capitulo 14

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     Daenys se encontraba en el barco junto con su hermana menor viajando a su nuevo hogar. Helaena la miraba con tristeza, podía ver el vacío en sus ojos.

     - Daenys - la llama con suavidad.

     - No haré nada, princesa, quédate tranquila. - le responde con una sonrisa, que parece más una mueca.

     - Se que no lo harás, mis sueños siguen siendo los mismo. Pero no me gusta verte así de triste. - le menciona la menor.

     - No se como sentirme, si triste o enojada. - le confiesa sentándose frente de ella.

     - No quiero verte enojada, pero tampoco triste. Se que duele pero vas a superarlo.

     - ¿Que hice mal Helaena? ¿Por qué los dioses me castigan así? - pregunta con la voz quebrada.

     - No hiciste nada malo. No sos mala Daenys, ya te lo dije. - le explica Helaena con una sonrisa sosteniendo su mano.

     - Te quiero lejos de ella ¿entendido? No confío ni en ella ni en nadie en ese castillo, así que no recibas nada que te dé la gente de ahí. Solo recibí lo que mis doncellas y Maciel te den ¿si? Promételo Helaena. - le pide Daenys con los ojos llorosos.

     - Lo prometo hermana, quédate tranquila. - le dice con una sonrisa.

     Cuando llegaron a la isla tanto Rhaenyra como Aegon estaban ahí esperándolos junto con una gran comitiva, Daenys se acerca a su hermano y lo abraza luego se suben los tres a una carroza junto a Maciel y Miriam y se van. Al entrar al castillo les muestran donde están las habitaciones pero Daenys toma sus cosas y la deja en la habitación de Helaena.

     - Daenys, podemos hablar por favor. - le pide Rhaenyra cuando ven que se quedaron solas.

     - ¿Sobre qué? - le pregunta la joven de mala gana.

     - Sobre nosotras. - dice la princesa mayor.

     - Nosotras no somos nada Princesa, no hay de que hablar. - cuando Daenys se intenta ir, Rhaenyra la  toma del brazo evitándolo.

     - Por favor. Se que me equivoqué pero quiero arreglarlo, dame la oportunidad de ser buena esposa. - le suplica.

     - Rhaenyra... ojalá pudiera creerte, pero no lo hago... mis hermanos y yo solo somos tus prisioneros. ¿Como pretendes ser una buena esposa cuando en realidad sos la persona que me aprisiono a mí y mis hermanos? ¿Lo tenías todo planeado desde el principio no? Primero jugabas conmigo para tenerme de tu lado, haciéndome sentir culpable por ser como soy, convencías a mi madre de que ahora querés ser buena hermana y pensas en lo mejor para mi, y si traes a Aegon contigo, tú mayor enemigo, y por las dudas también secuestras a su segunda hija atándola así por completo. La verdad que lo pensaste bien, muy bien. - le dice con ironía y decepción.

     - Daenys, perdóname por favor. - vuelve a suplicar Rhaenyra con lágrimas cayendo por sus mejillas.

     - No vuelvas a hablarme, no quiero saber nada de vos, te quiero lejos mío y de mis hermanos. Cuando tú padre muera y seas reina, tomaré a mi madre y mis hermanos y nos iremos lejos de este asqueroso continente y lejos de ti y tus hijos y nunca más nos volverás a ver. - sentencia Daenys dándose la vuelta y yéndose lejos de su ahora esposa, Rhaenyra rompe en llanto y pronto Elinda llega a su lado para llevarla a su habitación y consolarla.

     Cuatro lunas habían pasado, Daenys seguía distanciada de Rhaenyra, y aunque la mayor lo intentara todo, para acercarse a su hermana y conseguir su perdón no lo lograba. Todas las noches se dormía derramando lágrimas. Elinda trato de convencer a Daenys que la perdone, pero la joven era muy orgullosa, aún así siempre sabia que sucedía con ella, ya que Elinda todas las noches cuando la princesa mayor se dormía,  iba con Daenys y le contaba su día y el estado del bebé. A la noche Daenys se colaba a la habitación de Rhaenyra y la observaba dormir, acariciaba su pelo y vientre, a veces incluso hablaba con el bebé.

     Una tarde estaba Rhaenyra en el jardín con sus hijos, disfrutando el día tratando de olvidarse del dolor que siente por el distanciamiento de su hermana. Un fuerte dolor en el vientre hace que Rhaenyra caiga al suelo, Jace asustado llama a Elinda, quien se encontraba con ellos y con ayuda de ser Erryk llevan a la princesa a su habitación y llamas a el Maestre Gerardys. Cuando el maestre la revisa nota un pequeño sangrado proveniente de su vientre.

     - Princesa, tuvo un sangrado - le dice, Rhaenyra se asusta - el bebé se encuentra bien, pero lo mejor será que haga reposo absoluto. Lo lamento princesa pero si quiere que su hijo nazca debe permanecer en la cama, sin estresarse, ni ponerse nerviosa. Fue eso lo que provocó el sangrado. - le explico el maestre con calma.

     - Daenys, ¿Donde está? - pregunta la princesa.

     - Salio a volar con Silver hoy temprano y no volvió todavía mi señora - le contesta su caballero.

     - Gracias Ser Erryk, maestre Gerardys. Avísenme cuando llegue mi esposa por favor. - pide la princesa, y todos asienten la cabeza y se retiran menos Elinda quien se queda a cuidar de su señora.

     El día pasó y Daenys no volvió, casi todos en el castillo estaban preocupados, menos sus hermanos que ellos si sabían donde estaba, pero no iban a decir nada al respecto. Rhaenyra tenía la esperanza de que Daenys entrara en cualquier momento a su habitación y no despegaba la vista de la puerta. Las horas pasaban y por esa puerta solo sus doncellas entraban y salían. Esa noche se volvió a dormir llorando, esperando que su hermana vuelva a ella.

     Una semana había pasado y Daenys ya estaba siendo buscada por toda la isla, Rhaenyra a pesar de lo que le dijo el maestre se levantó de la cama fue a buscar a Syrax y cruzó los Siete Reinas buscando a su esposa y su dragón, el miedo de haber sido abandonada la consumía cada día que pasaba. El séptimo día de la buscada, mientras Rhaenyra volaba pudo ver a lo lejos varios dragones dirigiéndose a Rocadragon, debajo de ellos muchos barcos. Le pide a Syrax que vuele más rápido y está se esfuerza por hacerlo. Al llegar a la isla ve a un montón de soldados con armaduras distintas a las de ellos, un montón de hombres Greyjoy, de ellos son sus flotas, y a Daenys hablando con una mujer de piel tostada cabellos oscuros y con rizos, su vestimenta da cuenta de que la joven no es de Westeros igual que los soldados. Con muchas dudas en su cabeza se acerca a ella.

     - ¿Que es todo esto Daenys? - le pregunta sorprendida.

     - ¿Vos no deberías estar en la cama? Me vine antes de tiempo porque me dijeron que enfermaste y estas acá y con Syrax por lo que veo. - le responde la más joven.

     - Desapareciste por una semana Daenys ¿cómo podría quedarme tranquila si no sabia donde estabas ni como estabas? - le dice con lágrimas en ojos.

     - preparen un carruaje para la princesa y para mí nos vamos al castillo. ¡Greyjoy! Te dejo a cargo de ellos acomodarlos a todos y después ve al castillo. Nathaniel tu vendrás con nosotras. Antes que me olvide ella es mi esposa la princesa Rhaenyra Targaryen heredera al trono y señora de este lugar, Rhaenyra ella es Nathaniel mi nueva doncella, la traje de Astapor junto a los Inmaculados que son esos jóvenes de allí. - dice Daenys para luego acercarse a la mayor y tomar su vientre - hola bodoque ¿estas causando problemas ahí dentro? - saluda al bebé. Rhaenyra sonríe al ver a Daenys así y se olvida del malestar que tenía.

     - Un placer conocerla princesa, mi señora me habló de usted - Saluda la joven doncella.

     - El placer es mío. ¿Cuantos onomásticos tienes? - pregunta Rhaenyra viéndola ahora de cerca que es demasiado joven.

     - 12 días del nombre, mi señora - responde la joven.

     - Esos cerdos la tenían de esclava - le dice Daenys mientras comienza a caminar - todos eran esclavos pero lo compré y les di su libertad, ellos decidieron venir conmigo. Vamos al castillo tu debes volver a la cama. - le dice a su esposa.

     Así la pequeña comitiva vuelve al castillo y Daenys le explica a Rhaenyra algunas cosas pero no todo, solo lo que necesita saber.

La danza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora