Chispa de Esperanza

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Frase del capitulo: Los monstruos mas temibles se esconden en nuestras almas -Edgar Allan Poe.

Cuando los días son fríos.

El café estaba demasiado amargo. Eso era todo al respecto pensó frunciendo de manera ligera el ceño para si. La bebida era mejor en tiempos cuando no estaba todo de gris, cuando el imperio londinense era mas fuerte.

Sin embargo apuro la taza sin hacer ninguna mueca. Los platos y vasos a su alrededor tintinearon mientras la gente apuraba la comida antes del horario de clases.

Hans Flare era un niño de ojos onix y un porte relajado, pero extrañamente elegante entre los otros alumnos de su misma edad.

A diferencia de la forma descuidada o tensionada que podian mostrar los jovenes apenas entrados al territorio cercano de la pubertad sus musculos faciales estaban decididamente mas sueltos y sus ojos no eran tan abiertamente inquisitivos o alborozados. De hecho, no parecia un muchacho de once años.

La vida había sido dura con el, pobre niño, decían muchos. Ser abandonado por sus padres a tan corta edad y la muerte de uno de sus compañeros de cuarto... Debió haber sido traumatizante.

- Te lo digo Layla, es como si la miseria le persiguiera a ese pobre chico -Dijo con pena la matrona mientras instaba a la cocinera para que sirviera un poco mas de lo necesario en el plato del pelinegro.

Hans no mostró más signo de haber escuchado aquello que apretar ligeramente los puños.

Miseria.

No estaban exactamente equivocados tampoco. La palabra que habían usado era clave.

Y los santos que vemos están todos hechos de oro.

El pelinegro agradecio con suavidad antes de recoger sus cubiertos. Siempre valia la pena ser amable. Nunca era aburrido escuchar.

Era temprano, no habia podido asearse a tiempo y el cabello tapaba un costado de su cara. Los labios del niño representaban una sonrisa divertida. Pero los ojos estaban algo aburridos. Era comprensible de haber estado en su lugar.

Habia visto mucho. Comprendio el significado de la magia. Comprendio a las criaturas que se suponia ningun otro podia ver. Entendio el peligro de dar el permiso verbal a alguien de entrar donde el habitaba, leyó libros dónde hablaban de grandes y terribles cosas. Creyó que fué más allá del dominio del mal al internarse en los suburbios y derribar a los que acosaban débiles en su colegio.

¿Entonces por que se sentia vacio? Cuando algunos de los chicos que vivian junto a el durante años se iban con una madre y un padre ¿Por que le dolia el pecho? Decidio que aquello era sentirse miserable.

Un día fue que las cosas cambiaron. Vio a la gente morir alrededor suyo, como ellos perdian a la luz de su vida y la vida abandonaba sus ojos. Rafagas de viento soplaban con fuerza, hombres y mujeres caian desplomados al suelo cuando les abrian la garganta en canal o un estallido salia escupido de un revolver.

 La bruma del mundo se abrió ante sus ojos, y éstos cambiaron. Los idiomas perdidos susurraron en su cabeza junto a los aún vigentes. Rojo y negro reemplazaron el simple tono oscuro.

Al final, decidió.

Comprendió los hilos plateados de las emociones y los pensamientos que giraban en forma desenvuelta alrededor de la gente. Las voces de idiomas perdidos murmuraron de forma seductora y cruel, tan cruel, en su oido.

– Sharingan –

Una cosa inintelegible para un inglés. Algo que parecía carecer de significado. Pero fue la palabra que cambió por completo su mundo.

Sharingan: El Poder del CaleidoscopioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora