capitulo 6

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—Miren esto

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—Miren esto.

Un emocionado Charles les mostraba a sus hermanos el anillo con aquel delicado diamante que había pasado semanas buscando y que estaba seguro de que cambiaría el destino de su vida y el de su amada Lily.

—No me jodas, Charles —Arthur sonrió más emocionado que el mayor.

—Entonces ya estás más que decidido a dar ese gran paso —Lorenzo palmeó su hombro, dándole un ligero apretón.

—Sé que es hora, solo buscaré el momento adecuado. Estaba pensando en hacerlo al término de la temporada, no queda mucho y me viene bien porque cumpliremos 3 años de aniversario.

—Mamá va a enloquecer de felicidad en cuanto lo sepa —asintió Arthur.

Ese anillo especial iba a ser el que cambiaría sus vidas a una que tanto anhelaban, lástima que el destino no lo quiso así.

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D

espués de terminar el pastel y proceder a degustarlo, ambos jóvenes estaban sentados en el living, con los restos de pastel sobre la pequeña mesa de centro, mientras Lily yacía sobre el regazo de Charles.

—Extrañaba esto —dijo Charles.

Lily sonrió ligeramente y besó sus labios.

Charles suspiró y se permitió disfrutar de aquel gesto que tanto le encantaba.

—Espero que te hayas aprendido la receta para que puedas hacer más en el futuro.

—Tú me harás esos pasteles.

—Charles, no voy a durar más de un día aquí.

—Lily, eso no lo...

—Sí lo sabemos, ambos lo sabemos, Charles. Pero te estás negando a aceptarlo.

—No quiero volver a discutir.

—No estamos discutiendo, simplemente quiero que lo aceptes.

Charles tragó duramente. Le costaba aceptar la idea de que al terminar el día, Lily ya no estaría más en su vida.

Charles se levantó de inmediato y, bajo la atenta mirada de Lily, fue directo a la habitación, regresando de inmediato con una pequeña caja roja entre sus manos.

Lily contuvo la respiración.

El piloto tomó asiento de nuevo, y ambos miraron aquella caja que contenía esa joya con un signo de promesa.

—Yo... tenía planeado proponerte matrimonio al término de la temporada —confesó Charles, abriendo la caja y dejando ver la hermosa joya.

Lily contuvo las lágrimas. Si ese accidente no hubiese pasado, estarían muy cerca de celebrar, quizás, su primer aniversario de casados.

—Charles... —susurró la joven.

—Sé que el destino es injusto, arruinó nuestros planes y te alejó de mí, pero al menos este día quiero que solo seamos tú y yo, y tengas esto —tomó su mano, colocando aquel objeto.

Lily sonrió, dejando caer la primera lágrima que Charles se encargó de limpiar.

—No sé si hubieses aceptado, pero...

—Charles, sabes perfectamente que mi respuesta habría sido un sí —la chica lo abrazó—. Siempre te diría que sí, porque te amo.

El chico la rodeó entre sus brazos, besando sus cabellos y respirando su aroma.

—Te amo, Lily.

Al separarse, observaron la joya que adornaba la mano de la joven, cuando nuevamente, ese destello desvaneciente comenzó a invadir su cuerpo.

Charles la observó atemorizado, no quería perderla.

—Charles, no me queda mucho tiempo —soltó la chica.

—Lily, no, por favor.

Pasaron unos segundos, y el cuerpo de Lily volvió a la normalidad, trayendo un poco de alivio al chico, pero todavía una parte de él seguía inquietante.

Unos golpes en la puerta sacudieron a ambos, que se vieron un tanto paniqueados.

—Charles, ¿qué...?

—Ve al cuarto —la miró, guardando la calma—. Tranquila, sea quien sea, me aseguraré de que se vaya pronto.

Besó sus labios y la chica asintió, acatando su orden.

Charles suspiró y se acercó a la entrada, abriendo la puerta y dejando ver a su madre.

—Cariño, pensé que no estarías en casa.

Su madre se adentró a la casa, abrazando al chico.

—¿Dónde más estaría, madre?

—Ya sabes la respuesta.

Visitando el cementerio, claro. Como cada día lo hacía.

—No, yo... estaba cansado por la carrera y decidí venir directo a descansar —mintió en parte.

—Arthur me dijo que estabas mal —dijo sinceramente su madre.

Pascale se acercó al sillón y tomó asiento. Su mirada se posó en la mesa de centro, donde reposaban los dos platos.

Charles intentó cambiar de tema.

—Estoy bien, mamá. No he tenido ningún ataque de ansiedad o algo parecido.

—¿Estabas con alguien? —preguntó, señalando la mesa.

—No, solo, un amigo vino a visitarme un rato y se fue hace poco, eso es todo —mintió nuevamente.

Su madre asintió, sonriendo. Le alegraba ver a su hijo retomando su vida.

—Charles, hijo, ha pasado un año, y sé que quizás es muy pronto, pero deberías volver a conocer a alguien, si...

—Mamá, ya hemos hablado de eso —interrumpió Charles, un poco molesto.

Pascale suspiró, comprendiendo a su hijo. Sabía lo devastado que estaba.

Recuerda con claridad el funeral de Lily y aún se le parte el corazón al ver a su hijo llorar de una manera tan desgarradora.

—La vida me arrebató a mi padre cuando era un niño, y ahora me quitó al amor de mi vida,  que jodido.

Charles río amargamente,  tomando asiento junto a su madre, quien no dudó en rodearlo con un brazo, intentando ser fuerte por él.

—El destino puede ser cruel, hijo. Pero superarás,  así como todo lo haremos, recuerda que no estás solo.

Charles asintió, dejándose consolar por el amor de su madre.

—Me iré, si te sientes mal o algo, recuerda que...

—Lo sé, que puedo ir a casa.

—Feliz cumpleaños, cariño.

Pascale sonrió y dejó un beso en su mejilla antes de partir.

Lily había escuchado toda la conversación desde el cuarto y se había convencido aún más de ayudar a Charles a superar su pérdida.

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Quedan pocos capítulos.

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