perdón si es poquito ! Los amo
🤍
Leandro guió a Agustín a su pieza, le acomodó el colchón donde iba a dormir y hablaron algo en medio.
—¿Todo bien con Pau? —fue cauteloso con la pregunta mientras acomodaba la almohada para acostarse.
Leandro suspiró antes de responder. ¿Sí? Estaban bien. ¿O no? La imagen de su omega con el estúpido de Rodrigo se le vino a la mente.
No, no estaban bien.
Odiaba al mejor amigo de Paulo. Se hacía el vivo, le encantaba hacerlo enojar. Desde que se fijó en el omega, Rodrigo nunca estuvo totalmente de acuerdo. Dudaba siquiera de que ahora lo estuviera.
Siempre fue Rodrigo contra Leandro por el amor del omega. Porque Paulo, desde chiquito, era un nene caprichoso que amaba tener a dos pequeños alfitas atrás de él. Que le llevaran la mochila a la escuela, que lo defendieran de todos, que se gastaran por estar detrás de él.
Cuando fue creciendo, fue descubriendo que era muy bonito y también que llamaba la atención de la gente, lo que a los otros dos los molestaba.
Los alfas nunca se llevaron bien, pero a pesar de eso, lo intentaban por el omega.
Hasta que un día llegó a su límite y se fue.
Leandro se fue.
Y la separación los mató. A los dos.
Paulo lo supo: Leandro era su alfa. Casi muere por no querer hablarle de capricho nomás, por no dañar su ego.
Igualmente tuvo que hablar en algún momento porque Leandro llegó un día con un omega a la escuela. Siempre lo recuerda: un bonito omega de piernas largas y cintura pronunciada, pelo rubio brillante y unos ojos celestes.
Nunca fue inseguro, pero cuando vio a ese omega algo se rompió. Estaba tan acostumbrado a ser tan bonito que olvidaba que Leandro también lo era, además de que el alfa no era tan coqueto ni nada similar, por lo que nunca hubo problema con otros omegas (también le tenían respeto a Paulo).
Cuando lo vio entrar por la puerta de la institución con el omega abrazado de uno de sus grandes brazos, su corazón se rompió, pero se negó a llorar, no enfrente de él. Agarró por impulso a Rodrigo, que estaba a su lado, para sostenerse de algo. Se estaba cayendo.
La tristeza le duró poco porque rápidamente se convirtió en furia.
¿Quién se creía para tocar de esa forma al alfa? ¿Acaso ese era su reemplazo?
Con pasos largos se acercó a la pareja, que no tuvo ni tiempo de darse cuenta cuando el rubio había sido tomado por los pelos.
Rodrigo y Leandro se miraron con los ojos abiertos y rápidamente se acercaron al par, que no dejaba de tomarse de los pelos.
Rodrigo tomó a Paulo y Leandro al omega, que descubrió que se llamaba Matías. Lo tomó con tanta delicadeza que sintió que le disparaban.
—¿Por él me cambias, Leandro? —pataleando en los fuertes brazos de su amigo que se negaba a soltarlo.
Leandro frunció el ceño, luego de dejar al rubio sentado en un banco y verificar que, gracias a Dios, no tenía nada grave. Otra bala para Paulo.
—¿Cambiar, Paulo? —se rió con algo de tristeza.
Otra bala.
—Yo nunca fui algo tuyo, solo te gusta saber que iba a estar atrás tuyo —tragó y se alejó para acercarse de vuelta al otro omega.
No iba a ser posible observar los ojos de Paulo sin quererlo sacar de los brazos del otro alfa y llenarlo de su olor para decirle que todo iba a estar bien, que era su omega y que nunca lo cambiaría, que preferiría vivir atrás de él antes que estar con cualquier persona.
Que las otras personas no le causaban nada.
Paulo miró todo desde los brazos de su amigo, sin siquiera pelear por deshacerse de estos, aunque era lo que su omega rogaba.
Vio cómo Leandro se arrodillaba, tocaba la cara del rubio con delicadeza y cuando está por pasar lo inevitable, algo escapa de él.
Todos los alfas se ponen rígidos.
Había un omega triste. Querían consolarlo.
Rodrigo lo apretujó en sus brazos y Paulo ni siquiera se tomó el esfuerzo de salir de estos. La tristeza lo recorría, no tenía fuerzas para nada. Empeoró aún más al escuchar el fuerte gruñido del alfa.
Los ojos de Leandro estaban de un verde intenso, que se posaron en el omega dañado para sacarlo de los brazos de Rodrigo, que para su suerte no se interpuso.
Lo tomó como si fuera una princesa y se lo llevó al primer aula vacía que encontró.
Lo llenó de mimos, se besaron, se toquetearon y a Leandro le dieron tantas ganas de tomarlo que se sintió asqueroso.
Paulo se tranquilizó y se quedó abrazado a su alfa, escuchando el corazón de este.
—Nunca escuché eso de mi hermano.
El omega colorado frunció el ceño mientras se balanceaba en sus piernas cruzadas.
Paulo rió.
—No es algo de lo que se sienta orgulloso, Colo —siguió remarcando las uñas con el pintaesmalte negro.
El otro asintió en silencio.
—Voy al baño y después paso por la cocina. ¿Querés algo? —preguntó levantándose de su anterior posición.
—Agua, porfís —pidió con un puchero.
El omega rodó los ojos y asintió.
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𝐃𝐢𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐁𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐓𝐰𝐨 ; 𝑬𝒏𝒛𝒖𝒍𝒊𝒂𝒏
Fanfictionjuli y enzo son unos hermosos padres de tres pibes, solo hay un problema, están divorciados 𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬 :: ఌ︎ ᴇɴᴢᴜʟɪᴀɴ ఌ︎ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ ఌ︎ sᴇᴘᴀʀᴀᴄɪᴏɴ ఌ︎ᴘʀᴏʙᴀʙʟᴇᴍᴇɴᴛᴇ ᴍᴇɴᴄɪᴏɴ ᴅᴇ ᴏᴛʀᴀs ᴘᴀʀᴇᴊᴀs