09: La nueva recompensa.

473 53 28
                                    

Mis heridas fueron sanando con el paso del tiempo y pude dejar de usar las vendas, así que estaba listo para retomar mi entrenamiento.

Concentraba mi mente en dos cosas: la necesidad de volverme fuerte para proteger a los que amo, a mis amigas, a mis amigos, a mis alfas... Y también en la fuerza que demostré tener en mi celo; esa sensación de desespero, agresivo y violento, me servía de impulso para hacer una repetición extra de todos los ejercicios.

Zoro estaba orgulloso de mí, palmeaba mi cabeza y revolvía mi pelo cuando terminábamos mientras yo batallaba por recuperar el aire en mis pulmones, se reía de mi cansancio y después, para cerrar con broche de oro, como si fuese una recompensa por mi esfuerzo, nos desarmábamos en una sesión de mimos y charlas. 

Era extraño verlo cariñoso, pero me gustaba. De hecho, me hacía sentir privilegiado. Era la única persona del barco que lo había visto así de entregado al cariño, incluso le gustaba marcarme con sus feromonas, impregnándome en su aroma. Como sabía que nadie nos estaba viendo, porque nadie nunca se atrevía a interrumpir el entrenamiento de Zoro, me repartía besitos por el rostro y secaba mi sudor con caricias disimuladas. Toqueteaba mi cuerpo un poco de más con la excusa de estar mejorando mis posiciones. Era como una coreografía seductora y confidente que hacíamos todas las tardes y, aunque me apenaba un poco admitirlo, me motivaba para seguir exigiéndome a pesar del agotamiento.

Las semanas pasaron y estábamos prontos a tocar tierra, ya habíamos entrado al círculo climático caluroso de alguna isla y esa tarde, luego de la sesión de entrenamientos y mimitos, estaba en la cubierta del barco, luciendo unas ropas cortas y bebiendo el fresco aperitivo que Sanji, a mi lado ahora, había preparado para mí, junto con unas galletas de limón.

— Pfff, qué calor insoportable... —me quejé, interrumpiendo el descanso de mi amigo. 

Le dio una calada profunda a su cigarro antes de responder con una sonrisa coqueta.

— Sí... Quizá es porque tienes mucha ropa, precioso. —Me dijo mirándome intensamente mientras inclinaba su cuerpo en mi dirección y servía más en mi vaso casi vacío.

Me quité mis lentes de sol y levanté una ceja con una sonrisa. Me divertía jugar un poco con él. A veces su coqueteo se sentía caliente en mi vientre y mi gamma ronroneaba deseoso. 

— Mmh, ¿Eso crees? Debería quitarme la remera entonces... 

Chopper vino corriendo hacia mí, con una expresión mortificada que interrumpió nuestro sexy momento, poniéndonos alerta a ambos.

— ¡Usopp! Mira, no sé cómo pudo haber sucedido, pero mis cartas se filtraron... O algo así, y, ten, mira. — Su voz apresurada se pisaba y se entendía su nerviosismo cuando me extendió un periódico. 

Allí estaba un anuncio con una nueva recompensa para mí.

Mi foto había cambiado, no sé cómo, pero consiguieron una foto mía en medio de un entrenamiento. Se me veía cansado, en una pose extraña en la que se notaba bastante mi cambio físico. El texto rezaba: "Solo vivo... Usopp, el gamma de los Sombrero de Paja... 220.000.000 de berries."

Mi corazón se detuvo al leer eso y se apoderaron de mí unas violentas ganas de llorar, sentía que se me bajaba la presión y di una gran bocanada de aire profunda para intentar calmarme. No era el momento de entrar en pánico pues, acompañando mi nueva recompensa, había una nota sobre mi nueva naturaleza.

"El tirador de los Sombrero de Paja se revela como gamma... Exótico y novedoso... Aparentemente, aún pertenece a la tripulación de Monkey D. Luffy... Avances médicos en el área de género... Valioso sujeto de prueba para la marina... Aumento de recompensa..."

El gran guerrero del mar. (Usopp x All)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora