capitulo 2

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La chica salió del hospital con una mochila colgando sobre su hombro, las ojeras marcadas debajo de sus ojos delataban el agotamiento de una guardia extenuante, pero toda esa fatiga desapareció al divisar a su novio apoyado en el coche, esperándola

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La chica salió del hospital con una mochila colgando sobre su hombro, las ojeras marcadas debajo de sus ojos delataban el agotamiento de una guardia extenuante, pero toda esa fatiga desapareció al divisar a su novio apoyado en el coche, esperándola.

—¡Charles! —exclamó emocionada, corriendo hacia él.

—Aquí está mi chica —sonrió antes de abrazarla.

Aquel gesto simple llenó de alegría a Charles, borrando todo rastro de estrés después de la carrera.

No se habían visto en dos semanas; la mitad de la temporada de F1 había comenzado y tanto el equipo como su novia requerían toda su atención, especialmente ella, que había pasado más tiempo en el hospital.

—Pensé que te encontraría en casa —dijo, separándose del abrazo.

—Quería ver a mi chica, dos semanas sin ti han sido un tormento —exageró el monegasco, arrancando una risa de la chica.

Charles amaba a Lily con todo su ser. Nunca había conocido a alguien como ella. Sabía que era la chica perfecta, única en su mundo.

Se permitió observar su rostro cansado pero hermoso: sus ojos castaños seguían brillantes a pesar de las leves ojeras, su cabello recogido en una coleta alta, y la filipina con dibujos animados para los pequeños pacientes la hacían ver aún más encantadora.

—No seas exagerado —le golpeó juguetona.

—¿Por qué no me crees? ¿No has sentido mi ausencia? —bromeó.

—Siempre —respondió, atrapando sus labios en un beso que ambos disfrutaron.

—Excelente recibimiento, doctora Lily —Charles dejó otro pequeño beso.

—Feliz cumpleaños, cariño —Lily lo abrazó de nuevo, besando su mejilla.

La sonrisa de Charles se amplió al escucharla.

—Gracias, preciosa.

—Estaba pensando que podemos ir a comer y pasear por el centro de Mónaco. Hace mucho tiempo que no lo hacemos y sería perfecto para celebrar juntos este día —propuso Lily con una sonrisa que dejó embobado al piloto.

—¿Estás segura de que no quieres ir a casa a descansar? Por mí no hay problema en pasar mi cumpleaños en casa, solo quiero que te relajes —Charles sabía lo que decía.

Una parte de él anhelaba estar en casa, pedir algo para cenar y disfrutar de la noche juntos. Era el plan perfecto, pero Lily tenía otros planes.

—Estoy bien, en serio. Hoy es tu día, tenemos que celebrarlo —dijo Lily, tirando de su mano hacia el coche.

—De acuerdo, pero no te librarás de mí en cuanto lleguemos al apartamento —la rodeó por detrás, besando su mejilla.

Reunited• Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora