El gran guerrero del mar. (Usopp x All)

23: ¿Por qué?

TW: Este capítulo puede contener escenas de trauma y violencia explícita.

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Sus ojos malditos me paralizaron porque me miraban con tanta seguridad. 

Aquella mirada me aseguraba que iba a destruirme. 

Sentí el temblor y el frío invadirme entero, como una señal de peligro que no podía ignorar. Tragué saliva con dureza, mis manos temblaban sobre el cañón y mis ojos se nublaban en estrés, me eché hacia atrás, listo para salir corriendo. 

Pensé que lo había matado, que lo había eliminado. Pero ahí estaba de pie, firme y violento, supurando aquella desagradable aura que me agigantaba mis náuseas y erizaba mi piel en miedo. 

Me sentí indefenso y mi cuerpo no obedeció mis ordenes.

Haz algo, lucha, muévete, ¡Algo!

El Sunny fue invadido, ellos eran muchos, fue inevitable, supongo. Mis compañeros luchaban con vehemencia, desplegando sus habilidades con una confianza de la que no me siento capaz.

Todavía tengo que cubrir mi rostro para no vomitar.

Pero no puedo moverme, mis pies están clavados al suelo, mientras veo avanzar a aquel alfa hacia mí en línea recta. Con su escalofriante sonrisa bañada en amenaza.

Me mira y me jura que va a matarme.

— No tienes idea de los problemas que me causaste, mocoso... — Cuando su cuerpo alcanzó el mío, se endureció su rostro en furia. 

Tomó mi cabello en un gesto violento y sacudió mi cabeza, provocándome un grito. 

— ¡Usopp! ¡Suéltalo, maldito! — Sanji estaba golpeado, pero aún así quería llegar a mí, estiraba su mano para que yo pudiera tomarla, pero estaba lejos, casi al otro lado de la cubierta. Se quería escapar de los cinco hombres que lo atacaban, pero aún así no lo conseguía.

No solo eran fuertes, sino que eran muchos. Varios usuarios de fruta, todos con haki. Nadie podía ayudarme ahora mismo.

— ¿Qué quieres de mi? ¿No te bastó con arruinarme? — Mis palabras querían sonar contundentes, fuertes, amenazadoras. Pero apenas se escuchó como un llanto débil.

Aquel hombre respondió con una risotada que me hizo sentir humillado.

— ¿Arruinarte? ¡Tú me arruinaste a mí! Mi negocio... Mi gran imperio... ¡Todo a la basura por tú culpa, perra! — Estaba rabioso, fúrico. Temblé.

Estampó su puño contra mi rostro, sentí mi equilibrio fallar y la sangre de mi nariz deslizándose hasta mi boca. No sé si sentía dolor, estaba temblando tan violentamente que temía perder la razón y sucumbir ante un ataque de pánico. Me costaba respirar y quería llorar hasta ahogarme y morir. 

Sentía la necesidad de correr, escapar, esconderme, pero no podía hacer otra cosa que temblar como la mierda insignificante y débil que soy. Me aferré a mi vientre porque lo sentía revuelto, intenté proteger mi cuerpo con mis brazos, pero la lluvia de golpes que recibí impactaron tan rígidos contra mi piel, que caí de lleno al perder el equilibrio. Había comenzado a sangrar por el impacto.

— ¿Quién te crees que eres? ¿Un revolucionario? ¿Un guerrero? — Escupía sus preguntas con asco, me miraba desde arriba con desprecio, inundaban mis sentidos sus feromonas y sentía mi estómago desintegrarse de las náuseas. 

Estaba llorando y respirando con dificultad.

Recuerdo las veces que tuve que enfrentar solo el peligro y como, incluso en aquel entonces, siendo un hombre supuestamente beta, el miedo me había invalidado y mis fuerzas se sentían escapar.