capitulo 1

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     Leanor había muerto asesinado por su supuesto amante, días después del funeral de su hermana mayor Laena. La casa Velaryon estaba desvastada, perdieron a sus dos hijos en menos de una semana.

     Para la princesa Rhaenyra, vuida de Leanor y madre de sus tres hijos, esto era más que una tragedia, había perdido, no solo a su esposo y padre de sus hijos, sino que un gran amigo y guardián. Ahora se encontraba sola a merced de su madrastra, Alicent Hightower, y su padre Otto Hightower, quien también es la Mano del Rey. Éstos individuos intentaban destituirla de su derecho al trono y poner a su medio hermano, Aegon Targaryen en su lugar. Así que tenía que pensar muy bien que haría de ahora en adelante.

     Una noche mientras veía a sus hijos dormir, pensaba que sería de ellos ahora. Esos niños de cabello castaño oscuro y ojos marrones eran la luz de su vida, el aire que respiraba. Los comparaba con todos sus medios hermanos, lo diferentes que eran. Sus hijos eran dulces y amables, sus medios hermanos, bueno, uno era un borracho, mal portado, el otro un chiquillo envidioso, el más pequeño no estaba presente, pues era pupilo en Antigua. Sus medias hermanas eran otra cosa, la mayor, hermana melliza de Aegon, era una chica amable y bien portada, todo lo contrario a su hermano, la más chica era un fantasma, casi no se sentía su presencia. Al pensar en sus medios hermanos, se dio cuenta de lo diferentes que son tratados, pues Daenys la mayor de todos, era tratada con mucha delicadeza, su madre siempre la complacía y protegía, a Aegon lo trataba mal, incluso lo golpeaba, Aemond también era chico mimado y mal criado, Heleana era tratada con dulzura, pero no de la misma forma que Daenys. Le pareció extraño eso, y ahí fue donde una idea vino a su mente, la única forma de frenar a Alicent y su padre, era sacándole lo que más amaba y eso era su hija mayor. Esa niña era el tesoro de Alicent y si ella la tenía en su poder, la reina no haría nada en su contra por miedo de que su adorada hija sufriera las consecuencias.

     A la mañana siguiente se dirigió a los aposentos de su padre, el rey Viserys para poder llevar a cabo su plan.

     - Padre, buenos días. - dice al entrar.

     - Hija mía, ¿cómo estás? - le pregunta con una sonrisa el rey.

     - Bien padre, ¿y tú?

     - Bien bien.

     - Padre tengo una solicitud. Me eh dado cuenta que la enemistad entre su esposa y yo, es ya demaciado grande y eso está afectando no solo a mis hijos, sino también a mis medios hermanos.

     - Eso es cierto hija mía. ¿Tenes algo en mente, para evitar que siga escalando?

     - Lo tengo padre. Pero no se si será aceptado.

     - ¿y qué es hija mía?

     - Casarme con algunos de ellos.

     - Casarte tan rápido sería contraproducente. Pero temo por todos ustedes, por la destrucción de la familia y tú futuro reinado. ¿Con cuál de tus hermanos te casarías?

     - No sería un hermano, si no una hermana.

     - ¿cómo que una hermana?

     - Si padre, si me caso con una de mis hermanas, la corte no me exigiría a esta edad otro hijo, para seguir humillando y denigrando a Jacaerys. Sin ese peso el matrimonio sería más ameno para las dos y sin la presión de los nobles, queriendonos controlar la vida. Y al ser mi hermana la familia estaría unida.

     - Si, tenes razón. ¿En qué hermana pensabas?

     - Quiero casarme con Daenys, ella es la mayor y comprende mejor estas cosas.

     - Si, es una buena elección. Además la salud de Daenys es delicada, Alicent rechazo todas las pedidas de mano de los nobles, por esta razón. Ella podría morir en su noche de bodas, y si se casa contigo estará a salvo y libre de todo pretendiente. Necesito que pases unas lunas en Dragonstone, haciendo luto por la muerte de tú marido y cuando llegue el momento yo te llamaré y anunciaré su compromiso, como idea mía. Así ningún noble dirá nada en tú contra.

La danza del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora