09

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Me desperté y seguía acostada sobre el pecho de Mateo, el cual seguía dormido.

Se veía muy lindo durmiendo, siempre me gusto verlo así en paz.

Por un momento me sentí como si el tiempo no hubiera pasado, no para nosotros.

Al verlo durmiendo decidí volver a dormir.

Me acomode en su pecho y volví a dormir.

Me volví a despertar y vi que Mateo estaba despierto.

Vi la posición en la que estábamos y parecíamos novios.

El me tenía agarrada de la cintura, yo sobre su pecho y mí boca a centímetros de la suya.

Me moví y el se dio cuenta de que estaba despierta.

—Buen día —Saludo.

—Hola.

—¿Te sentís mejor?

—Si, Gracias.

—¿Por qué gracias?

—Por preocuparte por mí, y por ayudarme a que me deje de doler.

—Yo siempre me voy a preocupar por vos, estemos juntos o no, "siempre vas a tener un soldado, pase lo que pase"

—Amo esa cancion—Dije sonriéndole.

—Si, a mí también me gusta.

En ese momento sonó mi celular.

Emi: la puerta está abierta, cuando quieran pueden salir.

—Emilia dice que la puerta está abierta.

—¿Vamos?

—Si, obvio.

Nos levantamos de la cama y salimos de la habitación.

—Hola amiga —Dijo Emi.

—Vos y yo vamos a hablar.

—Yo me voy, chao—Dijo Mateo y después beso mí mejilla.

—Chau Matu.

Mateo se fue y los presentes me miraron.

—Ya me explican.

—Era para que pudieran charlar de lo que pasó entre ustedes.

—No era necesario que hagan eso.

—Perdón, Nicki —Dijo Tini.

—Esta bien.

—¿Y que paso con trueno?

—Nada.

—¿Segura?

—Si Gonza, no paso nada.

—Ah mira vos, está foto no dice lo mismo—Dijo y me mostró una foto en la que estábamos durmiendo abrazados.

—Ahora contamos enana.

—Bueno, hablamos y decidimos quedar con amigos, y no paso nada más.

—Bueno, por lo menos solucionaron la cosas.

—Si y después dormimos así porque me sentía mal y el abrazo entonces por eso estábamos así.

—Ay es más tierno el truenin—Dijo Mari.

Yo sonreí y asentí.

Lo era, el era la persona más amorosa que conozco.

Sonreí inconscientemente y los chicos me miraron.

—Uy me parece que alguien se enamoró otra vez—Dijo duko.

—Callate Mauro, aunque puede ser—Dije y sentí el calor subir por mis mejillas.

Solo por vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora