capitulo 16

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Las lunas pasaron y Rhaenyra no podía estar más contenta, desde que Leonidas nació Daenys no se separaba de ellos, dormía junto a ella con el bebé sobre su pecho. Los maestres le dijeron que era posible que no sobreviviera al día siguiente, pero para sorpresa y alegría de todos, si lo hizo. Pero Daenys vivía con el miedo de perderlo siempre, así que cada noche al ir a la cama lo acostaba sobre su pecho para sentirlo respirar. Rhaenyra no podía evitar que sus sentimientos por su hermana crecieran al verla así de protectora con su hijo. Ahora comían todos juntos, incluso sus hermanos estaban con ellos, Daenys se preocupaba por ella, se aseguraba que comiera todas las comidas, y si no podía estar ahí para que comieran juntas, Nathaniel era la encargada de esa labor. Las veces que no se encontraba con ella o Leonidas era por qué entrenaba a su hermano y a sus hijos, Rana el general de sus Inmaculados supervisaba sus entrenamientos, Nathaniel les enseñaba valyrio, por lo que le contó la niña, sabe hablar 19 idiomas y era traductora de uno de los amos en Astapor, el mismo que le vendió los Inmaculados a la princesa. Asha también enseñaba a sus hijos y hermano y aunque Daenys ya no pasaba tanto tiempo con ella, Rhaenyra no podía evitar sentir celos de la Greyjoy, todavía no sabia que se traían esas dos entre manos.

Antes de que Leonidas naciera otro hombre llegó de Essos junto a Daenys en unos de sus tantos viajes, era un hombre misterioso, no pudo averiguar su nombre, solo sabe que el es el entrenador personal de Daenys , tanto en combate como otras aéreas, pero no sabe cuales, lo mantienen en secreto.

Esa mañana Rhaenyra despertó primero, Leonidas dormía tranquilo en el pecho de Daenys y ella dormía tranquila sosteniendo por la espalda con una mano, mientras que con el otro brazo la abrazaba y acariciaba su espalda.

- Si me seguís mirando me voy a desgastar - dice Daenys con los ojos cerrados.

- ¿Cómo sabes que te estoy mirando? - le pregunta Rhaenyra apoyando la cabeza en su pecho.

- Puedo sentirte pequeño dragón - le responde con una sonrisa - buenos días. - la saluda abriendo sus ojos.

- Buenos días - le susurra con una sonrisa.

- ¿No me vas a dar un beso pequeño dragón? - le pregunta Daenys burlándose. Los ojos de Rhaenyra se abre sorprendidos y se les llenan de lágrimas, había extrañado demasiado sus labios, sus besos, sus caricias. Sin hacerla esperar más se acerca a su rostro y con una mano toma su mejilla y besa sus labios suavemente, es tanta la emoción que siente dentro de su pecho al volver a sentir sus besos y tanto el deseo de ser suya otra vez que sin poder controlarse el beso se vuelve más hambriento, pero Daenys la detiene rápidamente.

- Tranquila pequeño dragón, nuestro hijo está en el medio. - los ojos de Rhaenyra ahora se abren pero del susto, había olvidado que su bebé estaba recostado sobre el pecho de su esposa, su cara se tan roja como un tomate y se esconde el cuello de la princesa menor, provocando su risa. Daenys se ríe a carcajadas de esposa.

- Esta noche te hago mía pequeño dragón. - le susurra en el oído provocando un jadeo en Rhaenyra. Después de eso amabas se levantan y se preparan para ir a desayunar junto a los niños, Daenys va caminando con Leonidas en brazos y jugando con él Rhaenyra la mira embobada con una sonrisa.

Cuando terminan de desayunar Daenys ve a Asha entrar al salón y hacer una seña con la cabeza, le entrega el bebé a Elinda y se acerca a Rhaenyra.

- Me tengo que ir pequeño dragón, pero estaré aquí para la cena, quiero que comas, nada de saltarte alguna comida, por qué si lo haces me voy a enterar. - le dice tomando su rostro con suavidad para que la mire a ella y no a la Greyjoy.

- ¿Te vas a ir con ella todo el día? - le pregunta Rhaenyra sintiendo tristeza y enojo dentro suyo.

- Tengo unos asuntos que resolver y Asha es mi consejera naval además de mi amiga. - le explica

- Tú amante, querrás decir. - le dice con resentimiento Rhaenyra, Daenys la abraza y besa su cabeza.

- Deja esas sospechas de lado Rhaenyra, la única infiel en esta relación fuiste vos. Yo no pago con la misma moneda, siempre fui tuya y lo sigo siendo. Desde que me obligaste a este compromiso fuiste la única mujer con la que estuve. Asha es mi consejera y amiga, punto final. No quiero discutir por este tema. - le dice besando su cabello. Se separa de ella para ver sus ojos pero Rhaenyra no la mira.

- Mírame pequeño dragón- le susurra y así lo hace, sus ojos están cristalizados por las ganas de llorar que tiene. - No llores, volveré para la cena, confía en mí ¿Podes hacer eso? - Rhaenyra asiente con la cabeza y vuelve a abrazarla con más fuerza que antes. Daenys se separa de ella y dejando un suave beso en sus labios se marcha.

Una vez que están fueran del castillo y se aseguran que no hay nadie en el camino Daenys rompe el silencio.

- ¿Hiciste lo que te pedí? - le pregunta, Asha la mira con una sonrisa divertida.

- Esta hecho querida, tal como lo pediste. ¿Te arreglaste con tú esposa? - le pregunta divertida.

- No, pero se vienen momentos difíciles. Yo la amo, y me dolió mucho su traición, Leonidas no es culpable de sus pecados y no voy a tratarlo como ella nos trató a mis hermanos y a mi, no quiero que sufra el desprecio que nosotros sufrimos. Y para eso debo reconciliarme con ella y olvidar el pasado. - le responde la princesa.

- La verdad que para ser una loca maniática, tenes buen corazón. - le dice la Greyjoy con una sonrisa de lado. - Ahí está tú hombre - le señala con la cabeza mostrando al hombre encapuchado cerca de ellas.

- ¿Esta todo listo? - le pregunta Daenys una vez que están a su lado.

- Todo listo, ellos caerán en la trampa - le informa el desconocido.

- Perfecto, que comienza el juego. - dice la princesa mirando el mar.

La danza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora