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Terminamos durmiendo con su mano en mí abdomen y mí espalda pegada a su torso.

Después de unas horas me desperté y mateo no estaba.

Me levanté y lo vi en la cocina.

Miento si digo que no me dio emoción verlo que estaba comiendo.

—Hola.

El se dio la vuelta y esbozó una pequeña sonrisa.

—Hola.

—¿Y eso?

—Me dio hambre.

Yo asentí sonriente y me senté frente a el.

El me ofreció de sus tostadas pero me negué.

Estaba un poco enferma por lo que no tenía hambre.

—¿Te sentís mejor?

—Si gracias, igual creo que me voy a tomar una pastilla.

—¿Para la gripe?

Asentí y el se levantó y volvio con la pastilla y un vaso de agua.

—Gracias amo—Me quedé en silencio.—Matu—Corregi.

—¿Que?

—Que gracias.

—Si eso escuché, ¿Cómo me dijiste?

—Matu, ¿Por?

—Nicki, no soy sordo.

—Bueno, me equivoque, ya esta—Dije poniéndome roja.

El sonrió y vi que contenía la risa.

—Reite dale.

El estallo en una carcajada y yo lo mire bastante contenta, hacia mucho que no lo veía reír así.

El noto que lo miraba y hablo.

—¿Que tengo?

—Nada, pero me pone muy contenta verte sonreír, de verdad.

—Se que estas semanas fui un zombi, pero....

—Ey, entiendo, no creo que sea fácil pasar por lo que vos pasas, y y te entiendo, entiendo el dolor que sentís, esa punzada en el pecho cuando algo duele mucho, así que no tenes que decir nada, lo entiendo y eras un zombi muy lindo.

—¿Muy que?

—¿Enserio solamente a eso le diste bola?

El soltó una risita y negó.

—No, pero es lo que más destaco, por así decirlo.

Yo negué y le sonreí.

—Dale, ¿Muy que?

—Muy.... Cariñoso.

—Eh, no, repetí lo que había dicho primero.

—¿Para que? Ya escuchaste.

—Lo quiero escuchar otra vez.

—Sos como un nene.

—Ya se, dale decime.

—Muy pesado —Dije riendo—Mentira, muy lindo—Corregi y el sonrió.

Su sonrisa era hermosa.

—¿Entonces soy lindo?

—Ya sabes la respuesta.

—No me acuerdo, ¿Me lo repetis?

—Si, sos muy lindo, por algo en algún momento me enamoré de vos, a demás de lo que sos como persona.

Solo por vosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora