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Mateo

Después de que Nicole se durmió volví con los chicos.

Íbamos a dormir todos en el living  pero con lo borracha que estaba mejor la dejé en su habitación.

—Matu, ¿Donde estabas?—Pregunto Malu.

—Estaba en la cocina respondiendo unos mensajes—Menti, no tenía ganas de que me empiecen a preguntar por Nicole.

—¿Y la enana? ¿Donde esta?—Pregunto Tiago y con emi nos miramos.

—La dejé en su habitación porque está muy borracha —Respondio emi y después me giño el ojo.

Yo sonreí inconscientemente y lit se dio cuenta.

—¿Y esa sonrisa rayo?

—¿Cual?

—la que hiciste cuando nombraron a la enana.

—Estas flasheando amigo.

El levanto las manos en señal de rendición y yo me acosté.

Di vueltas pero no me pude dormir.

Así que decidí salir a tomar aire.

Me senté afuera en el pasto y me quedé mirando el cielo.

Nesecitaba pensar.

Estuve unos minutos en paz hasta que apareció Malu.

—Aca estás.

—Si, nesecito pensar.

—¿Me puedo quedar?

Yo solamente me encogí de hombros y ella se sentó a mí lado.

Estuve en silencio hasta que ella hablo.

—¿En qué pensas?—Pregunto y yo no respondí.

—¿En ella?—Pregunto al ver qué miraba el tatuaje y sonreía.

—Si, hace mucho que no la veía, es raro.

—¿Todavia te gusta?

Nosé, ¿Que siento por ella?

—No, obvio que no.

—Mateo, por favor, cualquier persona se da cuenta, la miras como si fuera la única chica en el mundo.

—Es la única en mí mundo—Pense pero no lo dije.

—Nesecito que me respondas algo.

—Si, ¿Que cosa?

—¿Me querés?

—Si obvio, sos mí amiga.

—No, de esa manera.

—No, yo te quiero pero como amiga, yo creo que todavía siento algo por ella, pensé que no, pero ahora la vuelvo a ver y me acuerdo de todo lo lindo que pasamos, también siento la nesecidad de estar cerca de ella, más con lo que pasó ahora, me dan ganas de nosé no me des bola.

—¿Estabas con ella hace un rato? ¿No?

—Si, está muy borracha y la lleve a su habitación.

—¿Solo eso?

—Bueno, me quedé con ella hasta que se durmió, y le cante una canción para que se duerma.

Me gire y vi los ojos de Malu llorosos.

Yo a ella la quería muchísimo pero como amiga.

—Ey, perdón.

—No tranquilo, entiendo.

Solo por vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora