El gran guerrero del mar. (Usopp x All)

Final: Autobiografía.

Las horas pasaban lentas pero yo estaba más que contento. Era cansador estar acostado todo el día, se me resentía el cuerpo por la posición, pero Sanji reposaba a mi lado aún y nos entreteníamos con conversaciones animadas, historias, o lo que fuese. Solo con mirarlo me alcanzaba; como quien aprecia los cuadros de una galería, había mil detalles en los cuales podía reparar.

Luffy y Zoro también estaban muy presentes en mi día a día. Logré darme cuenta que ahora estaban menos reacios a la idea de "compartirme" aunque había un poco de asperezas en el ambiente cuando Zoro se ponía cariñoso conmigo. Sanji no lo toleraba muy bien. Pero a mi me alegraba el alma, y eso era lo que necesitaba para que este bebé creciera fuerte y sano.

El embarazo me consumía mucha energía y era muy arriesgado para el estado tan vulnerable de mi cuerpo, así que Chopper procura cuidarme con mucha atención. Es un gran doctor y un excelente amigo al cual le debo la vida y la felicidad.

Sanji aún dormía, era su primera noche sin las vendas cubriendo su espalda así que apenas dormité muy poco por estarlo vigilando, cuando Robin entró a la enfermería; en sus manos traía una buena taza de café y una libreta cosida con hilo de ropa y con tapas de madera, con un lápiz.

Era tan sigilosa como el baile que hace una pluma cuando cae lenta por los aires, y traía una brillante sonrisa en el rostro fresco. Solo ella podía estar así de despierta a estas horas de la mañana.

Resulta que a Robin le gustan mucho los niños y es una de las más entusiasmadas con la idea de un bebé en el barco. Su presencia maternal conseguía relajarme siempre y calma mis nervios y dolores.

Los abrazos de Robin se sentían tan confortantes que a veces me daban ganas de llorar como un nene pequeño. Cuando eso pasaba, ella pedía que no me reprimiera y así podíamos permanecer durante el tiempo que yo necesitara, ella susurraría que todo estaría bien mientras acaricia mi cabello y me calma. Su voz es tan cálida y tan dulce que me hace acordar inevitablemente a mi madre y me pregunto si yo podré ser así para mi bebé.

Quiero estar para él, mi pequeño niño. Quiero verlo crecer, jugar, equivocarse y cumplir sus metas. Darle todo lo que Sanji y yo no tuvimos y convertirnos en la familia que el Usopp de diez años deseaba tener, porque mi niño se lo merece y nosotros dos también.

Despierto en mis alfas una necesidad de protección que tiene a todo el barco en vela. Intentamos evitar detenernos en islas desconocidas porque podrían ser peligrosas, pareciera que todos mis amigos me están sobreprotegiendo y, a pesar de que me da vergüenza, me hace sentir tan amado.

Robin me entrega la taza y abre un poco la ventana. Sanji sigue roncando.

- Usopp, buenos días... ¿Has dormido bien? - Con la noticia y lo acontecido ella ha transformado su formalidad al hablarme en un mero recuerdo. Ahora la siento más cercana a mí.

- Buenos días, Robin... Apenas pude pegar el ojo, pero estoy bien. - Sorbí el café y deseé con fuerza acompañarlo con unas galletas de chocolate, sentía que me faltaba glucosa pero, por el momento me reprimí el antojo.

- Deberías descansar más... - Su reprimenda me divertía pues su voz sonaba con una suavidad forzada, era su rostro el que revelaba que le molestaba que no durmiera. Se preocupaba mucho por mí. - Te tengo un pequeño obsequio, no se me dan mucho las manualidades pero te encuaderné una libreta para que puedas entretenerte mientras guardas reposo... Pensé que podrías escribir alguna de esas historias que te gusta contar. - Su regaló me había conmovido. No sé si lloro por el desequilibrio hormonal, por su expresión avergonzada, o porque realmente quiero galletas de chocolate.

El cuaderno tenía tapas de madera fina, agujereadas y atadas a un puñado grande de hojas cortadas a mano con varias trazas de hilo negro de ropa. Las hojas tenían distintas tonalidades de blanco y medían ligeramente diferentes entre sí. Estoy seguro que para conseguir todo este papel en blanco tuvo que cercenar las hojas vacías de todos sus libros. Lloré al imaginarla hacer eso.