capitulo 15

747 57 0
                                    

Los días pasaban y Daenys seguían ignorando a Rhaenyra, la mayor parte del tiempo se la pasaba con Asha Greyjoy su nueva aliada, Nathaniel, Miriam, Maciel, y Rana, este último comandante de los Inmaculados. Que hacían, era un total misterio para Rhaenyra y eso la ponia nerviosa, sobre todo la cercanía de su esposa con la Greyjoy. La extrañaba demaciado, a la noche lloraba abrazando una almohada rogándole a los dioses por que se la devuelvan, que la perdone y tenerla en sus brazos otra vez. Durante el día la buscaba siempre, incluso sus hijos preguntaban por ella, pero no sabia ya que responderle. A sus hermanos tampoco los veía, los mantenía lejos de ella custodiados por sus soldados eunucos. Rhaenyra se dio cuenta que de verdad su hermana no confía en ella, y se consiguió gente para protegerse a si misma y sus hermanos. La ve como su enemiga y eso la hacía sentir peor todavía.

El tiempo pasaba y su vientre se hinchaba haciendo mas notorio su embarazo, Daenys seguía sin aparecer y cuando se mostraba siempre estaba con la Greyjoy. Rhaenyra podía notar la cercanía entre ambas mujeres y como la Greyjoy, sin disimulo alguno, tocaba de forma indecente a la princesa y está se dejaba, incluso la misma Daenys hacía que le tocara su miembro mientras le susurraba al oído, provocando que Rhaenyra se deprimiera más. Seis lunas pasaron cuando hablaron nuevamente y solo fue para que Daenys terminara de romper el corazón de Rhaenyra. Era una tarde donde se cruzaron por un pasillo, Rhaenyra intentó hablar con ella pero Daenys la ignoraba, la mayor le recriminó que estuviera con la Greyjoy.

- ¿Por qué vos podés tener bastardos y yo no? - fue lo que le pregunto Daenys - la ventaja que vos tenes en este asunto es que no tenes que hacerte cargo de mis bastardos pues Asha lo hará con gusto. A diferencia mía que debo llamar hijo a la asquerosa descendía de tú tío. - Rhaenyra sintió una punzada en el corazón y otra en el vientre.

- Sos mi esposa, me tenes a mi para calentar tú cama, para darte hijos legítimos. - le dijo Rhaenyra.

- Pues prefiero cortarme la verga antes de meterla dentro de tu podrido cuerpo. ¿No te das cuenta Rhaenyra? Me das asco, respirar el mismo aire que vos respiras es veneno que entra por mis pulmones. Ya no te deseo, ya no se me para más al pensar en vos. Cuando pienso en vos siento ganas de vomitar. Cualquier puta de la Calle de la Seda me calienta más que vos. - esas palabras la rompieron por completo, y un fuerte dolor en el vientre la hizo caer de rodillas al suelo. Daenys al verla así rápidamente la tomó entre sus brazos y la llevó a su habitación recostada sola en la cama y llamando al maestre para que la revise, después de eso no la volvió a ver más.

Daenys durante todo ese tiempo se la pasó con sus asesores viajando y reclutando gente y buscando información. Necesitaba a personas de confianza a su lado si quería que sus planes funcionaran y así deshacerse de los Baratheon y los Lannister. Rhaenyra tenía siete lunas de embarazo ya y estaba preocupada por que en su última discusión tuvo un fuerte dolor y un sangrado, el maestre le comento que la princesa no se encontraba bien de salud, no se alimentaba como debía y estaba deprimida todo el tiempo. Se sentía culpable, pero no podía confiar en ella, no podía verla sin que en su mente la imagen de Rhaenyra y Daemon la invadiera. Temía por la vida de sus hermanos, por el futuro.

Una tarde mientras hablaba con Maciel, Elinda llega corriendo con la noticia de que Rhaenyra entró en parto, el miedo se apoderó de su cuerpo, faltaban dos lunas para terminar la gestacion, tanto la princesa como el bebé podrían morir. Corrió con todas sus fuerzas hasta la habitación de su hermana y abriendo las puertas con demasiada fuerza entro y la vio.

- Ya estoy aquí, pequeño dragón ya estoy con vos. - le dijo una vez que se puso a su lado tomando su mano. El bebé todavía no salía, pero no faltaba mucho para que este lista.

- Viniste. - le dice Rhaenyra con una sonrisa y lágrimas cayendo de sus ojos.

- Por supuesto que vine, pequeño dragón. No voy a dejarte sola. - le responde besando su frente y abrazándola. El maestre Gerardys la reviso y dijo que el bebé ya iba salir y le pidió a Daenys que se retirara, pero ella no lo hizo, se quedó al lado de su esposa todo el tiempo.

Después de horas de sufrimiento y dolor, un pequeño niño que lloraba con fuerza tranquilizó a todos.

- Es un varón princesa - dijo el maestre entregándole a Rhaenyra un pequeño niño envuelto en mantas.

- Es precioso - dijo Rhaenyra llorando, Daenys beso su pequeña cabecita pelada y luego beso la frente de su esposa.

- Felicidades, amor. Lo hiciste tan hermoso como vos. - le dijo Daenys.

- ¿Como lo querés llamar? - le pregunto Rhaenyra.

- Es tu hijo Rhaenyra, vos debes nombrarlo. - le responde Daenys.

- Es tuyo también. Quiero que lo nombres, por favor. - le pide suplicando con los ojos.

- Mmmm a ver déjame ver - dice mientras alza al niño, quien ríe al sentirla - Leonidas, así se llamará. Leonidas Targaryen el primero en su nombre.

Después de que las doncellas limpiaran tanto a Rhaenyra como al bebé, los tres se recortaron en la cama para que tanto sus hermanos como los hijos de Rhaenyra conocieran al nuevo miembro de la familia. Rhaenyra no podía estar más feliz al ver como Daenys estaba de nuevo a su lado y la veía otra vez con amor, como jugaba con su nuevo hijo . La abrazaba, besaba, se preocupaba por ella. Otra vez volvió a llamarla pequeño dragón. Sin embargo esa felicidad poco iba a durar, pronto el peligro y la guerra llegaría a las costas de Rocadragon y Rhaenyra por fin sabría porque todos siempre le advierten, que Daenys es mejor tenerla de amiga que enemiga. Por qué siempre le dicen, que no despierte al dragón.

La danza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora