Dias del Presente Pasado

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Fortaleza de Nurmengard, Austria, Europa.

Un hombre se sentó reflexivo en la silla mas incomoda en la cual ninguno cercano o igual a su poder se habia sentado jamás. Había sido transfigurada del polvo negro del Inframundo hacia décadas, tiempos de luz y oscuridad. 

Fue un ejercicio inútil, sin sentido: Sabía bien lo que habia ocurrido sin necesidad de volver a repasarlo. Pero en aquel momento había un extraño acorde que resonaba en su inconsciente.

Era amargo, más, estridente y hasta incluso glorioso. El grito silencioso de un hombre que no se atrevía a soltar aquello que había sido una vez.

A pesar de su vejez, su estado vencido de que, se suponía, jamás volvería a realizar los hechizos de antaño nunca se había sentido tan vivo. Había una especie de unidad que sentía con todo lo que le rodeaba. Sabía por qué era, la campana de la tarde había tocado. El solsticio estaba cerca.

Un suspiro escapó de los labios rasposos, del hombre que se sentaba ahora en aquel extraño espacio de perdida.

Hubo principios, viejos y antiguos principios, aquellos que alimentaron las mentes de las viejas generaciones antes del Duelo. Principios, los cuales fueron aplastados, adaptados o conservados.

Todo dió inicio con un sueño de colegiales: la búsqueda de las Reliquias. El Bien Mayor, tal como lo habian llamado. Revivir la sociedad magica a sus tiempos antiguos. Eran jovenes, estaban locos, estaban enfermos. Y aun entonces el seguia enfermo con el viejo ideal.

La voz del hombre que empuñaba el orden, que protegía el fuego, resono en su mente una vez más. Y el sudor frío bajó por su frente cuando la vida volvió a pasar ante sus propios ojos. Entonces se dejó llevar por los recuerdos, se sintió arrastrado por milésima vez por sus ensoñaciones.

Noto las llamadas del Fénix, el canto y el elegante movimiento de las alas llameantes, el tiempo deteniéndose.

La Serpiente Emplumada siseo envuelta alrededor de su Obra Magna, los rayos crepusculares tiñendo el cielo en diversos matices. Percibió el llamado de los tambores, el toque de finalidad antes de que el verdadero cambio diera inicio.

Recordó las figuras de aquellos verdaderamente fuertes, verdaderamente reales en los esquemas del viejo mundo. Y Albus era en ese momento uno de ellos.

Ante los diversos peligros que el mundo siempre enfrentaba y los poderes nuevos que se alzaban a lo largo de las eras permaneció inamovible. Cuando las nubes de tormenta se formaron en el horizonte fue el que funciono como la persona que siempre hacia retroceder al huracán.

El Poder se desaceleró y se detuvo, detonando a través del mundo, pero no logró penetrar el muro de pura Humanidad que Albus planteó con solo su mano extendida, jamás lo hizo (El era Albus Dumbledore, la estrella del siglo) y hubo un momento de silencio.

Un duelo de décadas pasadas llegó a la memoria del antiguo Lord Oscuro. Inhalo, sintiendo por un segundo el humo picando en su garganta y sintiendo el tiritar de su piel con cada relampago destellante.

Gritos y canticos como los que exudaban sus seguidores y los de la ICW, el conteo entre cada latido que significaba una nueva muerte. Recordo, las agujas del tiempo acelerandose para llegar a aquel instante de oro.

La Varita de Sauco chillo, siendo arrebatada de la mano de su amo, las llamas lo empujaron hacia atras. Recordó el dolor en la parte posterior de su cuello y el grito ahogado de la multitud. Algo se rompió en ese momento, como cristal frente a la llamarada, cual casa ante la llegada del huracán.

Los pasos resonaron.

Las palabras de Dumbledore fueron concisas, firmes. Dignas de uno de los seres más nobles del mundo.

"Los pasillos de tu más grande fortaleza seran tu más poderosa prisión, tus propios encantamientos y barreras en cada ladrillo te mantendrán atado. Es allí donde cumpliras condena hasta el día de tu muerte, despojado de cualquier forma mayor de magia, hasta que la próxima gran aventura llame a tu puerta... Todo lo que puedo esperar es que el tiempo te haga ver el error en tus caminos despreciables".

Sus dientes se hundieron en el labio inferior y se permitio, obligo, a despertar una vez mas del ensueño. Una gota de sangre roja con un toque oscuro, la Vieja Sangre, se deslizo por su barbilla. Era extrañamente amarga.

Su cuerpo se estremecio contra la dura tierra mientras observaba los terrenos frente a la fortaleza. Una vez fueron el orgullo magico y tecnologico del momento. Luego todo ese espacio en Austria fue devuelto a la Edad de Piedra.

Se permitió perderse por un momento en el espacio terrenal y el frío pristino de lo que quedaba en una copa de vino. Inhaló, exhaló. El olor del alcohol inundó por un breve momento sus fosas nasales con toda la fuerza que podría abarcar aquel Malbec argentino. Cosecha de 1888, valía la pena.

Se dió cuenta con el ceño fruncido de que había ya perdido el hilo de noches y días hacía mucho. Vivía en el pasado, el era el Pasado. 

Su tiempo habia pasado. El Crepusculo le llamaba, susurrante, implorante. La Vieja Sangre era antigua, era vieja, pero servia para los propositos del nuevo siglo. El legado de Allistein Lod y Edmund Arkenstone se habia perdido con el como el ultimo de todos sus poderosos descendientes.

Hubo un destello de culpa en el rostro curtido por la emoción de mil y un combates. Por lo que habia podido, y sin embargo, no fue. Por lo que le habia costado encontrar en si mismo.

Gellert Grindelwald suspiró de forma desapasionada en el mismo momento en que su cena era traida por uno de sus carceleros a su celda de lujo. Incluso a pesar de su extrema reclusión eran más de siete hombres los que entraban a la vez en cada ocasión, por si intentaba hacer alguna estratagema. Pero a los ojos del mundo era innecesario, a pesar de los relatos de antaño, era un hombre ya vencido.

 Su vida no había terminado, pero su historia se había acabado. Solo seria un medio para un fin, la libertad ya no existia.

Queria cambiar eso. Buscaba que el viejo bronce se enhiestara como punta de lanza, que le limpiaran las banderas de los viejos ideales.

Los ojos brillaron con ligereza antes de que las puertas se abrieran, los rostros familiares de los guardias se asomaron sin preocupaciones. El viejo se levanto de su asiento con la pose elegante que esgrimiera alguna vez en sus años mas mozos. 

El aire se agitó. Su cuello se calento con el calor que años atras había perdido. Y la fina linea de labios apretados se distanció abriendose para exhalar un sonido al mundo. Cuatro palabras coronaron el inicio de la historia.

- Por el Bien Mayor -

Nota de Autor: Me pregunto honestamente si se lo esperaban, la aparicion del Gellert Grindelwald, en esta ocasión en que vuelvo a escribir. Realmente no puedo evitar que me asalte la curiosidad.

Pero bien, maquina avante. Viento en popa y proa al norte. No debo descuidar a mis lectores por mis pensamientos sin importancia, despues de todo, no soy solo yo quien hace a la historia. Este enfoque diferente nace con ustedes como objetivo y nadie mas. Aunque pobre en el número de palabras (1015) es un prólogo, una cosa que puede darles una idea acerca del estilo de escritura para la historia que se viene.

edit: 23/9/2022 1240 palabras.

Siempre pido sugerencias, ya sea para esta historia o para que pueda armar otra. Y esta la excepcion no es. Cualquier contribución se agradece de antemano.

Siempre de ustedes, ValenTino85K~

Sharingan: El Poder del CaleidoscopioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora