Sangre Black// Jegulus/Wolfstar

31

Remus camina junto a Cissy, Andy le arrebató a Sirius.

-¡Papá! quiero ir ahí- señala Andromeda, Lyall asiente.

Los cinco entran en la tienda de ropa.

-Sirius, ¿crees que esta falda me quede bien?- pregunta Cissy. Las hermanas Lupin están encantadas con Sirius.

-Sí, pero yo buscaría un verde oscuro.

-¿Esta chaqueta de cuero o esta?- pregunta Andy.

Remus se sienta junto a Lyall en un sillón de la tienda.

-Que aburrido- se queja.  Cuando se compra ropa se compra para todo el año para no pasar mucho por esto.

-Acostúmbrate, si te casas con un Black te convertirás en perchero- señala divertido.

-Lyall, amor. Tenme esto- lo llama Cygnus.

-¿Ves?

Remus niega con la cabeza divertido.

-Sirius es increíble- exclama Narcissa, rato después, sentándose a su lado- ¿puedo ser la madrina de su boda?

-Cissy, no salimos.

-Sé lo mucho que lo amas, Remus. ¿Por qué no te das una oportunidad de ser feliz?

-Me da miedo su rechazo.

-¿Hablas del pelinegro ese que te mira como los poetas miran a la luna?

-No, hablo de Sirius.

-Y James es el miope...

-¡Oye!

-Hablo en serio, le gustas y te gusta. Sincérate.

-Arruinaría nuestra amistad, Narcissa.

-Pero podrías ganar un novio.

-Somos primos.

-Esa excusa no va con nuestra familia.

Remus tuerce la boca, está confundido. Salen de ahí rato después.

Lyall compra un helado para cada uno y pasean por el parque.

-¿Crees realmente que le gusto?- cuestiona Remus  a su hermana menor.

-Hagamos una prueba- tira de la mano de Remus y lo lleva junto a Sirius- Sirius, ¿qué te gusta de Remus?

El pelinegro baja la cabeza, sonrojado.

-No hagas esto, Cissy...

-¿Que no me gusta de Remus?

-Entonces dirías que te gusta mi hermano- concluye Andy. Sirius asiente, rojo como un tomate.

-Y Remus ¿te gusta Sirius?

Lupin lo mira intensamente, no puede responder a eso.

-Responde.

-Sí.

-Bueno, listo- se encogen de hombros ambas hermanas y se alejan, no tanto como para no escuchar el chisme, pero si lo suficiente para que los chicos hablen. No sin antes arrebatar ambos helados a los mayores.

Ambos se miran a los ojos, sin poder decir más.

Pero sus miradas lo dicen todo.