entregado en blanco, para él, eso ya era mucho. Pero, ante todos los problemas en la casa y que no entendía el tema, se le juntó todo y no supo que hacer.

Tan distraído iba Valentín que no se percató del pequeño que se acercaba corriendo hacia él a toda velocidad. De repente, sintió un fuerte impacto y antes de darse cuenta, ambos estaban en el suelo.

— ¡Ay, perdón! ¡No te vi! — exclamó el niño, visiblemente preocupado.

Valentín se incorporó lentamente, frotándose la cabeza donde había golpeado contra el suelo.

— Está bien, no te preocupes. Yo tampoco estaba prestando atención — respondió con una sonrisa forzada, tratando de ocultar el dolor que sentía.

El niño se disculpó una vez más y continuó corriendo, dejando a Valentín solo en el pasillo. El colorado se llevó una mano a la cabeza, sintiendo un leve mareo producto del golpe.

— Qué día de mierda — murmuró para sí mismo, mientras se levantaba y se sacudía el polvo de la ropa.

Con paso lento, Valentín continuó su camino hacia la salida de la escuela, dónde lo esperaba su padre alfa, para finalmente ir a su casa.

Preguntándose qué más podía salir mal ese día.

Enzo decidió llevar a Valentín a casa en auto, esperando encontrar un momento para hablar con él. Mientras conducían, el silencio entre ellos se volvió incómodo, y Enzo sabía que tenía que abordar el tema que pesaba en el aire.

— ¿Todo bien, Valen? —preguntó Enzo, intentando romper el hielo.

Valentín se encogió de hombros, sin mirar a su padre. Se sentía incómodo con la idea de hablar sobre sus problemas, especialmente con Enzo.

— Sí, todo bien, pa —respondió Valentín con indiferencia, mirando por la ventana.

Enzo suspiró, sintiendo un nudo en el estómago. No podía evitar sentirse culpable por la distancia entre ellos, y esa sensación de impotencia lo atormentaba.

— Sabés que podés hablar conmigo sobre lo que sea, ¿no? —dijo Enzo, tratando de mantener la calma.

Valentín asintió, pero no dijo nada más. Se sentía atrapado en su propio mundo de emociones, incapaz de abrirse incluso con su propio padre.