capitulo 23

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Rhaenyra estaba en su habitación calmando al pequeño Leo, que se encontraba inquieto, al igual que su esposa. Daenys daba vueltas de un lado a otro en la habitación, tirando y desordenado todo, buscando vaya a saber uno que cosa. Rhaenyra la veía con lágrimas en los ojos.

- ¿Te vas a quedar ahí parada viéndome todo el día? - Pregunta la menor a su esposa.

- ¿Vas a destrozar nuestra habitación? - Le responde con otra pregunta la mayor.

- Cuando termine ordeno Rhaenyra. - Le responde.

- Me podes decir que buscar, así evitamos todo esto.

- ¿Que busco? Yo.... - Dice Daenys mirando a la nada. - ¿Que estaba buscando? - Susurra para si misma.

- Daenys. - la llama Rhaenyra. La menor voltea a verla, y al notar que está por llorar se acerca a ella.

- ¿Que pasa pequeño dragón? ¿Por qué estás triste? - Le pregunta tomando su rostro y acariciando sus mejillas.

- Eso quiero saber yo. - Le responde dejando a su esposa confundida. - ¿Que te pasa?

- ¿Que me pasa a mí? No te entiendo mi pequeño dragón.

- Estas actuando raro. Te encerras todo el día en la habitación, y si salís solo te vas con ese hombre desconocido o con Asha. No pasas tiempo con nosotros. Incluso ignoras a tus hermanos. - Le dice Rhaenyra con la voz temblorosa.

- Oh, mi pequeño dragón. Lo siento mucho. A veces me pierdo en mis pensamientos olvidándome del mundo, mis hermanos lo saben. - Le dice Daenys besando sus mejillas.

- Entonces, no es por qué seguís enojada conmigo ¿verdad?

- ¿Eso es lo que molesta? ¿Que yo siga enojada con vos? - Rhaenyra asiente desviando la mirada. - No estoy enojada. Duele todavía, no lo voy a negar. Pero el enojo se fue. Solo quiero que tú, mis hermanos y los niños estén a salvo. No puedo dejar de pensar en eso, en acabar con todos nuestros enemigos, y que ya nadie vuelva a lastimarlos, nunca más. - Le explica.

- No quiero que te vuelvas loca pensando en eso. Estamos a salvo ahora. - Susurra Rhaenyra, haciendo reír a Daenys.

- Mi pequeño dragón, es tarde para eso. Yo ya estoy loca. Déjame que ordeno este desastre y después no me separo de ti en todo lo que resta del día. ¿Te parece bien? - Le responde Daenys y Rhaenyra asiente feliz con una sonrisa.

Y asi Daenys se puso a ordenar, cada tanto le preguntaba a su esposa donde iban ubicadas algunas cosas ya que ni siquiera sabia que se encontraban ahí desde el principio. Una vez estuvo todo ordenado, tomo al pequeño Leonidas de los brazos de Rhaenyra y comenzó a salir de la habitación con la mayor siguiéndola.

- ¿Adonde vamos? - Pregunta Rhaenyra.

- A pasear con Silver. - Le responde la menor.

- No tenes pensado montar tu dragon con nuestro hijo ¿O si? - Le pregunta ahora con miedo.

- Noooooo, tengo pensado montar con los dos, vos venir con nosotros mi pequeño dragón. - Le responde Daenys con una sonrisa.

- Daenys, no espera. - La detiene Rhaenyra con pánico. - Tu dragón no tiene montura, es peligroso, ¿Como vamos a subir los tres? Silver no es tan grande.

- Ay cosita linda. No es la primera vez que llevo a nuestro a volar, quédate tranquila, todo estará bien, no los dejare caer. ¿Confías en mi? - Le dice Daenys mirandola a los ojos.

- Si lo hago. - Le responde la princesa mayor.

- Bien vamos. - Le susurra la menor con una sonrisa tomando su mano.

Cuando llegan con Silver, Daenys toma unas telas y hace que Rhaenyra tome a Leonidas. Después comienza a envolver a su hijo contra el pecho de su esposa, de forma que quede bien firme y sujeto. Después alza a la princesa y se sube sobre el ala de su dragón, quien la lleva hasta su lomo, sorprendiendo a la heredera. Una vez que Rhaenyra esta sentada, Daenys se sienta detrás de ella.

- Vuela, Silver. - Le comando a su dragón.

Daban vueltas por todo Dragonstone, la risa de Leonidas se mezclaba con el aire, volando con el viento, sacudía sus manos y piernas con emoción causando la risa de su madre. Daenys lo llevo hasta Essos, directo a Braavos, Se podía ver el gran colosal del puerto de Braavos. Rhaenyra lo veía fascinada. Después pasaron por el Mar de la Hierba, encontrando a varias tribus dothrakis, volaron sobre Vaes Dothrak, cruzando entre medio de los caballos que cuidaban la entrada de la ciudad dothraki. Pentos, Myr, Lys, Volantis, Astapor, Yunkai, Meereen, fueron algunas de las ciudades por las que sobrevolaron, antes de que la menor la llevara a las ruinas de la Antigua Valyria.

Rhaenyra miraba fascinada y aterrada, las desoladas ruinas, de donde ellos provenían. Las montañas, estatuas gigantes de dragones, todo sumergido en los vapores del agua hirviendo bajo ellos.

- Es triste ver como un pueblo con tanto conocimiento, tecnología,magia y poder, acabara asi. - Dice Rhaenyra, mientras volaban a una distancia prudente y despacio.

- Eso es el resultado de la ambición, avaricia. Así acabara Westeros, si danzan los dragones, si se separan los reinos, si se destruye la casa del dragón. Pero en lugar de guivernos, y hombres de piedra, por los Siete Reinos, caminaran los muertos, caminaras los Otros, los seres de piel blanca y traslucida, los seres de ojos azules, que llevan el invierno. - Le dice Daenys, haciendo que Silver vuele alto y se dirija a Westeros, pero al Norte, cruzando el Muro.

Una fuerte tormenta de nieve las envuelve, Rhaenyra envuelve a Leonidas con sus brazos, buscando protegerlo del frió, el cielo esta nublado por completo haciendo que la luz del sol no llegue la tierra.

- ¿Donde estamos? - Le pregunta a su esposa, gritando para que su voz suene en medio del fuerte viento.

- Estamos en el Norte mas allá del Muro. Cerca de las Tierras del Eterno Invierno. Mira allí abajo. - Le señala Daenys.

Los ojos se Rhaenyra se abren al ver seres caminando en la nieve, algunos eran esqueletos, sobre caballos iban jinetes blanco guiando a los espectros.

- ¿Que es eso? - Le pregunta a su esposa.

- El sueño de Aegon. -Le responde Daenys.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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